“Fast & Precarios": ¿quieres conocer el lado oscuro de la comida a domicilio?

  • Los ingresos medios de un repartidor rondan los 395 euros al mes por 16 horas semanales.
  • La viabilidad del sector está en entredicho porque, sorprendentemente, no es rentable.
Repartidor de comida rápida.
Repartidor de comida rápida.
ATLAS
Repartidor de comida rápida.

¿Qué puede tener de malo pedir comida a domiciio? Todo son ventajas. Por algo en Estados Unidos, el 60% de la comida ya se pide en casa o para llevar. Pero este negocio, el del delivery, esconde dos realidades.

Una, que no es secreta salvo para quien no quiera ver, es la precariedad de los encargados de traernos la comida a casa. O sea, las infames condiciones laborales de los llamados riders. La otra realidad es sorprendente. Resulta que la viabilidad del sector está en entredicho porque no es rentable, pese a haber crecido un 26% en 2018.

Respecto a las condiciones laborales de los repartidores, según Comisiones Obreras, los ingresos medios de los repartidores de comida a domicilio rondan los 395 euros al mes por 16 horas semanales. A modo de ejemplo: “Te contratan por muy pocas horas, a tiempo parcial, y si a eso le sumas el bajo salario que no da para vivir. Además el tema de la prevención está bastante olvidado”. Lo cuenta el delegado de CCOO en Domino’s, Raúl Calderón, repartidor de esta cadena de pizzerías.

Un informe de este sindicato basado en datos de 2016 del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, asegura que al año se producen más de 2.000 accidentes de moto en el sector servicios de comidas y bebidas, con casi un centenar de hospitalizaciones.

El objetivo es que seamos conscientes de que detrás de cada pedido hay unas condiciones de trabajo precarias

Pero estas cifras, estima Comisiones, habrán aumentado debido también al acelerado crecimiento del número de pedidos de comida a domicilio registrado al calor de la llegada de plataformas específicas como Deliveroo, Glovo o Ubereats, con subidas anuales a doble dígito.

Según el sindicato, detrás de las precarias condiciones laborales de los riders hay varios factores. Por un lado, los convenios de cada empresa prevalezcan sobre los sectoriales, motivo por el que reclaman cambios en la legislación laboral tras la reforma de 2012. Por otro, hay empresas que externalicen los servicios a través de terceros, como Just Eat con el reparto.

Y está el caso de Deliveroo, Glovo o Ubereats, cuyos repartidores son tratados como colaboradores, aunque la Inspección de Trabajo ya ha levantado varios expedientes por considerar que en realidad son “falsos autónomos” y está llevando los casos ante los tribunales.

Por todo ello, CCOO ha lanzado una campaña contra la precariedad laboral en el sector de la comida rápida, bajo el título “Fast & Precarios, a todo riesgo”. El objetivo es que los clientes seamos conscientes de que detrás de cada pedido hay unas condiciones de trabajo precarias; que detrás de una llamada hay gente que se juega la vida.

“Canibalismo de bajo coste“

Y pese a las raquíticas condiciones laborales de los riders, la viabilidad del sector está en entredicho porque, sorprendentemente, no es rentable. Así lo han mostrado representantes del delivery en el foro Eat2Go.

Pedir comida a domicilio es barato, tal vez demasiado barato, y las empresas de reparto consideran que el consumidor se ha mal acostumbrado. Los operadores –Just Eat, Deliveroo, Glovo o Ubereats– compiten entre sí y cada oferta de una empresa supone un precio más bajo y una obligación para los demás. Lo llaman “canibalismo de bajo coste“: una guerra de precios con continuas promociones y descuentos.

Así, un informe, elaborado con las opiniones de 42 expertos, revela que el principal reto de los operadores del sector es precisamente esa búsqueda del beneficio, que por el momento está lejos de alcanzarse. Salvo que suban el precio al consumidor final (Just Eat ya ofrece un coste por entrega "flexible").

De momento, reconocen las empresas del delivery, nadie parece preocuparse por la rentabilidad, porque hay una serie de operadores financiando la batalla de los cuatro grandes. Pero a no mucho tardar, esos inversores dejarán de inyectar capital, y algunos desaparecerán o serán absorbidos por otro.

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