Parque Nacional de Timanfaya, un paseo lunar por Lanzarote

Una panorámica general del Parque Nacional de Timanfaya.
WIKIPEDIA/Gernot Keller

El Parque Nacional de Timanfaya en Lanzarote, con más de 5.000 hectáreas de tierra de volcanes, concentra el ecosistema de una isla declarada Reserva de la Biosfera. Volcanes que hacen de este parque una especie de viaje a la Luna. Esta apariencia lunar, con abundancia de cráteres, barrancos y valles de lava solidificada tiene su máxima expresión al oeste de la isla.

Las formaciones rocosas que forman el paisaje lanzaroteño se deben a la actividad sísmica registrada entre los años 1730 y 1736, y posteriormente en 1824, que le otorgó un aspecto insólito y lunar salpicado de cuevas, conos, hornitos y cráteres, que no ha sido modificado por la mano del hombre.

Mientras los pocos intrépidos que viven en Timanfaya se las ingeniado para cultivar en secano melones, cebollas, tomates e incluso viñas, los turistas quedan hechizados por unos parajes abruptos y recios, que se funden en la lejanía con el límpido cielo.

Al parque sólo se puede acceder a pie en la zona litoral, a través de una senda que recorre la costa del recinto. El resto de sus campos rocosos hay que recorrerlos guiados por la organización de los centros de visitantes, siendo el dromedario el medio de transporte por excelencia, como en todo desierto que se precie.

En el Islote de Hilario, se efectúan unas demostraciones geotérmicas que acercan a la realidad del terreno volcánico. A poca profundidad bajo el suelo, la tierra alcanza los 350º C. Esto se demuestra introduciendo un haz de matorral en alguna cavidad, que arderá en cuestión de segundos. A menos de 10 metros, se llega a los 600º C y si se vierte un cubo de agua en un hoyo profundo, acto seguido brotará un violento chorro de vapor.

¿Lunar y baldío? No tanto, puesto que se contabilizan unas 180 especies vegetales diferentes, principalmente de líquenes, que cubren de un tono blanquecino la superficie volcánica. También hay otras especies evolucionadas como la tabaiba dulce y los juncos. En las zonas más húmedas se refugian arbustos como la aulaga, la malvarrosa, el almirón, el tazaigo o la ratonera.

En Timanfaya la fauna es escasa, pero existe. Reptiles endémicos, como el lagarto de Haría y el perenquén rugoso o majorero, y aves como el cuervo, el cernícalo, la gaviota o el águila pescadora.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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