"En una sociedad que ha menospreciado el sentir humano durante siglos es normal que no sepamos qué hacer con las emociones"

La experta en crianza Míriam Tirado publica 'Sentir', una guía para aprender a reconocer y manejar las emociones (sobre todo las negativas) en un mundo en el que gestión emocional ha estado relegado a un segundo plano. "Que sientas impide lo que a la sociedad le importa que es, básicamente, que hagas".  
La experta en crianza consciente Miriam Tirado.
La experta en crianza consciente Míriam Tirado.
Cortesía Grijalbo.
La experta en crianza consciente Miriam Tirado.

“Si queremos de verdad aprender a acompañar a los demás, y en especial, a nuestros hijos e hijas cuando atraviesen emociones intensas, es importantísimo que antes, o paralelamente, aprendamos a acompañarnos a nosotros mismos con amor, con compasión y con muchísimo respeto y dignidad”, dice Míriam Tirado

Esta escritora y consultora de crianza consciente, con más de 20 años de bagaje acompañando a familias, publica nuevo libro: Sentir (Grijalbo, 2023). Un completo manual que aporta numerosas herramientas y recursos prácticos para aprender a a gestionar las emociones, canalizarlas de una manera asertiva y hacer las paces con las sensaciones que en el pasado no fueron bien acompañadas a causa de lo que ella define como ‘analfabetismo emocional’. De todo ello charlamos en esta entrevista.

Desde hace más de una década ayudas a madres y padres a conectar con sus hijos e hijas a través de la crianza consciente. ¿Por qué te decidiste a escribir este libro enfocado sobre todo al público adulto?Toda mi carrera la he dedicado al acompañamiento emocional, es lo que más me apasiona y en todos mi libros el denominador común es el tratamiento de las emociones y el acompañamiento de niños. Tras la pandemia, después de todo lo que viví a nivel profesional, donde muchas familias recurrieron a mí porque no sabían qué hacer con toda esa intensidad de lo que sentían, pensé que era el momento de poder poner en un libro todo lo que he hecho durante estos años y dar herramientas a las familias. Había hecho un libro sobre las rabietas, pero no había escrito sobre el miedo, sobre la culpa, sobre los celos y la envidia… y me apetecía hacer escribir un libro que hablase en general sobre acompañamiento emocional y que aborde las principales emociones que yo me encuentro en mi trabajo diariamente.

"El mayor peligro es que las emociones por mucho que no las queramos sentir, ver o atender están ahí y lo único que vamos a hacer es taparlas y acumularlas"

La mayoría de los que tenemos una cierta edad estamos escasos en gestión emocional o como tú dices somos ‘analfabetos emocionales’. ¿Esto se puede remediar? ¿Nunca es tarde para aprender a gestionar las emociones?Por supuesto que sí y si no lo fuera sería bastante desesperante porque imagínate que llegados a una edad ya no pudiéramos aprender. Al final, básicamente, se trata de desaprender una forma de hacer las cosas y de relacionarte con tus emociones y las de los demás. De reaprender una nueva manera. Es normal que no tengamos herramientas y que seamos analfabetos emocionales porque las emociones nunca han interesado. Era algo que se nos hacía incómodo y lo que se ha priorizado siempre no es cómo tú te sientes sino que tú seas un ser productivo, que hagas cosas, que trabajes y que pienses como mucho pero no que sientas.

Que sientas, digamos, impide que tú puedas hacer lo que a esa sociedad le importa que es básicamente que hagas. Viviendo en una sociedad que ha menospreciado el sentir del ser humano durante siglos es normal que lleguemos al 2023 y que no sepamos muy bien que hacer con todas las emociones que sentimos nosotros, nuestra pareja o nuestros hijos. Pero siempre he pensado que el ser humano puede reparar cosas del pasado, que puede aprender, puede instaurar nuevas formas de hacer y esto solo se puede hacer cuando se toma conciencia de qué cosas no te funcionan, qué cosas no te hacen ningún bien, qué cosas quieres cambiar. Solo así puedes empezar a implementar una serie de prácticas para poder conseguirlo. Nunca es tarde por suerte y de hecho yo lo veo en mi profesión. Trabajo con madres y padres que desde que trabajan temas de asertividad o acompañamiento emocional los han trasladado a otros miembros de su familia como los abuelos, que también los van incorporando.

La experta en crianza consciente Miriam Tirado.

Míriam Tirado

  • Consultora de crianza consciente, escritora y periodista
Míriam Tirado es consultora de crianza consciente, escritora y periodista especializada en maternidad. Actualmente ofrece conferencias, talleres y consultorías para ayudar a las madres y los padres a conectar con sus hijos e hijas. Desde 2011 tiene un blog sobre educación y crianza consciente, y a través de su canal de YouTube y las redes sociales ofrece consejos a miles de seguidores para ayudarlos a educar a sus niños y niñas. Entre los más de veinte libros que ha publicado, cabe destacar 'Rabietas, Límites y Removidas'; los cuentos infantiles 'El hilo invisible', 'Sensibles', 'Tengo un volcán' y 'La esteta', y la colección para adolescentes «Me llamo Goa».

