La Inteligencia Artificial: una herramienta clave que no sustituirá al ser humano

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Peter Caron, Chief Technology Officer de Prima

Peter Caron

  • Chief Technology Officer de Prima

La promesa de la Inteligencia Artificial (IA) ha fascinado y aterrorizado a la sociedad, que durante décadas se ha imaginado si llegaría el momento en que la inteligencia tecnológica superaría al ser humano y en qué momento lo haría. Siguiendo la reflexión del escritor Arthur C. Clark en la que aseguraba que "cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia", es inevitable pensar en cómo el reciente lanzamiento de ChatGPT ha reavivado nuestra fascinación y nuestros temores por la magia de la IA.

En nuestra imaginación, alimentada por libros y guiones cinematográficos, la inteligencia artificial evoca impresiones encontradas. Sin embargo, las historias de ciencia ficción que giran en torno a la IA son muy distintas de la realidad técnica y su confusión procede, a menudo, de un conocimiento estéril y una falta de conciencia de la informática y, más en general, de la tecnología de la información.

La inteligencia artificial es, en realidad, un término genérico utilizado para referirse a un programa informático capaz de identificar patrones entre un conjunto de datos gracias a algoritmos de aprendizaje automático que ajustan la salida en función de resultados calculados previamente para generar sistemas predictivos.

Ciertamente, en las historias de ciencia ficción, la IA está revestida de un encanto casi mágico, pero en la vida cotidiana, la IA se puede encontrar en Alexa, ChatGPT e incluso en los bots "comunes" de atención al cliente con los que la gente interactúa habitualmente. Por lo tanto, a medida que estos programas se nutren de más datos, se vuelven más capaces de imitar respuestas humanas y, a medida que mejoran, nos parecen más inteligentes. Entre bastidores, sin embargo, se esconde un sofisticado pero mundano análisis estadístico llevado a cabo por pura potencia computacional.

Las ideas que subyacen a la IA tienen importantes implicaciones prácticas, pero la imagen popular que gravita en torno a ella como máquina "pensante" es ficticia y gravemente errónea. Sin embargo, si se cumple la promesa de la IA, estamos hablando de una tecnología que podría ayudar significativamente a la humanidad en un futuro próximo, impulsando una serie de transformaciones que revolucionarán áreas cruciales como los sectores médico, empresarial y laboral.

Es probable que la IA y la robótica se integren plenamente en las operaciones empresariales y tengan un gran impacto en la eficiencia de las organizaciones, posiblemente generando nuevos servicios, productos y abriendo nuevos mercados.

Esta tecnología podría iniciar un gran cambio en el desarrollo de aplicaciones empresariales y orientadas al consumidor, permitiendo a desarrolladores, analistas, comerciales y otros profesionales interactuar con sus usuarios y comprenderlos de maneras previamente inimaginables.

La IA de Google puede crear soluciones a problemas de programación casi igual que un experto humano.
La IA puede ser un valioso apoyo al trabajo humano.
Geralt de Pixabay

Además, puede convertirse en una tecnología cada vez más importante para cuestiones como la sostenibilidad medioambiental y el cambio climático, impulsando la creación de modelos ad hoc para los retos a los que ya se enfrenta la humanidad en términos de desarrollo urbano, expansión de la población y escasez de energía.

Esto se debe a que los sistemas de IA están programados para ofrecer el resultado estadísticamente más probable a partir de los datos que se les facilitan. Así, pueden brindar un valioso apoyo al trabajo humano, pero aún existe una diferencia palpable en términos de inteligencia, entre la pura memorización y la comprensión de conceptos.

Por tanto, la IA debe verse como una herramienta cuyo uso estará estrechamente relacionado con la forma en que se empleará. Como todas las herramientas -por ejemplo, un hacha, explosivos o energía nuclear-, puede utilizarse con fines constructivos o destructivos. Pero como nadie sabe aún cuáles serán las aplicaciones del ChatGPT, nosotros, como seres humanos, tendemos a imaginar y construir leyendas para darle sentido a lo desconocido.

No obstante, por mucho que lo deseemos, Alexa no puede "pensar" y ChatGPT no puede "entender"; ese día aún está muy lejos. De momento, la verdadera IA sigue siendo difícil de alcanzar. Es la magia del mañana, y probablemente siempre lo será.

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