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Nuevo récord de fijos discontinuos: la tasa alcanza el 17% de los nuevos contratos y arroja dudas sobre la bajada del paro

Una mujer pasa por delante de una Oficina de Empleo.
MARTA FERNÁNDEZ / EP

El auge de los contratos fijos discontinuos surgido después de que la reforma laboral restringiera severamente la contratación temporal vivió un nuevo episodio en octubre. El mes pasado, el 17% de los algo más de 1,5 millones de contratos que se firmaron en España fueron fijos discontinuos, una modalidad de contratación indefinida en la que los empleados solo trabajan en determinados momentos del año.

Este 17% supera por una décima el registro de septiembre y supone un nuevo máximo histórico en esta modalidad de contratación. De esta forma se recupera una tendencia al alza en este modelo de contratación que se había frenado en los meses de verano. Los fijos discontinuos se han convertido en un importante vehículo de empleo y su peso sobre la contratación se ha multiplicado por diez en comparación con enero. En lo que llevamos de año, 1,9 millones de los casi 15,7 millones de contratos formalizados en todo 2022 se englobaban dentro de esta categoría.

Una de las hipótesis por las que los fijos discontinuos han repuntado de nuevo en los últimos dos meses señala al arranque del curso escolar. Con la vuelta a las clases, vuelve la actividad a los colegios, institutos o universidades, pero también a las contratas de limpieza que atienden estos centros, comedores, academias..., cuya actividad económica está unida al ciclo escolar. Así lo cree Ana Escrivá, directora del Grado en Derecho de la Universidad Internacional de Valencia y doctora en Derecho del Trabajo y Seguridad Social. "Al haber desaparecido los contratos temporales, la vía de acceso es el fijo discontinuo", sostiene la especialista, que recuerda que este personal cesará en junio.

Lo cierto es que el auge en esta modalidad de contratación se ha convertido en motivo de discordia. Mientras que el Gobierno presume de las bajadas del paro, la buena marcha del empleo y la bajada de la temporalidad, la oposición, encabezada por el PP, acusa al Ejecutivo de "maquillar" los datos. El motivo, arguyen, es que los fijos discontinuos no cuentan como desempleados en el recuento que publica cada mes el Ministerio de Trabajo, aunque se hayan inscrito en el SEPE como demandantes de empleo. "Puedes llegar a una hipótesis y a la contraria con los datos que hay", explica Florentino Felgueroso, investigador asociado en Fedea.

El problema es que la falta de datos específicos sobre fijos discontinuos en la estadística del paro hace que sea muy difícil sacar conclusiones. Cuando estos trabajadores están inactivos y se registran en las listas del SEPE aparecen como "demandantes de empleo con relación laboral". Una categoría en la que también se incluyen, por ejemplo, los trabajadores sometidos a un ERTE.

Si los fijos discontinuos no cuentan como desempleados cuando no trabajan, puede parecer lógico que, cuando pasan a la inactividad (por ejemplo, tras el final de la temporada veraniega), el paro descienda con más fuerza que si estos contratos hubieran sido temporales. Sin embargo, por ahora no parece que estos trabajadores se estén inscribiendo masivamente como demandantes de empleo. "Desde enero hasta ahora no estamos viendo nada notable en el grupo de demandantes de empleo con relación laboral", sostiene Felgueroso.

Sí es cierto que más de la mitad de esos casi 1,9 millones de contratos fijos discontinuos que se han firmado este año ya no existen. En octubre, los afiliados a la Seguridad Social con este tipo de contrato ascendían solo a 969.850. Sin embargo, se desconocen las causas concretas. "Lo único que sabemos es que estos nuevos contratos tienen tasas de afiliación más bajas, más periodos de inactividad y más ceses o abandonos voluntarios", añade Felgueroso. "La cuestión principal es que se han firmado dos millones de contratos fijos discontinuos, más de quince veces antes de la reforma, y el hecho es que no vemos un aumento en el empleo tan alto", zanja.

Para Manuel Hidalgo, profesor de Economía en la Universidad Pablo Olavide e investigador en Esade, los datos de paro y afiliación ofrecen dos lecturas. Por un lado, el aumento del empleo muestra que "la economía y el mercado laboral resisten", pero, por el otro, "la reforma laboral dificulta mucho la lectura del paro". "Octubre era tradicionalmente un mes malo porque se destruía mucho empleo temporal y esto puede no haber pasado por resultado de la reforma", sostiene. 

"La reforma laboral va a determinar que gente que antes aparecía como desempleada ahora no lo sea. Algunos dicen que es maquillar, pero hay países europeos en los que ocurre", añade Hidalgo. En todo caso, este economista señala que igual que el paro puede haber bajado más de lo normal en octubre por el efecto de los fijos discontinuos, es probable que también baje menos de lo habitual cuando llegue marzo, mes a partir del cual el empleo comienza a repuntar.

De igual manera, recuerda que los contratos fijos discontinuos ofrecen más garantías a los trabajadores que las que traían consigo los temporales. "Cuando alguien rescindía el contrato en septiembre y se incorporaba luego en marzo estaba unos meses desempleado, pero sin saber seguro si iba a volver. Ahora, va a transitar por este periodo con la tranquilidad de verse empleado, sabe que va a trabajar, aunque cobre la misma prestación", concluye.