Lenovo ha combinado sus dos mejores líneas de producto en un híbrido que aúna la elegancia y fiabilidad de un Thinkpad y la versatilidad y el desenfado de un Yoga. El resultado es un PC diseñado para ser el compañero perfecto en un viaje de negocios, pero que también tiene el potencial de convertirse en un centro de entretenimiento, un bloc de notas o un lienzo para dar rienda suelta a la creatividad del usuario.
Su diseño es serio y discreto, algo aburrido y sin estridencias. Un portátil fino, gris que combina líneas rectas y alguna curva. En todo momento predomina el gris, ese gris que te dice "es momento de trabajar", con algún puntito rojo que desafía su monotonía: en el Trackpoint -un curioso ratón marca de la casa y muy cómodo y preciso cuando te acostumbras a él- y en el logotipo de la tapa que ilumina la ‘i’ indicando el estado del PC y señalando orgulloso: "Mira como molo". El teclado es cómodo, efectivo y con las teclas justas y necesarias. El ‘trackpad’ preciso y amplio, pero no gigante, de los de la vieja escuela.
En los laterales se despliega un buen número de conexiones. Dos USB-C Thunderbolt 4, con todo su potencial latente por si alguna vez el usuario se anima a hacer uso de su supervelocidad. Dos USB 3.2 de los de toda la vida, porque todavía tenemos muchos ‘gadgets’ amigos de esta conexión. Un HDMI 2.0, la manera más cómoda y universal de conectar una pantalla sin necesidad de un ‘dongle’. Y por último, si tenemos el modelo con 5G, una ranura para la SIM para estar siempre conectados. Se echa en falta, como en tantos otros portátiles, la ranura para tarjetas de memoria, pero en general va bien servido de conexiones.
En su interior late un Intel de 12ª generación, existen configuraciones con i5 o i7, con 16 o 32 GB de RAM LPDDR 5 y la gráfica es siempre un Intel Iris XE. Estos parámetros convierten al Thinkpad X1 Yoga en una auténtica bestia para el trabajo del día a día. Es un ordenador rápido y capaz de ejecutar varias tareas al mismo tiempo sin despeinarse. Decenas de pestañas de Chrome, varios programas y ‘apps’ abiertas al mismo tiempo… Este pequeñín no se queja de nada. No, hasta que le pedimos algo en el apartado gráfico, entonces es cuando sus ventiladores empiezan a girar y el calor comienza a subir. Este Lenovo no está pensado para jugar o editar vídeo. Aunque puede hacer ambas cosas.
Su pantalla giratoria es otro de sus puntos fuertes. Existe un modelo con panel WQUXGA OLED, pero el que hemos probado es el más modesto Full HD multitáctil con tecnología IPS. Una pantalla IPS de 14 pulgadas mate que se ve a las mil maravillas y cuya respuesta táctil es tan buena como útil. La bisagra gira 360 grados y es muy sólida, permitiendo poner el Yoga en múltiples posiciones de forma sencilla. Además, este Yoga tiene integrado en el propio chasis un lapicero de pequeñas dimensiones con el que el usuario podrá escribir, firmar o dibujar a su antojo. Ni su tamaño, sensibilidad o ergonomía son las mejores del mercado, pero es un acierto que al introducirse en el cuerpo del propio ordenador esté siempre disponible y sea más difícil perderlo.
Mención aparte merecen las cámaras de este Thinkpad. No por su calidad para las videoconferencias, que es buena, sino por incluir una opción con sensores IR para la privacidad. Esta cámara sirve tanto para desbloquear el portátil como para bloquearlo cuando no detecta la presencia de usuario o incluso para difuminar la pantalla si ‘ve’ que hay una persona detrás nuestro mirando la pantalla, dando así un extra de privacidad automatizada.
En definitiva, el Lenovo Thinkpad X1 Yoga es ideal para el trabajo del día a día y el consumo multimedia, permite jugar de manera ocasional y editar vídeos, aunque los trabajos de alta exigencia gráfica le pueden acarrear algún calentón.
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