Internacional

Srebrenica, Alepo, Sabra y Chatila... Bucha se suma al oscuro catálogo de masacres de civiles en un conflicto

Una mujer llora la muerte de un recién nacido en el centro conmemorativo de Potocari, en las afueras de Srebrenica (Bosnia-Herzegovina).
Valdrin Xhemaj / EFE

En Bucha, tras la retirada de las tropas rusas, se han encontrado cientos de cadáveres de civiles ejecutados de manera sumaria. El hallazgo ha conmocionado al mundo. Human Rights Watch asegura que son "graves abusos" que podrían constituir crímenes de guerra. El Gobierno de Zelenski va más allá y habla de "la peor masacre en Europa desde la II Guerra Mundial".

Desgraciadamente casi todo conflicto armado no conoce límites y acaba dando lugar a episodios de matanza de civiles. La Segunda Guerra Mundial fue el más terrible rosario de atrocidades del que ha sido capaz el ser humano.

El macroconflicto vio también la deportación de miles civiles polacos a Siberia; la limpieza étnica que se desarrolló en la región de Volinia; la matanza del barranco de Babi Yar; los asesinatos masivos emprendidos por Stalin en la aldea chechena de Khaibakh o las matanzas de prisioneros y civiles italianos cometidas por soldados norteamericanos en Sicilia.

Pero más allá de la Segunda Guerra Mundial, en la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI ya existe un extenso listado de matanzas de civiles. Los siguientes son los principales casos:

Srebrenica

El 11 julio de 1995, durante la guerra de Bosnia, tuvo lugar la la peor masacre en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Más de 8.000 bosnios musulmanes fueron asesinados en la ciudad de Srebrenica por el ejército serbobosnio bajo el mando del general Ratko Mladić y un grupo paramilitar serbio.

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Amel Emric / AP

Lo extraño es que la masacre se produjo en una zona que era considerada zona segura por su mayoría musulmana. Estaba protegida por cascos azules holandeses, pero muchos estaban de vacaciones. Las tropas de Mladić aprovecharon esa circunstancia para masacrar a la población. Se han hallado los cadáveres de cerca de 6.900 personas en más de 80 fosas comunes e identificadas.

En cuanto a sus asesinos, durante años huyeron de la justicia pero finalmente Ratko Mladić y Radovan Karadžić fueron apresados, juzgados y condenados a cadena perpetua. Este caso de limpieza étnica precipitó el fin de la guerra en Bosnia, obligando a serbios, croatas y musulmanes a firmar la paz en noviembre de 1995.

El carnicero de Sarajevo. Radovan Karadzic, líder de los serbios en Bosnia.
R.Cukovic / Reuters

Genocidio camboyano

El genocidio camboyano fue obra del régimen maoísta de los Jemeres Rojos, un partido político que, bajo la dirección de Pol Pot, gobernó la llamada Kampuchea Democrática entre 1975 y 1979. La suya era una concepción extremista de la izquierda radical, basada en los ideales del maoísmo y el estalinismo.

Los Jemeres Rojos acabaron con la vida de un cuarto de la población de Camboya: entre 1,5 y 3 millones de personas.

Llevaron a cabo la ruralización forzada e impulsaron los trabajos forzados de manera generalizada. Pero la crueldad de su purismo comunista los llevó a cometer torturas y ejecuciones masivas. Se han descubierto más de 20.000 fosas comunes, llamadas Campos de la Muerte. Todo ello, junto a la malnutrición general, se llevó por delante la vida de aproximadamente un cuarto de la población del país: entre 1,5 y 3 millones de camboyanos.

Cráneos de víctimas del Jemer Rojo, en el Centro del Genocidio en Phnom Penh. 
H.Sinith/EFE

Esa "purificación de la población" la llevaron a cabo jemeres (etnia) sobre jemeres, por lo que a veces se utiliza la expresión "autogenocidio". En enero de 2001, el gobierno camboyano aprobó una legislación para enjuiciar un número limitado de dirigentes rojos. En 2014, Nuon Chea y Khieu Samphan fueron declarados culpables y sentenciados a cadena perpetua por sus crímenes de lesa humanidad.

