El público ha perdonado a Balenciaga pero a Marchesa no. ¿Está también marcado el perdón en la moda por un sesgo de género?

Marchesa vs Balenciaga
Marchesa vs Balenciaga
Imaxtre/D.R
Marchesa vs Balenciaga

El desfile de Balenciaga Alta Costura, celebrado el 5 de julio en París, ha sido aplaudido y alabado tras haberse visto la marca sumida en la polémica. No siempre ha sido así: ¿Perdona la moda con mayor facilidad a los hombres que a las mujeres por sus errores? ¿Discrimina (también) el perdón?

El título del disco más aclamado de 'The Corrs' era 'Forgiven, not Forgotten', es decir, "Perdonado, que no olvidado", y ese es el lema que podría acompañar a Balenciaga en la actualidad. La firma se vio inmersa en el escándalo cuando a finales de 2022, se convirtió en trending topic al descubrirse que en una polémica campaña de la casa, en el que niños y niñas posaban con osos de peluche decorados con cadenas y arneses, objetos de uso habitual en prácticas sadomasoquistas, se podía apreciar la presencia de un extracto de un caso de la Corte Suprema de EE. UU. de 2008 que confirmó los estatutos federales sobre pornografía que incluye a menores (muy rocambolesco todo). La moda, y el mundo en general, auguró la debacle de la marca. ¿Cómo iba a ser perdonada tras ello? Incluso Kim Kardashian, embajadora no oficial de la firma y que desfiló incluso en uno de sus shows de Alta Costura, abandonó su uniforme 'abalenciagado' para alejarse de la alargada sombra de la polémica.

Imagen de campaña de Balenciaga
Imagen de la polémica de campaña de Balenciaga
Twitter / @melissaayala92

Quienes se habían comprado las prendas logomaníacas con las que presumir de pertenecer al imaginario de Balenciaga lamentaban sus compras y se preguntaban si era oportuno guardar sus diseños para evitar ser víctimas de la cancelación de quienes pensaban que seguir vistiendo de la marca era una clara señal de apoyo a sus fechorías.

Su regreso a las pasarelas a comienzos de este año supuso un intento de abrazar el olvido mediante la sastrería, un comeback en el que el director creativo Demna Gvasalia se aseguró de alejarse de la viralidad y la polémica que llevaban tiempo persiguiendo a la marca. "Durante los últimos dos meses he necesitado buscar refugio para mi amor por la moda e instintivamente lo encontré en el proceso de confeccionar ropa. Me recordó una vez más su asombroso poder para hacerme sentir feliz y expresarme de verdad", sentenció. Aunque su regreso no fue aplaudido por todos, lo cierto es que los grandes de la moda acudieron al desfile, despertando la rabia de muchos, que no comprendían por qué habían olvidado tan rápido los errores de la firma. Este perdón ha sido subrayado con el desfile Alta Costura de la marca, que ha vuelto a navegar en los archivos de la firma con una maestría que si olvidáramos la polémica, resultaría (lo es) impecable. Las críticas han alabado sus diseños, demostrando una vez más que la moda sabe olvidar los errores con pasmosa facilidad.

Uno de los looks de Balenciaga en el desfile de Alta Costura invierno 23-24 celebrado en París
Uno de los looks de Balenciaga en el desfile de Alta Costura invierno 23-24 celebrado en París
Imaxtree

Así lo hemos podido comprobar también con Alexander Wang, cuyas acusaciones de abuso han caído en el olvido (las celebridades no se pierden sus desfiles y siguen luciendo sus creaciones de la firma, sin duda a causa de acuerdos publicitarios que demuestran que el dólar es más importante que el perdón) y con Dolce & Gabbana, que tras tropiezos racistas y declaraciones homófobas, siguen disfrutando de los aplausos.

