Las playas de las Islas Baleares son lugares de ensueño, preciosos enclaves que nos regalan un día de naturaleza, brisa marina y paisajes espectaculares. Sin embargo, con los meses de verano, estos lugares tan especiales pueden convertirse en un auténtico hervidero de personas. Por ello, recorremos Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera en busca de las calas escondidas que escapan de las aglomeraciones.
Cala Figuera (Mallorca)
Aguas cristalinas, altas montañas y un extenso mar azul frente a nuestros ojos. Esto es lo que nos espera en la aislada Cala Figuera, situada en el municipio de Pollença, al norte de la isla de Mallorca. Este pequeño lugar de suelos de roca y piedra apenas cuenta con 30 metros de largo, pero su belleza es enorme. Para llegar hasta aquí tendremos que recorrer a pie un camino de unos 25 minutos desde un parking habilitado en la zona. Además, si ya nos encontramos en esta parte de la isla, recomendamos visitar el imponente faro de Formentor.
Cala Pilar (Menorca)
El camino para llegar hasta Cala Pilar, en el municipio menorquín de Ciutadella, no es corto, pero merece totalmente la pena. Este arenal de naturaleza virgen nos brinda un precioso contraste entre el mar turquesa, la arena dorada de tonos rojizos y el verdor de la vegetación que la rodea. Una caminata de casi media hora es lo que separa el parking más cercano de la cala.
Es Caló de s'Illa (Ibiza)
En la desembocadura de un pequeño torrente, en el municipio de Sant Joan de Labritja, nos topamos con Es Caló de S’illa, de tan solo 30 metros de largo. Se extiende a los pies del Puig des Guixar con un relieve abrupto y escarpado, pero también con unas aguas tranquilas que harán las delicias de todos los bañistas. Si queremos llegar hasta esta playa, tendremos que aparcar en las inmediaciones y caminar por un sendero durante 10 minutos.
Cala en Baster (Formentera)
Enormes paredes de piedra caliza protegen la pequeña Cala en Baster. Aquí los amantes del buceo y el esnórquel encontrarán su paraíso y es que sus limpias aguas están llenas de vida marina. Además, en este entorno de naturaleza salvaje destacan las cuevas que se adentran en la pared, donde antiguamente los pescadores guardaban sus barcas.
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