La ironía de romper un bolso y otras formas de parar la guerra

Montaje de Victoria Bonya y Marina Ermoshkina rompiendo sus bolsos de Chanel.
Montaje de Victoria Bonya y Marina Ermoshkina rompiendo sus bolsos de Chanel.
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Montaje de Victoria Bonya y Marina Ermoshkina rompiendo sus bolsos de Chanel.

La semana pasada se viralizaron vídeos (uso el plural porque es lo que hay que hacer cuando es más de uno, pero no crean que fueron cientos, tres a lo sumo) de influencers rusas rompiendo sus bolsos de Chanel por prohibir su venta en Rusia o a ciudadanos rusos.

Lo que Chanel ha hecho en realidad, según ha contado la firma francesa a la revista ‘Business of Fashion’, ha sido cumplir la normativa europea contra Rusia por la invasión de Ucrania que se aplican a todos los artículos de lujo.

Según el BOE: «Queda prohibido vender, suministrar, transferir o exportar, directa o indirectamente, artículos de lujo enumerados en el anexo XVIII, a cualquier persona física o jurídica, entidad u organismo en Rusia o para su uso en Rusia». ¿Qué artículos se enumeran en ese anexo? Bolsos, zapatos y artículos de cuero, sí; pero también caviar, trufa, vinos (incluidos los espumosos), cigarros puros y cigarritos, perfumes, ropa… en fin todo aquello cuyo precio unitario supere los 300 euros. 

Esta medida no es del jueves pasado (7 de abril), no, esta medida la tomó la UE a mediados de marzo dentro del 4º paquete de sanciones contra Rusia.

Esta medida no es del jueves pasado (7 de abril), no, esta medida la tomó la UE a mediados de marzo dentro del 4º paquete de sanciones contra Rusia. En el BOE europeo hay diferentes anexos, cada uno con su límite monetario. En el caso de los coches es 50.000 euros, en el de las motos, 5.000; o 1.000 en el caso de aparatos electrónicos.

¿A dónde queremos llegar? Simplemente hasta una de las paradas que hay a lo largo del camino de las sanciones a Rusia por parte de la UE. Chanel no se ha erigido como estandarte de las firmas de lujo y ha querido ‘dar una lección’ a quienes compran sus bolsos (no todas las influencers pagan por ellos), se ha adherido a una norma impuesta por la UE que afecta a las clases sociales altas a las que pertenecen los oligarcas rusos, los mismos de los que se espera un gesto firme contra esta invasión.

Se ha acusado a Chanel de rusobofia, y tampoco afecta la norma solo a ciudadanos rusos, la nacionalidad no importa (si eres ruso sí, pero si no lo eres y vas allí también) y créanme que, justo ahora, los bolsos tampoco importan, ni el caviar, ni los coches de lujo. Dejemos de quedarnos en los detalles, de viralizar vídeos de 3 influencers rompiendo bolsos carísimos y paremos de azuzar el fuego. Que se acabe la guerra y que cada una se compre los bolsos que se pueda permitir y, de verdad, ojalá sean muchos. 

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