Zara ha dejado de ser Zara

Zara ya no es una tienda de ropa, es una marca de moda. Era el objetivo de Marta Ortega cuando llegó a la presidencia y en menos de un año ya lo ha conseguido. 

Las fotos de Angela Molina, donde se la veía más a ella y su actitud, que la ropa, demuestran que ya podemos considerar al buque insignia de Inditex un sueño aspiracional. Estos días la prensa ha destacado que los gallegos eligieran a una actriz madura, con una canosa melena, retratada en blanco y negro. Nadie ha mencionado el largo vestido o el precioso kimono. Eso es lo que hacen los grandes, venden conceptos, no prendas.

D.R.

Como ejemplo, las nuevas tiendas, que están más próximas a las boutiques que a los grandes almacenes. La ropa flota en despejados y luminosos espacios blancos, colgando de modernísimos percheros. Con rincones reservados para lencería (que evidentemente se nombra como lingerie, aunque la tienda esté en el corazón de Madrid), zapatería o belleza (beauty, claro). Si vas a recoger un pedido online solo tienes que escanear tu teléfono y un robot te lo entrega sin necesidad de esperar. Puedes optar por el autopago o la atención personalizada, incluso reservar por adelantado los probadores. Todo rodeada de pantallas emitiendo imágenes alegóricas con modelos en posturas imposibles.

La ropa flota en despejados y luminosos espacios blancos, colgando de modernísimos percheros. Con rincones reservados para lencería (que evidentemente se nombra como 'lingerie')

Sigue habiendo básicos pero son los menos comparados con los vestidos y monos que podrían haber desfilado en cualquier pase de la última semana de la moda de Copenhague. Para pantalones chinos sin ninguna gracia ya están las hermanas pequeñas de la familia. 

Evidentemente los precios también han subido (aunque ahora que lo pienso, ¿qué no?) y eso que hasta el momento Zara había sido muy cuidadosa con el mercado español. Pregunta en cualquier parte del mundo. Ya juegan en otra liga.

Un ejemplo es la última inauguración de Zara Home. Más de 600 metros cuadrados maravillosos, en el corazón de la Milla de Oro de Madrid, donde puedes ver muchas cosas pero llevarte pocas. Es decir, es la casa en la que me gustaría vivir, pero encontrar una etiqueta de precio es complicadísimo. Son esos espacios en los que te imaginas a un 'seguridad' cuadrado en la puerta y muchos ceros en el ticket. Colaboraciones con grandes nombres y colecciones exclusivas.

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Todo esto tiene una razón de base muy importante. Amancio creó Zara porque quería democratizar la ropa. Marta ha crecido rodeada por los primeras espadas de una industria que ha revolucionado el mundo. De hecho su vinculación con el mundo de la moda va más allá de las tiendas, mediante MOP, su fundación, está convirtiendo Coruña en centro de peregrinación para amantes de la fotografía de moda. Toda una declaración de intenciones, sin ningún tipo de duda.

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Esto irá a más. Estoy segura. Entre otras cosas porque como dice un amigo mío, Zara ha conseguido que cuando entremos en una de sus tiendas nos sintamos ricos sin serlo. Y en una época en la que está desapareciendo la clase media, dar a la población la posibilidad de sentirse parte de la sección alta de la pirámide poblacional es, sin duda, todo un acierto.