Fortificaciones históricas, frondosos paisajes naturales y la ciudad de Luxemburgo bajo nuestros pies. Esto es lo que nos brinda el Chemin de la Corniche, conocido como "el balcón más bonito de Europa". Se trata de una de las principales atracciones turísticas de Luxemburgo, un paseo por lo alto de las murallas de la nación europea que nos brinda una de las vistas más pintorescas del Viejo Continente.
Una convulsa historia
El origen del pequeño país de Luxemburgo se remonta a la Alta Edad Medi, cuando se construyó una fortificación, llamada Lucilinburhuc, en lo alto del promontorio rocoso Rocher du Bock. A partir de aquí se conformó el condado de Luxemburgo, alcanzando su máximo apogeo en 1364, cuando llegó a ocupar una superficie de más de 10.000 kilómetros cuadrados (en la actualidad apenas tiene 2.586 km²).
Por su posición estratégica, este territorio que hace frontera fue cambiando constantemente de manos, empezando por su anexión por el duque de Borgoña. Posteriormente, pasó a formar parte de los Habsburgo de España en 1555 y fue el objeto de guerras constantes entre españoles y franceses. Concretamente, en esta época fue cuando Luxemburgo se convirtió en un importante territorio fortificado, y en el siglo XVII se construyeron las murallas que a día de hoy aún se conservan en parte.
Un plan perfecto y tranquilo para hacer en Luxemburgo
El Chemin de la Corniche recorre esas murallas que antaño construyeron españoles y franceses. Y por sus espectaculares vistas, este paseo peatonal "también es llamado 'el balcón más bello de Europa', según el escritor luxemburgués Batty Weber", tal y como señalan desde Turismo de Luxemburgo. Este recorre el valle del río Alzette desde las alturas desde el promontorio de Bock hasta la parte baja de la Ciudadela del Espíritu Santo, la conocida como Rondellen.
Hasta el año 1870, la Corniche tenía unas escaleras en las partes empinadas que se nivelaron tras el desmantelamiento de la fortaleza. Además, se eliminó la mayor parte del muro protector, lo que nos permite admirar el paisaje en su plenitud: el frondoso valle, el barrio de Grund y la meseta de Rham. En definitiva, es el plan ideal si buscamos una actividad tranquila y con encanto para completar nuestra visita a Luxemburgo.
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