Cómo hay que actuar ante una crisis de hipertensión

  • La tensión sistólica puede superar los 180 por un exceso dietético o por olvidar la medicación.
  • Una crisis hipertensiva puede llevar al paciente a una insuficiencia cardiaca o a un ictus.
La hipertensión arterial aumenta el riesgo de padecer deterioro cognitivo.
La hipertensión arterial aumenta el riesgo de padecer deterioro cognitivo.
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La hipertensión arterial aumenta el riesgo de padecer deterioro cognitivo.

La hipertensión consiste en una elevación de la tensión arterial crónica y mantenida. Según la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), en nuestro país hay alrededor de 14 millones de hipertensos, un 35-40% de la población, porcentaje que asciende hasta el 60% en los mayores de 65 años.

Una toma puntual elevada no supone padecer la enfermedad, no significa ser hipertenso, pues la tensión debe mantenerse elevada a un valor igual o superior a los 140/90 mmHg en la mayoría de mediciones. Cuando la tensión sistólica supera los 180 mmHg se produce lo que se denomina crisis hipertensiva.

Las causas más comunes de un pico de tensión son olvidar la medicación –la adherencia al tratamiento es fundamental para mantener los niveles de tensión estables– o una transgresión dietética –un consumo excesivo de alimentos con altos niveles de sal puede descompensar en gran medida la tensión arterial–. Otros motivos son la apnea del sueño, una crisis de ansiedad o el ejercicio físico.

Sin síntomas o con síntomas difusos

Una crisis de hipertensión puede cursar sin síntomas o presentar síntomas difusos como dolor de cabeza, mareo, taquicardia, dolor en los ojos o más graves como dolor en el pecho. Así debemos actuar si nos enfrentamos a una crisis de hipertensión:

  • Atención médica inmediata
    Cuando se produce una crisis de hipertensión la persona debe ser atendida por un médico para que evalúe el cuadro que está sufriendo y determinar si se debe a una crisis de ansiedad o hipertensiva.
  • Ser consciente de la gravedad
    La crisis hipertensiva puede llevar al paciente a una insuficiencia cardiaca, un ictus o un cuadro serio que podría conducir a la persona a la muerte.
  • No ponerse nervioso
    Mientras se consigue acceder a la atención médica es importante tranquilizar a la persona para que el nerviosismo no contribuya a elevar la tensión aún más.

La gravedad depende del paciente y del cuadro clínico que le acompañe, pero una crisis hipertensiva puede tener consecuencias muy graves en los órganos más dañados por la hipertensión que son cerebro, corazón y riñón e incluso provocar la muerte.

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