Qué podemos hacer para ayudar a un usuario de bastón blanco o de bastón rojo y blanco y qué hay que evitar

  • Fátima Peinado, Responsable del Departamento de Servicios Sociales para Afiliados en la ONCE en Madrid y usuaria de bastón blanco, nos da algunas claves.
El bastón ciego es un símbolo universal que se asocia a las personas con discapacidad visual
El bastón ciego es un símbolo universal que se asocia a las personas con discapacidad visual
MART PRODUCTION / Pexels
El bastón ciego es un símbolo universal que se asocia a las personas con discapacidad visual

Desde 1980, el 15 de octubre se celebra el Día Mundial del Bastón Blanco, una fecha para reivindicar la integración y sensibilización de la sociedad con las personas con discapacidad visual. Aunque las ciudades cada vez están más adaptadas y la sociedad más concienciada sobre lo que necesitan las personas ciegas, todavía queda mucho por hacer. Por un lado, se necesitan unas ciudades todavía más adaptadas y por otro, más información para que las personas que no tienen discapacidad visual sepan cómo y cuando interactúan con personas que sí la tienen.

Fátima Peinado, Responsable del Departamento de Servicios Sociales para Afiliados en la ONCE en Madrid y usuaria de bastón blanco, nos da algunas claves para ayudar sin importunar.

Unas ciudades adaptadas, pero con mucho por hacer

La mayoría de nuestras ciudades han mejorado mucho en accesibilidad para las personas con discapacidad visual, pero, según cuenta Fátima, todavía queda mucho por hacer, al menos en Madrid, que es donde ella reside, “tengo que reconocer que las medidas de accesibilidad básicas están contempladas, como los semáforos sonoros, están marcados los cruces, los transportes públicos también tienen medidas de accesibilidad… en este tipo de medidas se ha avanzado bastante en los últimos años y esto nos permite desplazarnos con más seguridad”, afirma. Sin embargo, hay obstáculos que no se terminan de solventar, e incluso algunos que han aparecido recientemente, especialmente en las aceras “donde hay obstáculos que nos impiden movernos con un mínimo seguridad y comodidad. Algunos ejemplos son los patinetes, que la gente deja literalmente tirados en las aceras y eso provoca caídas, accidentes…, los carteles de los restaurantes con los menús, las terrazas que han invadido desamado las zonas de los peatones, los contenedores, que los camiones dejan de cualquier manera…”, asegura.

Otro ‘obstáculo’, es el desconocimiento de que, además del bastón blanco, existe el bastón rojo y blanco, “el blanco es un símbolo plenamente aceptado que identifica muy bien a las personas con discapacidad visual, pero no es así tanto con el bastón blanco y rojo, que indica que la persona que lo lleva, además de una discapacidad visual, tiene algún tipo de discapacidad auditiva”.

La desinformación: otro gran obstáculo

Obstáculos físicos aparte, otro problema con el que se encuentran los usuarios de bastón blanco es la desinformación de la gente, que muchas veces, con la buena voluntad de ayudar, importunan a las personas ciegas e incluso les dificultan su tránsito por la calle. En general, la gente sabe muy bien qué significa un bastón blanco, pero no tanto cómo y cuándo ayudar, “lo más correcto siempre es acercarse a la persona y preguntarle si necesita ayuda, no dar por hecho que necesitamos ayuda por el hecho de no ver. Por ejemplo, muchas veces las personas ciegas para movernos hacemos cosas que las personas que ven bien lo identifican como que nos vamos a chocar, a caernos, que estamos perdidos… y no es así, porque a lo mejor estamos apartando algo, comprobando si hay obstáculos”, aclara.

Y es que, este afán de ayudar, a veces lleva a hacer cosas que les molestan mucho, como “tomar decisiones por ti, cogerte del brazo o empujarte hacia un lado sin decirte ni mu. Eso pasa, por ejemplo, cuando estás esperando el metro y te agarran de repente pensando que te vas a caer a la vía. Eso hace que nos asustemos mucho… Otra cosa que molesta mucho es que te cojan el bastón o lo levanten. Para nosotros es muy importante, por un lado, tenerlo siempre en la mano, y por otro, que esté siempre en el suelo, porque es la forma que tenemos de localizar escalones, obstáculos… si nos lo quitan o lo levantan, aunque sea con buenas o intenciones, perdemos la referencia con el suelo, y eso nos da un poco de miedo. Otra cosa que hacen mucho es pegarte voces, incluso desde la lejanía cuando te gritan ‘¡cuidado, que hay un contenedor!’”, dice riéndose.

“Si nos desorientamos, nos perdemos… siempre vamos a pedir ayuda. Así que, es mejor preguntar a la persona primero si realmente necesita ayuda en lugar de intervenir"

Y es que, Fátima, quiere dejar claro que, siempre que necesiten ayuda, la van a pedir, “si nos desorientamos, nos perdemos… siempre vamos a pedir ayuda. Así que, aunque es de agradecer que te la ofrezcan, es mejor preguntar a la persona primero si realmente necesita ayuda en lugar de intervenir”, pide. Y esto lo dice siempre desde el agradecimiento, pues sabe que, detrás de un ofrecimiento o una intervención, aunque sea inoportuna, siempre existe el afán por ayudar a las personas que lo necesitan, “hay gente que directamente no hace nada y otra que no lo hace simplemente porque entiende que no tiene por qué ayudarnos siempre. Pero, en general, hay más gente que sobreprotege. Es cierto que a veces puede importunar un poco, pero al menos no nos cabe duda de que, siempre que necesitemos ayuda, la vamos a tener. Hay bastante solidaridad, la gente está bastante pendiente”, dice agradecida.

Claves para ayudar sin importunar

Por suerte, y gracias al trabajo conjunto de sociedad, organizaciones y administraciones, las personas ciegas cada vez tienen más herramientas para moverse sin muchas dificultades y con autonomía, por eso, aunque hay que estar alerta y ayudar siempre que sea necesario, no hay que dar por hecho que una persona con discapacidad visual tiene que necesitar ayudar por el hecho de serlo. Fátima nos da algunas claves sobre cómo actuar:

•No dar por hecho que la gente necesita ayuda simplemente porque no ve. Seguramente esa persona ciega se mueva por un entorno que conoce, siempre las mismas zonas e itinerarios…

•Salvo que veas una situación real de peligro es mejor no pegar gritos, voces, agarrarnos del brazo… cosas que pueden asustarnos mucho.

Si creemos que la persona necesita ayuda, nos acercamos, le ponemos la mano ligeramente en el hombro y le hablamos siempre, porque la voz nos transmite información. Entonces, le preguntamos si necesita algo.

•Respeta la respuesta de la persona. Si, tras ofrecerle tu ayuda, te dice que no necesita nada, respétalo, porque será así, no insistas.

Ante cualquier duda, podemos consultar el folleto ¡MIRA!, una guía ilustrada en la que, a través de imágenes, sencillas recomendaciones y con mucho sentido del humor, la ONCE muestra a la sociedad cómo relacionarse e interactuar con las personas ciegas.

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