"Con la familia de tu pareja lo sano es ser natural y tener una relación cercana pero tampoco pongas el listón muy alto"

Nacho Tornel, autor de 'Relacionarte'.
Nacho Tornel, autor de 'Relacionarte'.
JAVIER OCANA
Nacho Tornel, autor de 'Relacionarte'.

En 2017, Nacho Tornel publicaba Enparejarte, un libro en el diseccionaba el esqueleto básico de la pareja: la afectividad, el amor, la sexualidad, el compromiso, la prioridad, la comunicación, el respeto, la valoración… En definitiva, todas esas piezas que deben encajar a la perfección para funcionar (y disfrutar) de una relación.

Con cuatro ediciones agotadas, llega Relacionarte (Planeta, 2023), un manual que complementa al anterior pero que no mira a la pareja desde dentro sino a través de lo que el autor denomina ‘círculos concéntricos’: los hijos, la familia de origen, los amigos y las aficiones y el trabajo. “Agentes externos que ponen en jaque a la pareja y que hay que afrontar juntos y por separado”, dice este mediador familiar y de conflictos de pareja con dos décadas de experiencia a sus espaldas. De todos ellos hablamos en esta entrevista exclusiva con 20Minutos.

¿Hasta qué punto los factores externos a una relación pueden hacer mella hasta en la pareja más sólida?Cuando no priorizas a tu pareja por delante de tu familia de origen las cosas no van bien porque al final tu pareja se siente segundo plato, que le dejas de lado o no le das su puesto en tu vida porque a la hora de la verdad prefieres escuchar lo que te dice tu madre, tu hermana o quien sea. Esa falta de orden en la prioridad del uno respecto del otro es lo que se suele meter por el medio. En España tenemos la suerte de que solemos tener una buena relación con nuestras familias de origen, hay vínculos intergeneracionales, apoyo informal como en casi ningún lugar de Europa y todo esto es fabuloso salvo que no pongamos a nuestra pareja en su sitio. Porque en ese caso hay todo un rosario de situaciones que se pueden dar: que tu pareja no se sienta a gusto en casa de tus padres, que hagan comentarios que no le gusten, que no pongas en su sitio a tus padres para decirles que tienen que respetar a tu pareja por miedo, por inmadurez o porque nunca lo has hecho… En nuestro país tenemos las dos caras de la misma moneda: la cara es el buen apoyo que recibe la pareja sobre todo en los primeros años cuando tenemos hijos y la cruz es la intromisión o la falta de prioridad.

Cuando no priorizas a tu pareja por delante de tu familia las cosas no van bien porque siente que le dejas de lado

¿Cómo hay que relacionarse con la familia del otro para agradar pero a la vez evitar que se inmiscuyan demasiado en la vida de la pareja?Te diría que lo sano es ser natural y espontáneo. Que seas siempre tú mismo con tu pareja y la familia de tu pareja. Ahora bien, entrando en pormenores, con la familia de tu pareja debes tener unas expectativas ajustadas porque tú no eres la hija o el hijo y ellos no son tu madre ni tu padre. Tienes que tener una relación buena, cercana, de cariño, de afecto… pero tampoco puedes poner el listón muy alto. Esto me lo he encontrado muchas veces con personas que de origen no tienen una estructura familiar muy robusta o no tienen unas relaciones muy sólidas con sus familiares de sangre y que focalizan y proyectan mucho en la familia de la pareja como para reconstruir unos vínculos paralelos a los que ha perdido en su familia de origen. Y esto no puede ser así, no tienes que tener esas pretensiones para no frustrarte.

Y dicho esto, tu actitud con la familia de tu pareja debe ser la de querer estar bien con ellos fundamentalmente por amor a tu pareja. No pretendes hacer amigos ni ser el más popular del clan sino que como quieres mucho a tu pareja y quieres que esa persona pueda seguir unida con sus familiares, tú remas a favor.

Tu actitud con la familia de tu pareja debe ser la de querer estar bien con ellos fundamentalmente por amor a tu pareja
Nacho Tornel, autor de 'Relacionarte'.

Nacho Tornel

  • Mediador familiar y experto en resolución de conflictos en la pareja
Nacho Tornel es mediador familiar y experto en resolución de conflictos en la pareja. Tiene su propio despacho y desde hace diecisiete años dedica sus esfuerzos profesionales a trabajar con parejas en crisis que buscan una solución a sus problemas. Completó su formación jurídica con una especialización en mediación familiar. Es también máster en Matrimonio y Familia y combina su labor como terapeuta con la docencia universitaria. Anteriormente, trabajó en organismos internacionales en Bruselas y Nueva York. En la actualidad, ha pasado del diseño de políticas y programas sociales al cuerpo a cuerpo con personas que buscan una segunda oportunidad. Su primer libro, 'EnparejArte', fue publicado por Planeta en 2017.
Discrepa con tu pareja en privado pero no le abandones a los pies de los caballos cuando estéis con tu familia de sangre

¿Y cómo debemos tratar a la pareja delante de nuestra familia?Cuando tú eres el hijo y cualquier cuestión puede molestar o incomodar mínimamente a tu pareja eres tú el que tienes que terciar, proteger y salir por la tangente como puedas. A veces valdrá una ironía, una broma o un ‘déjate de bobabas mamá/papá’ y otras quizás haya que hablar más en serio. Siempre insisto en que tiene que ser el hijo, el de sangre, el que tiene que tomar las riendas. Es quien tiene la función de protección y de cierre de filas.