 Sin embargo… ¿Sabéis quién no ha podido recuperarse de un tropiezo? Georgina Chapman, la directora creativa de Marchesa. Lo llamativo es que el traspiés no fue tan siquiera suyo. La clave para comprender el parón de su negocio es que es la (ahora) ex mujer del productor de cine Harvey Weinstein. Sí: volvemos a hablar de un caso en el que las mujeres son responsabilizadas de los errores de sus parejas, y desde que Weinstein fuera señalado, las costuras de Marchesa rodearon el cuello de la diseñadora.

Castigo a Georgina

Las celebridades dejaron de vestir de la marca, que hasta entonces era la estrella de la alfombra roja, ante el temor de que apostar por ella pudiera ser visto como un gesto de apoyo al depredador sexual, y la firma fue cayendo en el olvido. Alcanzó la fama cuando en 2014 Renée Zellweger apostó por ella en la premiere de 'Bridget Jones: The Edge of Reason', y lo cierto es que siempre se había rumoreado que Weinstein obligaba a las actrices de sus proyectos a lucir diseños de Marchesa. Incluso 'Hollywood Reporter' aseguró que Weinstein amenazó a una actriz con no promocionar su película como es oportuno en el caso de que se negara a vestir de la firma. De hecho, la propia Blake Lively fue obligada a dar declaraciones en la ‘red carpet’ a los medios en las que hablaba de las bondades de la marca.

"Me sentí tan humillada y tan rota que… pensé que sería irrespetuoso salir… Pensé, ¿quién soy yo para ir por ahí mientras todo esto está pasando? Aún sigue siendo muy crudo. El otro día, estaba subiendo las escaleras y tuve que pararme; fue como si todo el aire hubiese salido de mis pulmones", explicó Georgina Chapman a la versión estadounidense ‘Vogue’. "Al principio no pude porque me sentí paralizada. Y de alguna manera sentía que no me lo merecía. Y después me di cuenta: Esto es lo que ha ocurrido. Tengo que asumirlo. Y tengo que seguir adelante. Había una parte de mí terriblemente naíf, claramente, muy naíf. ¡Tuve momentos de rabia, de confusión, de incredulidad! Y tuve momentos en los que lloré por mis hijos. ¿Cómo van a ser sus vidas? ¿Qué les va a decir la gente?... Porque ellos adoran a su padre. Lo quieren. ¡No soporto que tengan que pasar por todo esto!”.

<p>El productor Harvey Weinstein y su mujer, Georgina Chapman.</p>
El productor Harvey Weinstein y su mujer, Georgina Chapman en una imagen de archivo.
MIKE NELSON / EFE

Pero más allá del debate sobre si la diseñadora sabía que esas extorsiones estaban teniendo lugar o no, la prueba de que la industria no perdona a las mujeres con tal facilidad la encontramos en ella. En cambio, cuando el propio depredador es el que trabaja en el mundillo, se le permite campar a sus anchas, como ocurrió con Terry Richardson, que siguió trabajando en diferentes publicaciones pese a las acusaciones de abuso.

La primera en "perdonar" y defender a Marchesa fue, por supuesto, una mujer, y al hacerlo, se encontró con varias bofetadas que no hicieron que dejara de apoyar a la diseñadora. La última vez que la firma pisó la escalinata de la gala MET fue en 2017, cuando Rita Ora y Chrissy Teigen apostaron por la marca, y en 2018, Scarlett Johansson fue la primera en atreverse a lucir sus diseños de nuevo. "Vestí Marchesa porque sus vestidos consiguen que las mujeres se sientan hermosas y seguras de sí mismas y es un placer apoyar una marca con dos diseñadoras de moda increíblemente talentosas e importantes", explicó la actriz en un comunicado publicado por Variety.

<p>La actriz Scarlett Johansson, en la alfombra roja de la Gala del MET, en Nueva York.</p>
La actriz Scarlett Johansson, en la alfombra roja de la Gala del MET, luciendo un  Marchesa.
JUSTIN LANE / EFE

Todavía tenemos que esperar para saber si las ventas acompañan al perdón de Balenciaga, porque en la moda, como en todo, un perdón sin beneficios económicos carece de sentido, pero de lo que no cabe duda es de que hay un sesgo de género en el perdón entre costuras.

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