Además de la pérdida de peso mejoran los niveles de colesterol, gracias a la fibra, y disminuye la masa grasa corporal. De esta manera el organismo se protege contra el "estrés oxidativo", un mecanismo que está detrás de otras enfermedades asociadas a la obesidad como las cardiovasculares y las neurodegenerativas, diabetes, e incluso el cáncer.
Cada persona puede reaccionar de un modo diferente a una dieta convencional. En ese sentido, hay genes que se modifican según los alimentos ingeridos y que podrían utilizarse como posibles 'dianas terapéuticas' para establecer recomendaciones dietéticas personalizadas en función de cada paciente, asegura Crujeiras.
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