Anitta Ruiz Consultora de moda | #LAROPAHABLA
OPINIÓN

Las incongruencias de la industria de la moda

Galliano irrumpe en París. El diseñador británico John Galliano cierra su desfile de diseños de alta costura para Dior en la Semana de la moda de París.
Galliano irrumpe en París. El diseñador británico John Galliano cierra su desfile de diseños de alta costura para Dior en la Semana de la moda de París.
Philippe Wojazer / Reuters
Galliano irrumpe en París. El diseñador británico John Galliano cierra su desfile de diseños de alta costura para Dior en la Semana de la moda de París.

La vuelta al cole para el mundo de la moda es durante estos días de septiembre: Son las famosas Semanas de la Moda, Fashion Weeks si quieres parecer entendido y resultar realmente un poco snob. 

Unos días que a los que nos dedicamos a esto nos vuelven locos (casi en el término clínico de la palabra) y al resto de la humanidad mayormente le importa un pepino. Bueno, excepto cuando hay pases de trajes de baño o alguna modelo enseñando más pecho del recomendado. Entonces el desfile en cuestión cierra algún informativo generalista. 

Este sector, que mueve millones y millones, tiene una cúspide de la pirámide bastante particular. En Nueva York y en Madrid, durante estas jornadas, se está presentando lo que nos pondremos el verano que viene, es decir, lo que empezará a llegar a tiendas después de las rebajas de enero. Esto tenía cierta lógica cuando sólo podíamos ver los desfiles y las colecciones en pequeñas presentaciones y después en revistas con páginas brillantes. 

Había unos meses de carencia para que los grandes compradores y la prensa dieran su opinión y se fabricara lo que realmente se creía que iba a funcionar. Pero ahora, que aquello que pasa en Sidney se ve en directo en Bollullos del Condado (qué gran vino el de Huelva), y la gente emite juicios a cientos en directo mientras se produce el show, todo esto está empezando a quedarse desfasado. Es decir, que todo ha perdido un poco de lógica y muchas veces antes de que la marca en cuestión consiga poner en tienda sus diseños ya están a la venta copias casi exactas en webs chinas o en cadenas que nos pillan algo más cerca. Esto ha hecho que muchas firmas decidan apuntarse a lo que en inglés se llama 'See Now-Buy Now'.

Antes de que la marca en cuestión consiga poner en tienda sus diseños ya están a la venta copias casi exactas en webs chinas o en cadenas que nos pillan algo más cerca

Es decir, que le dan una patada a lo que se consideraban los ciclos clásicos de la industria y según se presenta una nueva colección, esta ya se puede comprar en sus tiendas o páginas web. Eso han hecho, por ejemplo, en España, marcas como Juanjo Oliva o Roberto Verino. Yo estoy a tope con esta nueva tendencia, básicamente porque con la sobre saturación que tenemos de información, muchas veces cuando las prendas llegaban a la venta ya estaba aburrida de verlas. Una característica esta, por cierto, también muy típica de los que nos dedicamos a contar qué es lo que se lleva o se deja de llevar. Vivimos en una burbuja tan artificial que hay veces que perdemos el oremus de lo que verdaderamente puede funcionar o no en la calle. Vamos, que consideramos que las sandalias de borreguito con calcetines son ultra molonas y prácticas. Nos hartamos de ponerlas en editoriales de moda y plantificárselas a las famosas en sus fotos posadas. Como resultado, dos personas llevándolas y además seguramente sean estudiantes de diseño.

Versace Primavera-Verano 22.
Versace Primavera-Verano 22.
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Con esto quiero decir que durante mucho tiempo hemos estado absolutamente desconectados de la realidad y los jóvenes y sus nuevas maneras de comunicarse nos han comido la tostada. Un tik-toker combinando prendas de segunda mano puede ser mucho más prescriptor que una cabecera internacional con cientos de años de historia y un presupuesto desmesurado. 

Por primera vez en la historia, medios y marcas vamos por detrás, muy por detrás, mucho más de los seis meses de los calendarios oficiales. Y lo que es mucho más desquiciante para la gente de los altos despachos, parece que la cosa va a ir a “peor” para el establishment. Para lo tradicional. Para lo de toda la vida. 

El mundo de la moda está ahora mismo metido en una coctelera con demasiados ingredientes y una receta que se va escribiendo sobre la marcha. Las nuevas generaciones empiezan a ser conscientes de que es un sector apasionante pero también altamente contaminante. Qué si una prenda cuesta tres euros hay alguna cuenta que no sale y que lo que está diseñado para tres niñas ricas de Dubai probablemente no tiene ningún sentido en París, que siempre había sido el centro de la moda mundial. Al mismo tiempo se venden cada vez más bolsos de lujo y cada vez son más caros. 

Por muchos coolhunters que contraten por el mundo y por millones de dólares que se gaste una empresa en gente interesantísima que jura que puede predecir tendencias, ahora todo va tan rápido y en tantas direcciones que estamos todos perdidísimos. Quién diga lo contrario, probablemente mienta. Por eso está siendo una época apasionante. No lo voy a negar.

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