Los molinos de viento flotantes están tomando bastante relevancia en los últimos años. En vez de recurrir a los campos, algunas empresas han preferido colocar sus granjas eólicas en el mar. La más grande del mundo entrará en funcionamiento este año de la mano de la empresa noruega de petróleo Equinor.
El conjunto de los 11 aerogeneradores Sistems Gamasa de 8,6 MW recibe el nombre de ‘Hywind Tampen’ y se están instalando a 140 kilómetros de la costa de Noruega. En total, ofrecerán unos 94,6 MW y, según la compañía, reducirán más de 200.000 toneladas de emisiones de CO₂ al año.
We have now installed the first turbines at Hywind Tampen in Norway, in partnership with @Equinor. Once fully installed, this will be the world's largest floating offshore wind project #Leadingtheoffshorerevolution
— Siemens Gamesa (@SiemensGamesa) May 23, 2022
Picture: Credit - Jan Arne Wold _ Woldcam - Copyright - Equinor pic.twitter.com/E5cKFjJUoV
La zona en la que se están comenzando a colocar los molinos de viento tiene una profundidad de unos 300 metros. Con el objetivo de que estos no se muevan de allí, la firma pretende poner unas estructuras de hormigón flotantes con anclajes compartidos.
Los aerogeneradores de Hywind Tampen tendrán rotores de 167 metros de diámetro y palas de 81,5 metros de largo. Sin embargo, ni el tamaño ni la cantidad de molinos será el principal factor a destacar de la construcción, puesto que lo más reseñable será la intención que hay detrás: alimentar plataformas de petróleo y gas que se encuentran en alta mar.
La energía renovable que ayudará a la energía no renovable
Equinor pretende que la energía que generen las turbinas de los molinos de Hywind Tampen se aproveche para ayudar a Snorre A y B, y Gullfalks A, B y C, que son plataformas de petróleo y gas que se sitúan en el Mar del Norte del país noruego. Según se estima, los 94,6 MW que generen los aerogeneradores podrán satisfacer aproximadamente un 35% de la demanda anual de energía que necesitan estos espacios (podría aumentar cuando el viento sea mayor).
“Será un banco de pruebas para un mayor desarrollo de la energía eólica flotante, explorando el uso de turbinas nuevas y más grandes, métodos de instalación, amarres simplificados, subestructuras de hormigón y la integración entre los sistemas de generación de energía eólica y de gas”, explican desde Equinor.
Al cambiar el uso de turbinas de gas por un parque eólico, la petrolera calcula que reducirán más de 200.000 toneladas de CO₂ al año. Esto equivale a las emisiones anuales de unos 100.000 coches anuales. Además, también esperan ahorrar óxido de nitrógeno.
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