China propone códigos QR en las lápidas como solución al poco espacio libre de sus cementerios

China lleva siendo desde hace mucho el país más poblado del mundo. Si los que viven ahí ya son demasiados, todavía son más los que mueren y terminan siendo enterrados en sus cementerios. Son tantos que ha provocado que haya un problema de espacio.

Ante esta situación, el país quiere que las necrópolis tal y como las conocemos desaparezcan. En su lugar, proponen una solución tecnológica que impacta a más de uno: usar códigos QR.

El medio de comunicación Bloomberg recoge que las autoridades de China están comenzando a ofrecer la posibilidad de que los seres queridos lloren a sus fallecidos en espacios funerarios digitales. Con esta idea, el Consejo de Estado tiene el objetivo de reducir el terreno que ocupan los cementerios públicos en un 70% para 2035. 

En el artículo narran el caso de Zhang Yin, de 40 años, que a principios de año tuvo que despedirse de su abuela. Sus cenizas se almacenaron en un pequeño compartimento en el cementerio Taiziyu (Beijing). Desde el exterior, en la puerta sellada donde descansan ahora los restos calcinados de su familiar, hay un código QR que puede escanear con el móvil para ver fotos y vídeos del difunto.

"Los cementerios tradicionales están al aire libre, expuestos al viento y al sol –expone Zhang-. Si traes a tus hijos allí, solo verán tumbas desnudas, lo que no tiene ningún significado para ellos. Para los cementerios digitales, las familias pueden ver la exhibición de fotos de familiares fallecidos juntos en un pasillo".

Desde principios de este 2023, se han vendido más de 500 parcelas como la que Zhang compró para el descanso eterno de su abuela. Esta propuesta permite que los seres queridos puedan seguir recordando a los que ya han fallecido, pero sin ocupar tanto espacio.

Mientras seis tumbas convencionales en un cementerio al aire libre ocupan 65 metros cuadrados, en ese mismo terreno podría haber hasta 150 parcelas digitales. Además, la tecnologización de los funerales reduciría considerablemente los costes que suponen (en China valen alrededor de 5.400 dólares, el 45% de un salario anual promedio).

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