Google quiere que nos despidamos para siempre de las contraseñas para entrar a nuestras cuentas con las Passkeys La tecnología que está desarrollando junto a Apple y Microsoft con la FIDO Alliance promete ser más segura que las claves de toda la vida y sencillas de usar.
Puede que 2023 sea el último año en el que inicies sesión en tus redes sociales con una contraseña porque las Passkeys ya son una realidad que se está intentando introducir en el mercado (hace poco se aplicó en la versión estable de Chrome 108). En vez de escribir una clave que posiblemente sea fácil de descifrar por un ciberdelincuente, la opción que proponen Google, Apple y Microsoft consiste en utilizar los datos biométricos del usuario para acceder a las distintas plataformas.
Las firmas tecnológicas tienen la intención de que iniciemos sesión en las apps del mismo modo que usamos nuestro rostro o huella dactilar para desbloquear los teléfonos móviles. En un principio, las Passkeys podrían ser una forma fácil de acceder a cuentas sin tener que recordar distintas contraseñas y asegurarían al usuario de que nadie más que él ha entrado en ellas.
¿Cómo funciona?
La clave de FIDO Alliance es, en resumen, un código cifrado en los propios dispositivos cuya 'llave' para entrar es el rostro o huella (un dato biométrico) del propietario de las cuentas. Según sus desarrolladores, las Passkeys se sincronizan de manera segura mediante el Administrador de contraseñas de Google.
Los expertos aconsejan que las contraseñas que los internautas usan en sus redes sociales u otros servicios digitales sean diferentes, que sean de al menos 8 caracteres y que contengan mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. Esto implica que el usuario debe acordarse de una gran cantidad de credenciales. Sin embargo, Google, Microsoft y Apple tienen como propósito que eso cambie.
Con Passkeys, además, los ciberataques de phishing prácticamente desaparecerán. Esto se debe a que no servirán las credenciales tradicionales que los usuarios den sin querer a los piratas informáticos. Para que tuviesen acceso a las cuentas, los estafadores deberían contar con los datos biométricos de las víctimas y hacerlo físicamente desde los dispositivos vinculados.
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