Kelley Aerospace (empresa aeroespacial con sede en Singapur) quiere desarrollar dos drones supersónicos para fomentar la aviación comercial y los vehículos aéreos no tripulados (UAV).
Uno de ellos es Arrow, un UAV diseñado como un monocasco de fibra de carbono y más grande que un dron convencional. La característica más destacable de este dispositivo es que puede superar la velocidad del sonido, alcanzando un Mach 2,1.
Arrow mide 14 metros de largo, tiene una envergadura de nueve metros, vuela a 2.400 kilómetros por hora, está construido para múltiples funciones de combate o reconocimiento, cuenta con una autonomía de vuelo de 4.810 kilómetros de distancia y es capaz de despegar con un peso máximo de 16.800 kilos.
El dron puede pilotarse de manera autónoma o por control remoto desde la tierra (supone una despreocupación para el piloto al tener una nave capaz de estar en el aire durante muchas horas).
Ian Lim (director ejecutivo de Kelley Aerospace) señala en FlightGlobal que "los UAV son conocidos por su persistencia y merodeo, pero nunca son conocidos por su velocidad, entonces, con el UAV supersónico Arrow se superarán los problemas de velocidad y alcance".
El dron complementará a las aeronaves tripuladas y será un multiplicador de fuerza en el campo de batalla aéreo, además, reducirá la superficie de radar y la huella infrarroja.
Por otro lado, escoltará aviones de combate, se podrá usar como cebo para misiles tierra-aire, luchará contra cazas, interferirá con comunicaciones y radares, y destruirá objetivos terrestres.
Military Review indica que "se espera que cada UAV Arrow cueste entre nueve millones de dólares y 16 millones de dólares".
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