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Las cotorras argentinas: "Lo pasaban fatal enjauladas y se comportaban peor, así que fueron abandonadas de forma masiva"

Cotorra argentina.
Vicente Méndez/GETTY

La cotorra argentina es una especie considerada invasora ya que forma parte del Catálogo español de especies invasoras. Se puso de moda en España como mascota a principios de los años 70, cuando se introdujo en el país a través de las importaciones. 

No obstante, pronto se convertiría en un problema ya que, aquellas que venían del extranjero habían sido capturadas en su entorno salvaje y la incompatibilidad en la convivencia humana enseguida fue notoria: si ya de por sí son una especie ruidosa (son muy vocales), es algo que empeoraba al verse encerradas en pequeñas jaulas.

"El animal lo pasaba fatal y se comportaba peor, por lo que la persona que los tenía no podía disfrutar de estos animales y la situación se volvía insostenible. Por esto fueron aves abandonadas de forma masiva", cuenta Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuya misión es salvaguardar el bienestar de las psitácidas.

Como eran aves que sabían vivir en libertad y, además, "son la única especie psitácida capaz de crear su propio nido y hacer vida entorno al mismo, se terminaron adaptando al ecosistema urbano de las ciudades españolas", detalla el experto.

Así fue como estas aves terminaron siendo prohibidas y, el pasado diciembre de 2021, finalizó el plazo para declarar la tenencia responsable de las mismas, quedando prohibida su tenencia (no declarada), la venta y la reproducción. "Incluso recoger una cría que se haya caído de un nido es ilegal", apunta Valls.

No obstante, todavía queda mucha gente que mantiene estas preciosas psitácidas en cautividad, pero... ¿Sabemos cómo hacerlo adecuadamente? "Son animales muy sociales y gregarios. Manifiestan una complejidad social no vista en otras psitácidas, más incluso que en los guacamayos o las amazonas, por lo tanto, son animales muy complicados a la hora de tenerlos en cautividad", advierte el experto en psitácidas.

Manifiestan una complejidad social no vista en otras psitácidas, más incluso que en los guacamayos o las amazonas

Cómo cuidar de una cotorra argentina

Que sean animales que necesiten de la vida en comunidad hace que tengamos que ser más conscientes aún del enriquecimiento ambiental que debemos ofrecerles para intentar compensar las carencias sociales. "Hay que intentar ofrecerles actividades para mantenerlas ocupadas durante el día, para que no noten tanto la falta de compañía, incluso si tenemos grupos grandes", reconoce Valls. 

"Nosotros tenemos un grupo de ocho cotorras y, aún así, tenemos casos de picaje", añade. "Las dinámicas sociales entre ellos son tan complejas que, en cautividad, aunque reproduzcamos su hábitat, no es suficiente, no son capaces de desarrollarse como necesitan, lo que puede desencadenar problemas de salud y conducta".

Por este motivo, es muy importante trabajar otros aspectos de sus necesidades básicas para que esa carencia le pese menos. "Lo ideal es tenerlas en un sitio con mucho espacio, cuanto más mejor", recomienda Roger. "Son animales super hábiles, les encanta manipular todo tipo de objetos y materiales, por lo que puede ser buena idea proporcionarle todo tipo de puzzles y actividades que se nos ocurran para que obtengan alimento, que se lo tengan que trabajar".

Nosotros tenemos un grupo de ocho cotorras y, aún así, tenemos casos de picaje

No obstante, esta predilección por manipular alimentos les lleva a otro comportamiento innato en ellas: la construcción de un nido. "Es algo que desarrollan de forma instintiva pero, si no lo potenciamos, no lo llevan a cabo y es algo que debemos controlar, aunque parezca ir en contra de su bienestar", afirma el experto.

"Una vez construyen el nido, si luego no tienen la posibilidad de reproducción cuando lo consideren necesario, no van a cubrir una necesidad básica y puede causarles mucha frustración", explica. " Es mucho peor dejarles crear el nido y que luego no puedan anidar que evitar que lo construyan".

¿Y cómo podemos evitarlo? No proporcionándoles materiales que les permita hacer nidos que, además, en cautividad no les aporta nada (porque no van a reproducirse). "Aquí es donde podemos aprovechar la alimentación para mantenerlas entretenidas", comenta Valls.

"Estas aves no tienen necesidades específicas en cuanto a la alimentación. Son generalistas en libertad y las puedes encontrar en libertad alimentándose de muchas cosas: desde pipas y cacahuetes, a frutos de árboles e insectos, pasando por semillas", detalla el experto en psitácidas.

En cautividad seguiríamos la misma regla que con el resto de psitácidas: una base de pienso de calidad alta, una fracción complementaria de frutas y verduras y unos alimentos extra que pueden ser la mezcla de semillas.

"Aquí podemos aprovechar para que forrajeen y para que se ganen el alimento, ofreciéndoles enriquecimiento ambiental alimentario y así, mantenerlas entretenidas y estimuladas", concluye Valls.

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