Ese ‘árbol de metal’ que ves en la imagen no es una antena ni tiene nada que ver con las comunicaciones, si bien podría parecer un aparato para contactar con civilizaciones del espacio exterior.
Se trata de un dispositivo de 4 metros de altura que es capaz de ‘devorar’ las partículas contaminantes de su alrededor y convertirlas en oxígeno y en biomasa, purificando el aire que respiran cada día 2.790 personas. Produce, aproximadamente, el oxígeno equivalente al de 368 árboles por año.
BioUrban es un ambicioso proyecto de origen mexicano. BiomiTech, los creadores de esta tecnología pionera a nivel mundial, se impulsaron por el alto grado de contaminación que viven las urbes en México. Su capital es una de las ciudades más contaminadas del mundo y, según los últimos estudios publicados, la contaminación provoca la muerte de unas 9.000 personas al año en todo el país.
La eficacia de esta especie de árbol artificial ya ha sido probada en el país centroamericano. El sistema purifica el aire a través de plantas: dentro de la estructura hay reactores de microalgas que absorben las partículas contaminantes para alimentarse de ellas y, tras un proceso natural de fotosíntesis, las convierten en oxígeno y en biomasa. Uno solo de ellos limpia entre 40 y 60 toneladas de CO2 al año.
Ademas, el dispositivo es también un módulo de monitoreo múltiple que puede medir índices de contaminación y flujo de tráfico. El sistema está pensado para colocarse en las zonas con mayor contaminación del centro de las grandes ciudades como pequeños parques públicos, colegios y centros médicos.
“Las zonas más contaminantes de las grandes ciudades, estructuralmente no permiten albergar gran cantidad de árboles en sus espacios, y gracias a esta nueva tecnología, se maximiza la captura de CO2 y se mejora la calidad del aire”, asegura Francisco Benedito, CEO de la compañía española ClimateTrade, responsable de que la tecnología BioUrban aterrice en Europa y se empiece a comercializar en España.
Ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia sufren de altos niveles de contaminación. “Esta tecnología supone una solución ambiental basada en la naturaleza que permitirá crear una nueva bioeconomía circular capaz de producir combustibles a partir de la contaminación generada por nuestras actividades cotidianas”, asegura Benedito.
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