El pasado jueves las redes sociales en España se llenaron de mensajes y preguntas por una extraña línea de luces parpadeantes en el cielo. Más tarde, se descubrió que esa hilera luminiscente provenía de los satélites Starlink de la empresa de Elon Musk.
Desde 2018, se han enviado más de 1.500 satélites Starlink al espacio con el objetivo de dotar de Internet a zonas donde actualmente apenas llega señal, como algunos pueblos o países del tercer mundo. Actualmente, muchos de estos satélites se encuentran en órbitas de 35.000 kilómetros de distancia con respecto a la superficie terrestre.
Esta separación con la Tierra es lo suficiente corta como para que en más de una ocasión podamos ver los satélites al mirar al cielo. La web findstarlink.com permite consultar a qué hora y qué día pasarán estos aparatos en las coordenadas o ciudades que deseemos.
Sin embargo, la propia web alerta que los horarios y las fechas no son exactos, ya que la órbita puede variar y los nuevos cálculos no se actualizan inmediatamente. Si, por ejemplo, buscamos los resultados en Barcelona, la página notificará que “el starlink más reciente no es muy visible en su ubicación durante los próximos 5 días” y avisan que “podría cambiar en las próximas semanas, debido al cambio de órbitas”.
Aunque este tema resulte muy curioso, muchos expertos se han mostrado en más de una ocasión en contra de los satélites Starlink, puesto que dificultan las investigaciones relacionadas con la astronomía. El colectivo de astrónomos se ha quejado de que la gran cantidad de luz que producen impiden la correcta visión de los telescopios que hay en la Tierra.
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