Este es un libro para aprender a gestionar nuestras propias emociones con el objetivo de acompañar luego las de nuestro hijos y otras personas de nuestro entorno. ¿Cuál es la base para empezar a trabajar y autorregular estas emociones?Lo primero que recomiendo es que nos demos cuenta qué relación tenemos con las emociones: qué solemos hacer cuando sentimos una emoción que nos incomoda como rabia, tristeza, miedo… Porque cada cuál tiene formas con las que ha conseguido digamos sobrevivir intentando escapar del dolor que produce esa emoción. Hay personas que, por ejemplo, cogen el móvil y se evaden, o se ponen a ver una serie, que llaman a una amiga, que lo tapan con alguna adicción, que hace mucho deporte para así no sentir tanto… Cada cual ha buscado sus estrategias.

También es importante ver con qué emoción nos sentimos peor y luego decirnos si lo que hemos hecho hasta ahora era una relación sana con esa emoción porque lo que intentaba era escapar, evadirme, taparla, negarla… Pues voy a intentar hacer lo contrario. Voy a reconocerla y a hacerle espacio, me dedico simplemente a sentir la emoción. Esto tan simple pero a la vez tan profundo que es sentir las emociones para mí es transformador. Yo misma, que soy una persona con una alta sensibilidad a las emociones descubrí que cuando las sentía, las respiraba y me quedaba quieta haciéndole espacio, reconociéndola y haciendo lo que la emoción me pedía: si necesitaba llorar pues llorar, si necesitaba moverme pues moverme… escuchándola sin tener miedo de ella, al cabo de un rato esta emoción se disipaba, bajaba de intensidad, me sentía mejor y además, como la había sentido y escuchado, me decía ‘es que no te cuidas, es que debes descansar más, estás apurada porque no te estás teniendo en cuenta’. Y empecé a cambiar cosas a través de lo que cada emoción me iba contando de mí misma. Empecé a conocerme más, a saber cómo regularme mejor y lo logré haciendo algo tan simple pero tan difícil cuando no lo has hecho nunca que era decir: ‘pues me permito sentir’. Podemos sentir y cuando nos demos cuenta que no hay nada que temer podremos vivir una vida más plena.

"Somos una generación que no tenemos herramientas y cuando tú no sabes lo que hacer con todo lo que sientes, vas con una olla a presión"

Lo que sí es verdad es que cuando esas emociones son negativas tendemos a reprimirlas. ¿Cuál es el mayor peligro de contenerlas? ¿Y en qué nos va a ayudar sentirlas y soltarlas?El mayor peligro es que las emociones por mucho que nosotros no las queramos sentir o ver o atender están ahí y lo único que vamos a hacer es taparlas y acumularlas. Es decir, vamos a acumular lo que se llama emociones no integradas, que no nos hemos permitido transitar y canalizar de una forma asertiva y van quedando acumuladas en el cuerpo. Y el cuerpo, cómo es donde se sienten las emociones, va acumulando esa energía que la emoción trae consigo. Es una energía que reprimimos y al final esto duele y hace daño. Y este daño se puede manifestar ya o se puede manifestar dentro de dos años. Es como una olla a presión que va pitando y pitando hasta que al final estalla y se puede estallar con dolor físico, emocional, psíquico… Al final, todo lo que se resiste persiste. Tú te engañas y crees que tapando eso va a desaparecer pero el problema es que no desaparece, se queda ahí y se acumula con más cosas que quieres hacer desaparecer. Hasta que no paras y lo miras, no se va. Así que tendremos que hacerlo de una forma u otra. O de forma voluntaria y con consciencia o por las malas: un día te quedas clavado en el sofá por el dolor de espalda y no te puedes mover, otro día tienes un estrés acumulativo brutal o estallas en llanto y no puedes parar…

Es bonito el paralelismo con todo lo que es físico. Las enfermedades físicas se tienen en cuenta, las emocionales no. Cuando hay algo emocional no se le da la misma importancia que cuando te rompes una pierna. Y con esto pasa lo mismo, le cuesta mucho a una persona ir a terapia pero si te duele algo físico enseguida pedimos hora al médico. Le damos un valor distinto a la parte emocional y no la tratamos igual que a la parte física. 

Este es un libro eminentemente práctico, lleno de propuestas, ejercicios, ejemplos… ¿Qué dinámica propones a los lectores en cada capítulo?Los libros de no ficción suelen ser muy teóricos y los libros teóricos tienen el peligro de quedarse en esa teoría y no ayudarte a bajarla a la tierra. Y si no acaba siendo práctico a mí no me vale. Porque si yo me encuentro en una situación así pero no sé qué pasos dar para vivir esa situación mejor, no me sirve.He procurado hacerlo lo más práctico posible. ¿Cómo? Al final de cada capítulo no solo hay un resumen para que te queden esas frases más grabadas, hay un apartado que se llama ‘te propongo’ que está lleno de ejercicios y actividades para hacer solos o en compañía para ayudarnos a transitar mejor determinadas emociones, y hay también un momento para parar e integrar: bajar la teoría a la práctica y escucharnos. Además, como para muchas personas el problema es que no saben identificar lo que sienten, hay una guía de audio a través de un código QR con el que pueden escuchar mi voz guiándoles en un ejercicio de toma de conciencia corporal, emocional… Haciendo todos estos ejercicios le va a ser mucho más práctico al lector ver los resultados en el día a día.