Y si alguna vez estás de acuerdo con tu padre o con tu madre, tú cierra filas con tu pareja y le dices a tu progenitor que lo deje y que ahora no es momento para hablar de eso. Y luego a solas, en el coche de vuelta a casa o donde tú quieras, a tu pareja es cuando debes decirle lo que opinas y que crees que ese tema está mal enfocado o que tú piensas de otra manera. Y vosotros dos como adultos y personas que tenéis las riendas de vuestra vida podéis discrepar pero no generar una fisura o un abandono a los pies de los caballos cuando estáis con tu familia de sangre. No se trata de decir que sí a todo pero sí, prudentemente, de dejarlo de lado y luego a solas, abordarlo. Esta es la fórmula.

La llegada de un hijo es un ‘tsunami’ que arrasa con todo y los padres primerizos repiten el mismo error: dejar de tratarse como pareja

La paternidad/maternidad es uno de los momentos más importantes en la vida de muchas personas pero también se cree que va en detrimento de pareja y que nada va a volver a ser igual. ¿Cómo debemos cuidar esta relación para que no se deteriore?Recibir un hijo es una maravilla en una pareja porque es algo que generalmente deseas con mucha intensidad. Creo que los que somos padres para empezar somos unos privilegiados porque te llena de ilusión, de proyectos, puntos en común por los que luchar… Lo que pasa es que sí es verdad que pone en jaque a la pareja. Yo suelo decir que la llegada de un hijo es un ‘tsunami’ que arrasa con todo. Hay errores que repiten los padres primerizos. Fundamentalmente descuidar a la pareja, dejar de tratarse como pareja, dejar de tener tiempo para los dos solos, de tener conversaciones de adultos y de hacer lo que siempre han hecho que es arreglarse e irse a algún sitio que les guste a escuchar música, a cenar, a hacer deporte…

Ese descuido es lo que tiene el mayor impacto negativo en los padres que han recibido un hijo. Muchas veces te dejas nublar por el cansancio, por la focalización excesiva en el niño y pierdes de vista a tu pareja. Ese es el gran desequilibro que se produce y por eso muchas veces notamos impactos negativos tras la paternidad. Es un grave error que la pareja joven debe corregir cuanto antes porque si no puede no sobrevivir. Cuando escuchas argumentos del tipo “es una época o la crianza es lo que tiene” yo siempre les contesto “bueno sí, es una época pero a ver si llegas a la siguiente porque también te puedes desmoronar como pareja en el camino”, que es lo que pasa muchas veces. Si me encuentro parejas en estas condiciones rápidamente hay que ponerles a reflotar y ver dónde se han perdido de vista: en salir, en tener tiempo para los dos, en el ámbito sexual… Todo eso hay que volver a recuperarlo y cuidarlo aunque ajustándolo a las nuevas realidades.

Una relación vibrante va a crear un hogar con mucha más luz y eso solo puede beneficiar a sus hijos

¿Y cómo seguir haciendo esos planes sin sentirse culpables?Lo veo mucho, sobre todo en parejas con niños muy pequeñitos, les da mucha pena dejarles para salir solos. Y es normal, al final trabajamos un montón, llegas a casa y piensas ‘para un sábado que puedo quedarme aquí tranquilamente justo ahora salir’ y siempre ves la alternativa de quedarte porque te da pena. Aquí tenemos que pensar dos cosas. En primer lugar, que las relaciones verticales, que son las de arriba a abajo (las de padres e hijos), se mantienen solas. Sin embargo, las relaciones horizontales (de pareja, de amistad…) si no se cultivan se pueden quedar secas.

Y por otro lado tenemos que pensar que a nuestros hijos lo mejor que le podemos dar es un nido que esté entretejido de cariño, de amor, de ternura y de afecto entre la pareja. A los hijos siempre les va a venir fantásticamente que papá y mamá se quieran, se valoren, se deseen, se cultiven, se traten y se conozcan más. Todo eso no puede mas que redundar en beneficio de los hijos porque les estamos haciendo un nido más fuerte y cálido. Después de salir en pareja vas a volver a casa más estimulado, más oxigenado y con más ganas de comerte el mundo y superar cansancios al día siguiente. Y por eso, sobre todo en los dos primeros años, hay que hacerle ver esto a los padres: que una relación vibrante va a crear un hogar con mucha más luz y eso solo puede beneficiar a sus hijos. No puedes además culpabilizar a tus hijos de no poder salir, primero porque nosotros somos los adultos y los que tenemos criterio de lo que debemos y no debemos hacer en un momento dado y la capacidad de seguir siendo equilibrados en la vida: saliendo, leyendo, haciendo deporte… además de ser madres o padres.

