El descenso de las temperaturas no es un buen aliado para aquellos que sufren de dolencias de espalda. El frío, la humedad y la caída de la presión atmosférica son los factores que tienen más influencia en aquellas personas que padecen este tipo problemas, ya que pueden provocar contracturas musculares y dolores en la zona lumbar que afectan a la calidad de vida y al rendimiento diario.
¿Cómo responde el cuerpo humano a las sensaciones térmicas más bajas? “El cuerpo humano tiene respuestas muy específicas y coordinadas para adaptarse a las bajas temperaturas. Estas respuestas están diseñadas para mantener una temperatura interna constante y garantizar el funcionamiento óptimo de los órganos vitales», señala Ata Pouramini, quiropráctico y autor del libro Escuela de la espalda.
El experto explica que cuando el cuerpo se expone al frío reacciona de la siguiente forma:
Contracción muscular: Las bajas temperaturas pueden provocar la contracción de los músculos, especialmente en la espalda, como una respuesta natural del cuerpo para conservar el calor.
Rigidez articular: Las articulaciones pueden volverse más rígidas en climas fríos, lo que contribuye a la sensación de incomodidad y puede aumentar el riesgo de lesiones.
Reducción del flujo sanguíneo: El frío puede reducir el flujo sanguíneo hacia ciertas áreas del cuerpo, lo que dificulta la regeneración y puede exacerbar problemas existentes en la espalda.
Mayor sensibilidad al dolor: Las personas con afecciones en la espalda pueden experimentar una mayor sensibilidad al dolor en climas fríos, lo que subraya la importancia de tomar precauciones.
A pesar de ello, el especialista explica que es posible tomar medidas preventivas para evitar dolores de espalda, hernias discales y otros trastornos con la llegada del frío. Pouramini ofrece siete recomendaciones:
Buena postura en el trabajo
“Ajusta la altura de la silla y la pantalla del ordenador para mantener una postura neutral”. Una buena posición ergonómica reducirá la tensión en cuello y espalda.
Descansos y estiramientos
El experto aconseja hacer breves descansos para estirar y moverse. Ejercicios simples como inclinar la cabeza de lado a lado o hacer círculos con los hombros pueden aliviar la rigidez.
Usar la ropa adecuada
Es decir, vestirse con capas para mantenerte abrigado sin restringir el movimiento. “Asegúrate de proteger cuello y espalda con bufandas o chalecos térmicos”, añade.
Mantener una temperatura agradable
Ajustando la temperatura del entorno de trabajo para evitar que el frío cause rigidez muscular. También recomienda usar almohadillas térmicas o mantas para mantener el calor.
Sillas ergonómicas y cojines de apoyo
El especialista sugiere invertir en sillas de oficina ergonómicas y cojines de apoyo para mantener una posición cómoda y saludable durante todo el día.
Ejercicio regular
Incorporar ejercicios regulares en tu rutina diaria para fortalecer los músculos de cuello y espalda. La actividad física contribuye a la prevención de lesiones.
Consultar con profesionales
Si se experimenta dolor persistente, buscar la revisión de profesionales especializados en la columna vertebral como los quiroprácticos.
Pouramini insiste en que adoptar estas prácticas de cuidado preventivo “garantiza la salud a largo plazo de este vital componente de nuestro cuerpo, asegurando así una vida plena y sin limitaciones. La inversión en el cuidado de la columna vertebral es una inversión en nuestro bienestar general”.
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