Un diseño más emocional y humanizado, menos rígido y más funcional, así debería ser el hospital del futuro

  • Espacios que cuiden más a nivel emocional se traduce en menos estancias hospitalarias y en un menor gasto sanitario.
  • Un diseño más flexible de los hospitales permitiría a los sistemas sanitarios adaptarse a cambios y situaciones urgentes, como la presente pandemia, con más facilidad. 
De izquierda a derecha: Pablo Méndez, director comercial de Tarkett, Bernardo García Tapia arquietcto y fundador de la oficina Bernardo T García; Laura Cambra, Doctora Arquitecta EDAC especializada en investigación sobre arquitectura hospitalaria; Antonio Ocaña, arquitecto socio de AIDHOS; e Ildefonso Lecea, Marketing Manager de Tarkett España, moderador del último Diálogos Tarkett.
De izquierda a derecha: Pablo Méndez, director comercial de Tarkett, Bernardo García Tapia arquitecto; Laura Cambra, especialista en investigación sobre arquitectura hospitalaria; Antonio Ocaña, arquitecto ; e Ildefonso Lecea, Marketing Manager de Tarkett España
Cedida / Tarkett
De izquierda a derecha: Pablo Méndez, director comercial de Tarkett, Bernardo García Tapia arquietcto y fundador de la oficina Bernardo T García; Laura Cambra, Doctora Arquitecta EDAC especializada en investigación sobre arquitectura hospitalaria; Antonio Ocaña, arquitecto socio de AIDHOS; e Ildefonso Lecea, Marketing Manager de Tarkett España, moderador del último Diálogos Tarkett.

La pandemia producida por la COVID 19 ha puesto de manifiesto varias deficiencias en los sistemas sanitarios de todo el mundo. Una de estas deficiencias han sido las que presentan los hospitales en sí en cuanto a diseño y funcionalidad. Para discutir sobre estas deficiencias y sus posibles soluciones, Tarkett organizó ‘Retos y desafíos del diseño hospitalario’, un coloquio en el que varios expertos plantearon cómo deberían ser los hospitales en un futuro próximo para afrontar los nuevos desafíos.

Estructuras más humanizadas y que ‘cuiden’ también emocionalmente

Cuando se diseña un hospital, al menos ahora, rara vez se piensa en darle una dimensión emocional, y esto ha convertido a los espacios hospitalarios en lugares que los pacientes perciben como lugares reactivos, estresantes e incluso traumáticos. Esto puede repercutir de manera negativa, según muchos estudios, en la recuperación de los pacientes. Un hospital más ‘humanizado’, en el que se tenga en cuenta también las necesidades emocionales del paciente, podría ayudar mucho al respecto. Para Bernardo García Tapia arquitecto y fundador de la oficina Bernardo T García, “llamamos hospital humanizado hoy día a un lugar confortable, en el que la tecnología no esté reñida con la humanización. Para ello, la tecnología deber estar enfocada, por ejemplo, a que los tiempos de espera y recuperación sean mínimos, a que los ambientes sean flexibles y accesibles… pero lo más importante es que esté enfocado a que la estancia sea breve, que es lo más humanizado”, afirma.

En este sentido, hay varios estudios que demuestran la influencia de la arquitectura en la salud de las personas, y en el ámbito hospitalario esto se traduce en que espacios más humanizados, que se relacionan a su vez con una menor estancia hospitalaria, como aseguró Laura Cambra, arquitecta especializada en investigación sobre arquitectura hospitalaria. Por ejemplo, existe un estudio llevado a cabo ya en 1984 en Estados Unidos en el que se comprobó que se recuperaban antes las personas y cuya habitación tenía vistas a la naturaleza que las que tenían vistas a un muro de ladrillos. Pero este no es el único caso, pues, como aseguró Laura, “el nivel de estrés de los familiares de personas en la UCI se reduce considerablemente si hay zonas ajardinadas en las que descansar en lugar de una sala. En los paritorios, por ejemplo, si el ambiente se parece más a una casa y menos a un quirófano, la madre produce más oxitocina, lo que se traduce en partos menos intervenidos, con menos fórceps, menos cesáreas…”. Esto da lugar, no sólo en un bienestar mayor emocional para la madre, sino en una menor estancia hospitalaria y, por tanto, en menores gastos en sanidad. Algo que ocurre también en las unidades de neonatología, como se ha comprobado recientemente en el Hospital 12 de Octubre, de Madrid, que combina habitaciones comunes con habitaciones familiares individuales. El equipo médico ha comprobado cómo las familias hospitalizadas en la segunda tipología de habitación consiguen antes la autonomía en el cuidado de los recién nacidos y reciben antes el alta.

Esto pone en evidencia que “introducir el método científico en el diseño nos va a permitir crear edificios mejores. Y luego, debemos evaluarlos para ver cómo influye en la salud. Introduciremos el rigor en los proyectos hospitalarios para mejorar el bienestar de los usuarios con independencia de su rol”, explica Laura Cambra.

Estructuras menos rígidas y más equipos multidisciplinares

Para crear este hospital más humanizado es imprescindible que se tenga en cuenta a todos los agentes que intervienen en el proceso, y eso incluye a pacientes y sus necesidades, pero también a los trabajadores sanitarios, pues como afirma el arquitecto Antonio Ocaña “es muy importante que los profesionales sanitarios participen en el diseño de un hospital para que lo se construya tenga en cuenta sus necesidades”.

Sin embargo, a día de hoy, es difícil llevarlo a cabo, pues los plazos con los que trabajan los arquitectos para crear espacios hospitalarios es muy inferior al necesario, especialmente cuando se trata de hospitales que hay que renovar. Estas renovaciones se llevan a cabo en situaciones de urgencia, sin tiempo para planificar de manera pausada una revisión del espacio de forma espacial y funcional y teniendo en cuenta no solo las necesidades presentes, sino la capacidad de crecimientos futuros. Y es que, todos los expertos coindicen en que las estructuras hospitalarias son demasiado rígidas, algo que dificulta respuestas inmediatas, como las que se requieren en tiempos de pandemia.

Otra deficiencia a la hora de acometer la actualización de infraestructuras hospitalarias es la falta de equipos trasversales que tengan en cuenta criterios funcionales como arquitectónicos. “En la actualidad los arquitectos hacen una labor de análisis, reuniéndose con todos los roles para conocer en profundidad las distintas necesidades. Pero, finalmente, las decisiones se toman bajo otros criterios y, en ocasiones, en el esfuerzo de determinar las necesidades no intervienen los protagonistas”, apuntó Bernardo García Tapia. Atender solo a un criterio económico, ahorrando costes, por ejemplo, en materiales puede constituir un incremento de gastos importante en el futuro, “los hospitales y centros médicos se concebían como una arquitectura inmóvil y finita, insuficiente para responder a las demandas de un sector cuya realidad está en constante cambio”, resalta Ildefonso Lecea marketing manager de Tarkett.

Aunque no será de un día para otro, pues, como asegura Bernardo García Tapia, “la estructura del hospital tal y como la conocemos ahora va a tardar mucho en modificarse”, el hospital del futuro ya empieza a dar sus primeros pasos. Antonio Ocaña, por ejemplo, cree que el diagnóstico ocupará un espacio muy importante en él, “y en este diagnóstico es muy importante la inteligencia artificial, por eso no es de extrañar que los hospitales acaben descentralizándose en áreas grandes de diagnóstico apoyadas por la IA”, asegura. 

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