Masacre de Sabra y Chatila

Esta matanza tuvo lugar entre los días 15 y 18 de septiembre de 1982, durante la Guerra del Líbano y recibió la calificación de acto de genocidio por parte de Naciones Unidas. El número sigue sin estar claro, pero murieron unas 3.000 personas, todas ellas palestinos residentes en los campos de refugiados situados en los barrios de Sabra y Chatila, en Beirut Oeste.

La masacre fue obra de la Falange Libanesa, de origen cristiano, y el móvil principal de la masacre fue vengar tanto el asesinato, dos días antes, del Presidente electo del Líbano Bashir Gemayel, como la masacre de Damour, en la que miembros de Organización para la Liberación de Palestina (OLP) asesinaron a 582 personas y profanado el cementerio cristiano, a su vez en respuesta a la masacre de Karantina.

Plaza de los Mártires, en el campamento de Shatila.
WIKIPEDIA/Vladanr

Por acción, también participaron en la masacre miembros del Ejército del Sur del Líbano y, por omisión, las Fuerzas de Defensa de Israel apostadas en el Líbano, que no evitaron la matanza aún teniendo conocimiento de la misma. La ONU dictaminó que Israel, como la potencia ocupante de los campamentos, era responsable de la violencia acaecida en ellos. La comisión también concluyó que la masacre había sido un acto de genocidio.

La batalla de Alepo

Durante la Guerra en Siria (que aún continúa), los rebeldes invadieron la ciudad de Alepo, capital económica del país. Era junio de 2012. Desde ese momento se convirtió en el principal frente de la guerra civil, dado que el Ejército de Bashar al-Asad insistió en su recuperación. Al final, ambas partes controlaban una mitad de la ciudad.

Vista general tras un bombardeo en Alepo, Siria
EFE

Así, Alepo se ha convertido, junto a Homs, en la ciudad más devastada por la guerra. Según datos de la ONU la guerra en Alepo ha dejado un saldo de más de 12.000 personas muertas, en su mayoría civiles.

La noche del miércoles 28 de abril de 2016 se produjo uno de los ataques más mortíferos. El hospital de Al Quds, apoyado por Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras fue atacado. Murieron 14 personas.

Mujeres huyen con sus hijos, durante la Guerra de Siria.
CIR/dpa

Los asesinatos de Ríos Montt en Guatemala

Efraín Ríos Montt fue el dictador de Guatemala entre marzo de 1982 y agosto de 1983. Llegó al poder a través de un golpe militar. Fue el comienzo de un régimen de terror en el que miles de campesinos y habitantes de comunidades rurales (muchos pueblos indígenas) fueron asesinados durante su mandato. Guatemala padeció una guerra interna de 36 años, entre 1960 y 1996.

El exgeneral golpista guatemalteco José Efraín Ríos Montt.
EFE/Saúl Martínez

Ríos Montt llegaría luego a ser dos veces presidente del Congreso de Guatemala (1995-1996 y 2000-2004). Para que se juzgaran sus crímenes, en 1999, la guatemalteca Rigoberta Menchú presentó en España cargos de tortura, genocidio, detención ilegal y terrorismo de Estado contra Ríos Montt y otros cuatro generales guatemaltecos retirados, dos de ellos expresidentes (Óscar Humberto Mejía Victores y Fernando Romeo Lucas-García). Hubo hasta orden de captura internacional, pero el ex dictador no fue enjuiciado hasta 2013 y en su país.

El juicio fue por la muerte 1.700 indígenas mayas. Resultó condenado a 80 años de cárcel por genocidio. Sin embargo, la Corte de Constitucionalidad anuló el fallo por "errores de procedimiento" y ordenó que se llevara a cabo un nuevo proceso. En 2015 se anunció un nuevo juicio, pero debido a su incapacidad mental y su avanzada edad, no hubo condena de cárcel.

Un hombre con un cartel con imágenes de víctimas de la guerra en Guatemala.
S.Martinez/EFE