Qué es el síndrome de la nieve visual, una condición por hace ver constantemente puntos similares a copos de nieve

Cuando pensamos en problemas de la visión, normalmente se nos vienen a la cabeza las alteraciones que afectan al enfoque (miopía, hipermetropía) o las diversas formas de ceguera (pérdidas de la visión). No obstante, se trata de un grupo variado de trastornos con miembros menos conocidos y de síntomas más inusuales.

¿Qué es y por qué aparece?

Una de estas alteraciones es el síndrome de la nieve visual, un trastorno que se caracteriza por la aparición en el campo de visión de pequeños puntos similares a copos de nieve o a la estática de la televisión.

Como indican los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, a menudo se da junto a otros problemas de visión de naturaleza similar como ver pequeños puntos que se mueven en el campo de visión (moscas volantes o flotadores); ver otras imágenes visuales que en realidad no existen (fenómeno entópico); ver resplandores, halos, puntos luminosos, colores y formas extrañas o ver doble.

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A día de hoy, lo cierto es que no está del todo claro por qué aparece. De hecho, en los exámenes a estos pacientes los médicos no suelen encontrar ningún problema en el ojo, por lo que se cree que es de naturaleza puramente neurológica. Por ejemplo, se ha teorizado que algunos de los síntomas del síndrome podrían deberse a que las neuronas responden de manera excesiva a los estímulos visuales, causando problemas de interpretación de las imágenes en el cerebro.

¿Cuáles son sus síntomas?

Sea como sea, y más allá de la aparición de los puntos blancos referidos (que puede ser constante o intermitente, y en uno o ambos ojos), el síndrome de la nieve visual es una entidad compleja con otros síntomas de diversa naturaleza asociados.

Así, los pacientes pueden experimentar sensibilidad aumentada a la luz (fotofobia), permanencia de imágenes que ya no se encuentran en el campo de visión (palinopsia), dificultad para ver en la noche o en la oscuridad (nictalopía), fenómenos entópticos, dolores de cabeza, migraña (con o sin aura), fatiga, zumbidos en los oídos (tinnitus), temblores, problemas de equilibrio, vértigo, ansiedad, depresión, despersonalización o desrealización.

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¿Cómo se trata?

A día de hoy no existe un tratamiento como tal para este síndrome, pero existen distintos medicamentos que pueden reducir los síntomas en algunas personas (sin ser eficaces en todos los casos). Por ejemplo, pueden ser eficaces algunos anticonvulsivos como lamotrigina; medicamentos empleados en el abordaje del glaucoma como la acetozalamida, algunos medicamentos empleados para el control de la presión arterial, como el verapamilo; o algunos antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

Por otra parte, algunos pacientes experimentan una cierta mejoría con el uso de un tipo concreto de lentillas teñidas (lentes colorimétricas), y puede ser necesario tratar algunas complicaciones como los trastornos de ansiedad o depresivos.