El truco para que el cuscús te quede siempre perfecto

Hace ya tiempo que el cuscús ha dejado de ser un ingrediente exótico para formar parte de muchas recetas más o menos habituales. Y es que más allá de las clásicas preparaciones con esta sémola de trigo que nos hacen pensar en platos árabes, en realidad se trata de un cereal que puede dar mucho juego en sustitución de, por ejemplo, el arroz.

¿Pero cómo prepararlo? En teoría no tiene ningún misterio, pero siguiendo este sencillísimo truco desaparecerá cualquier pereza para preparar cuscús como guarnición o base para una receta estupenda: solo tendremos que añadir especias, verduras o alguna carne, y listo.

Primer consejo: usar un buen cuscús integral. La diferencia de precio -es un ingrediente bastante económico- es mínima y se nota bastante en la textura y sabor. Si vivimos en una gran ciudad es fácil encontrarlo en tiendas que vendan harinas y legumbres a peso, o en especializadas en productos árabes.

Integral o normal, es muy sencillo cocinarlo con este método. Lo primero, misma cantidad de cuscús y agua. Con un vaso normal tendremos para un par de buenas raciones, por si queremos una referencia rápida.

En una cazuela al fuego ponemos el cuscús, sal, pimienta y opcionalmente ras el hanout, una mezcla de especias que le da un toque estupendo. Mientras se va tostando un poco -atentos para que no se queme- calentamos agua en otra cazuela o en un hervidor de agua, si queremos hacerlo todavía más rápido y sencillo.

Cuando notemos el aroma de las especies y el cuscús un poco tostado, añadimos el agua caliente -cuidado que igual salta un poco- y apagamos el fuego.

Tapamos la cazuela y dejamos reposar entre 5 y 10 minutos. Y ya lo tenemos, quedará en su punto. Sólo habrá que separar los granos con la ayuda de un tenedor y añadir un poco de aceite de oliva virgen extra.

Nuestro cuscús perfecto ya estará listo para servir de acompañamiento de cualquier plato o para añadirlo a alguna otra receta.