Las vacunas son preparaciones dirigidas a generar inmunidad en una persona frente a una enfermedad al estimular la producción de anticuerpos. Son necesarias para prevenir enfermedades que pueden ser graves e incluso mortales.
El estímulo inmunitario que se produce al administrar una vacuna "pretende simular la infección natural, generando una respuesta inmunitaria específica en el sujeto, con el fin de protegerlo en ulteriores exposiciones al microorganismo", destaca el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Así, tratan de prevenir enfermedades como la hepatitis B, el sarampión, la varicela, la gripe, la difteria o la tosferina, enseñando al sistema inmune a defenderse.
Respecto a la edad de vacunación, algunas vacunas como la de la hepatitis B "pueden administrarse a las pocas horas de nacer", aunque para la mayoría de las vacunas inactivadas como la difteria, el tétanos o la tosferina y algunas conjugadas como el neumococo, "la edad mínima son las seis semanas". Además, "otras conjugadas no se deben administrar antes de los dos meses de vida" como la vacuna contra el meningococo C.
Vacunas en los primeros meses de vida
En este sentido, el Comité Asesor de Vacunas de la AEP actualiza cada año sus recomendaciones de vacunación en la etapa infantil y en la adolescencia a través de la publicación de un calendario de vacunaciones. Además, se recomienda consultar el calendario de la propia comunidad o ciudad autónoma al que puedes acceder a través de este enlace.
La vacuna contra la hepatitis B se suministra en tres dosis a los 2, 4 y 11 meses de edad. Además, "los hijos de madres HBsAg positivas o de serología desconocida recibirán además, al nacimiento, una dosis de vacuna HB monocomponente, junto con 0,5 ml de inmunoglobulina antihepatitis B (IGHB) si se confirma que el HBsAg materno es positivo". En estos casos, los lactantes vacunados en el momento del nacimiento seguirán el calendario habitual de vacunación del primer año.
La vacuna frente a la difteria, el tétanos y la tosferina contiene cinco dosis distribuidas con primovacunación a los 2 y 4 meses de edad, una dosis de refuerzo a los 11 meses de edad, otra a los 6 años y una última entre los 12 y 14 años.
La vacuna inactivada frente a la poliomielitis se compone de cuatro dosis: primovacunación con dos dosis a los 2 y 4 meses y dos refuerzos a los 11 meses y a los 6 años de edad.
La vacuna conjugada frente al Haemophilus influenzae tipo b (Hib) se administra en tres dosis: dos de primovacunación a los 2 y 4 meses y una de refuerzo a los 11 meses con hexavalentes. Por otro lado, la vacuna conjugada contra el neumococo también se administra en tres dosis, siendo las dos primeras a los 1 y 4 meses de edad y una de refuerzo a partir de los 11 meses.
La vacuna frente al rotavirus se administra en dos o tres dosis a los 2 y 3-4 meses de edad con la vacuna monovalente. También se puede administrar a los 2, 3 y 4 meses o a los 2, 4, 5-6 meses con la pentavalente. Esta pauta, en todo caso, ha de iniciarse entre las 6 y 12 primeras semanas de vida. "El intervalo mínimo entre dosis es de 4 semanas y ambas vacunas se pueden coadministrar con cualquier otra".
La vacuna frente al meningococo B (MenB) se compone de tres dosis que se inician a los 2 meses de edad con un intervalo de separación de dos meses y una de refuerzo a partir de los 12 meses. "Se puede coadministrar con las otras vacunas del calendario, aunque podría producir más fiebre; por lo que también se podría aplicar con una separación de 1 o 2 semanas con las otras vacunas inactivadas inyectables, hasta los 12 meses, para minimizar su posible reactogenicidad", destaca el Comité.
La vacuna conjugada frente al meningococo C (MenC) y la vacuna frente a los meningococos ACWY (MenACWY) se administra en una dosis de vacuna conjugada a los 4 meses de edad. Además, a los 12 meses y entre los 12 y 14 años se recomienda una dosis de la vacuna MenACWY, "aconsejándose un rescate progresivo hasta los 18 años de edad".
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