Si solo disfrutas cuando estás con tus colegas hay un problema porque no puedes disociar divertirte de la pareja

¿Se puede lograr el equilibro perfecto para seguir saliendo con nuestros amigos y reservar espacio para nuestras propias aficiones sin que esto afecte a la relación de pareja?Yo creo que es muy sano y defiendo claramente que la esfera individual hay que cuidarla. Que tú estés enriquecido como persona va a aportar a la pareja y la familia siempre. La luz roja para mí se enciende cuando identificas diversión, ocio y pasarlo bien cuando no estás con tu pareja. Si solo disfrutas cuando estás con tus colegas hay un problema porque no puedes disociar divertirte de la pareja. Por tanto, compatible, por supuesto que sí, pero preservando tiempo para pasarlo bien en pareja.

En cuanto a las aficiones. No se trata de encontrar necesariamente aficiones comunes. Está bien tenerlas pero tampoco pasa nada que a ti te guste el tenis y a tu pareja no. Hay cosas que se pueden seguir cultivando de manera individual y lo bueno, como vuelvo a decir, es que tengáis suficientes zonas de intersección para pasarlo muy bien juntos.

Hablemos del último círculo. ¿Es posible lograr el equilibro entre el desarrollo de la vida profesional y la familiar o siempre pierde uno de los miembros de la pareja?El planteamiento de base fundamental, desde luego, está en una buena comunicación de los dos miembros de la pareja y, por supuesto, en la valoración mutua y en no competir con el otro. A nivel práctico, uno de los datos básicos es entender que la responsabilidad es al cien por cien de los dos, tanto de lo que ocurra dentro como fuera de casa. Es decir, no estoy por la cuota, no estoy por el 50/50… para mí es el cien por cien responsabilidad de los dos: da igual si es el pediatra, la lavadora, la comida… Y luego ya son ellos dos los que en base a una buena comunicación, a un buen respeto y a una buena valoración del uno respecto del otro decidirán quién hace qué en cada momento. Un día yo ajusto jornada y entro más tarde para llevar a los niños al colegio y luego tú vuelves antes para ocuparte de ellos.

Luego está el desarrollo de la carrera profesional de cada uno. En la pareja que tiene un tejido sano estás hablando con la persona que más te quiere y la que más interés tiene en que te vayan las cosas bien. Por eso lo tienes que hablar con apertura no con haber cómo defiendo esto con mi pareja. Esto no quiere decir que no te “recortes” porque en la vida todas las decisiones tienen su coste de oportunidad, es parte de ese equilibro personal del que también hablo en el libro: cada uno tenemos que decidir cómo queremos organizar nuestro propio equilibrio profesional y qué queremos ir poniendo en los distintos platos de la balanza en cada situación. 

El desafío de las parejas del siglo XXI es entender que se puede estar muy bien juntos y sobreponerse a la marea de individualismo en la que nos movemos

Como experto, ¿qué retos más importante tienen las parejas actuales?Una pareja del siglo XXI como tal lo que tiene que tener muy claro es que podemos ser muy felices los dos juntos. De hecho, lo que nos dicen los estudios de sociología y de psiquiatría - y me refiero en concreto a uno de Harvard que ha estudiado la vida de 754 personas durante 75 años para estudiar qué hace una vida feliz - es que lo que nos hace más felices son las relaciones cercanas íntimas y cálidas. Frente a las entrevistas que se hacen a los millennians en las que estos dicen que lo que más felices les hace es el dinero y la fama… La verdad lo que nos demuestra es que ni lo uno ni lo otro te va a dar la felicidad sino tus relaciones, y dentro de estas, la relación de pareja es lo que más.

¿Cuál es el desafío de la pareja del siglo XXI? Entender que esto es así y saberse sobreponer a la marea tan tremenda de individualismo en la que nos movemos. Nos dicen mírate a ti mismo, cuídate a ti mismo… bueno, nos mantiene focalizados en nuestro ombligo, pero la mala noticia es que eso tampoco nos hace felices. Recordar que se puede ser muy felices los dos juntos, que la felicidad precisamente reside ahí en esos núcleos que tejemos de pareja, de hijos… y que nos tenemos que saber sobreponer a todos eso demonios que nos salen al ataque para seguir viviendo juntos una relación equilibrada, cercana y feliz. Y esto es un gran desafío.

Portada de 'Relacionarte' de Nacho Tornel.
Portada de 'Relacionarte' de Nacho Tornel.
Cortesía.
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