"No hace falta irse a un retiro de silencio al Himalaya para poder hacer un gran trabajo de crecimiento personal cuando tenemos hijos de casa"

Dices que el contacto con los niños y sus emociones nos sirve de espejo, ¿Qué podemos aprender de nuestros hijos?Yo siempre digo que tenemos el ‘gurú’ en casa, que no hace falta irse a un retiro de silencio al Himalaya para poder hacer un gran trabajo de crecimiento personal cuando tenemos hijos de casa. Cuando tenemos contacto con la infancia nos hacen de espejo, es como si vinieran y te señalaran rincones de ti que necesitan ser sanados de alguna forma, en qué cosas necesitas todavía crecer y aprender. Obviamente, nos remueve porque no nos gusta que venga un niño y nos muestre en qué cosas todavía no somos nuestra mejor versión pero en el fondo es un regalo porque a través de la relación con ellos vamos aprendiendo sobre nosotros. Cuánta gente dice ‘de lo que soy ahora a lo que era cuando no tenía hijos hay un abismo’.

Lo normal es el crecimiento por todo lo que ves que necesitaba mejorar y aprender. Yo misma en determinados momentos no sabía como acompañar a mis hijas y me han obligado de alguna manera, sin ser conscientes de ello, a ser una mejor versión. Estoy aprendiendo cada día y este aprendizaje no se termina nunca, ni cuando se van de casa porque luego tendremos que aprender a ser abuelos de sus hijos, a dejar que sean ellos los adultos, que lleven la voz cantante… Es un aprendizaje continuo que solo se termina el día que nos vamos.

Estamos viendo situaciones realmente espeluznantes entre los más jóvenes: alteraciones de fotografías con inteligencia artificial, acceso cada vez más temprano a la pornografía, bullying… ¿En qué estamos fallando con nuestros hijos? ¿Es esto consecuencia de nuestro analfabetismo emocional?Es algo multifactorial, son muchas cosas las que fallan y también muchas las que van avanzando muy deprisa y la sociedad no es capaz de dar respuesta. Por ejemplo, en el tema de las pantallas. Veo niños muy pequeños con acceso a las pantallas, a los móviles de sus padres, al YouTube… y donde no hay ningún control. Hay muchas veces una dejadez por estrés de los padres y no estoy cargando la culpa a los padres sino que estoy diciendo que la sociedad en la que vivimos, en la que no se pone en el centro a las personas, deja a las familias con muy pocos recursos a nivel de tiempo para pasar juntos, a nivel de recursos de gestión emocional y salud mental, y todo esto hace que familias ultra estresadas, agotadas, y donde la parte económica no ayuda tampoco tengan mucha dejadez en cuanto a niños y pantallas. Es decir, para tenerle tranquilo, para que no moleste, para que no se enfade… los niños tienen una excesiva exposición a las pantallas desde edades muy tempranas. Esto por supuesto que no ayuda porque luego vemos que niños de seis o siete años tienen acceso al porno.
 

Luego, hay una falta de educación emocional, empezando por los padres. Somos una generación que no tenemos herramientas y cuando tú no sabes lo que hacer con todo lo que sientes, vas con una olla a presión. Y si esto ocurre es probable que no des el mejor acompañamiento emocional a tus hijos. Estamos viviendo las consecuencias de dar la espalda a cómo nos hemos sentido a lo largo de estos últimos años y la pandemia ha hecho mucha mella. Estamos pagando también la factura de unas consecuencias que nunca habríamos imaginado que se dilatarían tanto en el tiempo, los problemas se salud mental han sido brutales en la pospandemia, muchas cosas se han manifestado con muchísima más fuerza y luego está, como ya hemos mencionado, esa falta de tiempo. Una de las grandes necesidades de la infancia es pasar mucho tiempo con sus adultos de referencia, con sus padres. No es normal que unos padres tengan que recoger a las 6 a sus hijos del colegio, estos niños han visto más horas a sus maestros que a sus padres porque ya solo les queda ir a casa, cenar y acostarse. ¿Cómo podemos educar si no pasamos tiempo con ellos? No hay una voluntad política de poner la infancia en el centro y necesitamos garantizar que sus necesidades estén satisfechas porque si no, seguirán pasando cosas.

¿Quieres recibir los mejores contenidos para cuidar tu salud y sentirte bien? Apúntate gratis a nuestra nueva newsletter.

Portada de 'Sentir' de Míriam Tirado.
Portada de 'Sentir' de Míriam Tirado.
Grijalbo.
Mostrar comentarios

Códigos Descuento