¿Te comerías esta tarta de queso impresa en 3D?

Así es una tarta de queso impresa en 3D.
Así es una tarta de queso impresa en 3D.
Jonathan Blutinger / Columbia Engineering
Así es una tarta de queso impresa en 3D.

La tarta de queso suele ser el postre favorito de los usuarios, y para ser perfecto, debe cumplir con las condiciones de estar horneado a baja temperatura, estar bien cuajado y tener una superficie de color amarillo claro.  Las hay de mil sabores, ya sea una tarta de queso con calabaza, zanahoria, nutella, tocino de cielo, galleta lotus, galleta oreo o dulce de leche, entre múltiples variedades.

Más allá de la cocina, un grupo de ingenieros de la Universidad de Columbia decidió ampliar los límites de la impresión 3D para afrontar el reto de 'cocinar' una tarta de queso. De primeras no suena muy apetitoso, pero antes de entrar en detalle, hay que aclarar que este postre es comestible.

La primera prueba de los ingenieros empezó bastante bien, pero a medida que la impresora echaba una capa encima de la otra, la creación se desplomó y terminó siendo un montón pegajoso de tinta. Después del fracaso, los ingenieros lo volvieron a intentar cuatro veces más, y a la quinta encontraron la forma y el grosor correcto para evitar que la tarta se derrumbara.

Pero, ¿por qué se produjeron tantos errores? The Guardian señala que los ingenieros no tenían una impresora 3D apta para convertir los cartuchos de tinta en polvos alimentarios.

Concretamente, la revista npj Science of Food cuenta que los expertos necesitaron una impresora 3D que elabora productos comestibles a partir de siete ingredientes (galleta, mantequilla de maní, mermelada de fresa, nutella, puré de plátano, llovizna de cereza y glaseado) gracias un láser azul que cocina capa a capa.

Tarta de queso derrumbada.
Tarta de queso derrumbada.
Jonathan Blutinger / Columbia Engineering

¿El 3D es el futuro de la cocina?

The Guardian añade que "en todas las escalas, desde fabricantes de alimentos hasta restaurantes y hogares, las impresoras 3D podrían ser el próximo paso en la automatización, eliminando a más personas del proceso de preparación".

"Podría resultar más útil en restaurantes y cafeterías donde la carga de ingredientes y programas de software se pueden realizar durante las horas de menor actividad. Los clientes no se darían cuenta del aspecto 'antinatural' del proceso, lo que molestaría a los usuarios domésticos", afirma Andrew Feenberg (profesor de filosofía de la tecnología en la Universidad Simon Fraser de Vancouver) en la revista.

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