Anitta Ruiz Consultora de moda | #LAROPAHABLA
OPINIÓN

Mujer y moda: de los pantalones a la falda trabada, nunca más un paso atrás

Irving Penn retrata a Marlene Dietrich en 1948
Irving Penn retrata a Marlene Dietrich en 1948
National Portrait Gallery, Smithsonian Institution; gift of Irving Penn © Conde Nast
Irving Penn retrata a Marlene Dietrich en 1948

Una de las más célebres anécdotas del celuloide habla de una irreverente Marlen Dietrich llegando a Francia en 1933 vistiendo un traje pantalón, abrigo masculino y boina, desafiando así a las autoridades del país que habían advertido a la actriz que podía ser arrestada si incumplías una ley implementada en 1800 que impedía a las mujeres vestir como un hombre sin permiso policial parisino. 

Nadie se atrevió a ponerle una mano encima, o por lo menos en términos legales, aunque sí que es cierto que este extraño decreto dictado en el París del siglo XIX estuvo vigente (aunque nadie le hiciera ni caso) hasta el año 2013. Este es solo un ejemplo de cómo la ropa y la historia de la mujer, que es lo que nos toca en esta cabecera y más en un día como hoy, están fuertemente imbricadas.

Cuando la moda del hombre y la mujer empezó a separarse estéticamente, lo más diferenciador fue, sin duda, el pantalón. Una prenda que permitía el movimiento de una manera mucho más libre que el vestido de mil capas, corsé incluido, destinado para las damas. ¡Ay! El corsé. Esa prenda que se popularizó en Europa en el siglo XVI y que durante siglos ha moldeado en diversas formas el cuerpo femenino llegando incluso a causar problemas médicos en las décadas en las que más se 'estrujó' su uso. 

Fueron las mujeres de la primera ola feminista (o segunda, según a quien preguntes, porque parece que para esto de la lucha de los derechos de las mujeres no hemos estando nunca plenamente de acuerdo), a mediados del siglo XIX, las que alzaron la voz contra esa amalgama de varillas y ballenas y pidieron una manera más racional de vestir. Mientras, las primeras sufragistas luchaban por conquistar un derecho que llevaba demasiado tiempo negándose a la mitad de la población también buscaban más libertad en genérico, que de alguna manera iba unida también a más libertad estética. 

De esta época son los primeros pantalones plenamente femeninos, los bloomers. Diseñados por Libby Miller y popularizados por la periodista Amelia Bloomer (de ahí su nombre). Eran una especie de calzones que se llevaban junto a una camisola, o vestido corto, haciendo juego.

Mujeres sufragistas
Mujeres sufragistas
Getty Images

No consiguieron conquistar el armario femenino pero sí sembraron la semilla de lo que sería un futuro cercano. Cosas de la historia fue un hombre quién se llevó el título de "libertador del vestuario femenino". Se trata de Paul Poiret, diseñador francés muy dado al narcisismo que se autoproclamó tal cosa. Aunque lo que hizo fue canalizar los fuertes deseos de las mujeres de la alta sociedad que empezaban a demandar nuevas prendas para su cada vez más activo estilo de vida. Su "falda trabada" fue altamente popular a principios del siglo XX. Y sí, es cierto que evitaba el corsé fuertemente presente en la Belle Epoque de cambios de centuria, pero era incomodísima, ya que su estrecha apertura obligaba a dar pequeñísimos pasos. 

Paul Poiret
Paul Poiret
Getty Images

Fueron mujeres como Coco Chanel, Madeleine Vionnet o Elsa Schiaparelli las que realmente implementaron cambios reales que acompañaron a los que se venían produciendo en las vidas de nuestras antecesoras. Vestidos de punto, bolsos que dejaban las manos libres, ligeros vestidos cortados al bies, trampantojos creativos llenos de alegría de vivir… Y así hasta llegar a los shorts o la minifalda que en los años 60 enseñaron más que nunca de la piel de unas mujeres que empezaban a vivir una vida desenfrenada y radicalmente diferente a la de sus madres. Los vaqueros, las zapatillas de deporte, la estética oversize, el "unisex", el "genderless"... Los cambios han sido continuos y constantes. Algunos más abruptos otros puramente evolutivos. 

Coco Chanel
Coco Chanel
Getty Images

Todos ellos han sido retratados en pasarelas y editoriales de moda y recogidos por las muchas veces difamadas "revistas femeninas", que lejos de la frivolidad que siempre se les ha presupuesto han sido el estandarte (con unas épocas más certeras que otras) de la evolución de nuestro papel en la sociedad.

En fin, que no quería dejar pasar este 8M sin dejar por escrito mi admiración hacia muchas muchas mujeres, diseñadoras, periodistas, editoras o fotógrafas que han creado, escrito o retratado lo que fuimos, somos y seremos: la mitad de este mundo de locos. Y una mitad imprescindible, que no se le olvide nunca a nadie.

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