La iglesia vasca de Roma: tiene un frontón donde se celebraban torneos

San Carlo alle Quattro Fontane.
San Carlo alle Quattro Fontane.
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San Carlo alle Quattro Fontane.

La iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane yergue majestuosa en el centro de la ciudad de Roma, muy cerca de alguno de los monumentos más emblemáticos de la capital italiana. A pesar de ser un templo religioso poco conocido, su valor y belleza son impresionantes. Además, en su interior guarda algún que otro secreto muy llamativo, como un frontón de pelota vasca.

Una joya del barroco

Conocida también como Iglesia de San Carlino por sus pequeñas dimensiones, fue diseñada por Francesco Borromini en el siglo XVII. Este recibió el encargo por parte de los Trinitarios, concretamente de los españoles (que se habían establecido en Roma hacía poco), ya que la orden religiosa se había dividido en la rama francesa y la española.

Interior de la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane.
Interior de la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane.
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El resultado fue una impresionante obra arquitectónica, una joya del barroco. Ya desde su fachada nos sorprende gracias a su juego de concavidades y convexidades, muy novedoso para la época. Además, sobre la fuente que decora una de sus esquinas se alza el campanario.

En el interior del templo, encontramos un bonito altar mayor, dieciséis columnas corintias y una imponente cúpula, entre otros elementos. El conjunto arquitectónico se completa con la parte del convento, que cuenta con un recogido claustro de dos pisos de altura.

Claustro de la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane.
Claustro de la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane.
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Un frontón construido en los años 40

Pero más allá de su precioso diseño, este complejo arquitectónico oculta un curioso secreto en su interior. En la zona del convento encontraremos un antiguo frontón que era utilizado por los religiosos, ya que entre los Trinitarios españoles que allí vivían "muchos de ellos eran vascos, sobre todo vizcaínos", señalan desde ElCorreo. Este se construyó en los años 40 e incluso se celebraban torneos.

Y ese no es el único elemento que relaciona el templo religioso con el País Vasco, y es que el suelo de la iglesia fue restaurado en 1898 gracias a las donaciones de doña Casilda Iturrizar, una mujer bilbaína.

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