Anitta Ruiz Consultora de moda | #LAROPAHABLA
OPINIÓN

Cremalleras rotas y corsés asfixiantes: el drama de las alfombras rojas

Margot Robbie, Emma Stone, America Ferrera, Zendaya y Ariana Grande
Margot Robbie, Emma Stone, America Ferrera, Zendaya y Ariana Grande
Getty / Collage: 20minutos vía Canva
Margot Robbie, Emma Stone, America Ferrera, Zendaya y Ariana Grande

"¡Se me ha roto el vestido!" Exclamaba, poseída por la emoción y los nervios, Emma Stone al recoger el Oscar a 'Mejor Actriz'. En ese momento no sé quién estaba más histérica, ella o el equipo de relaciones públicas de Louis Vuitton, marca que firmaba la prenda. Conseguir que una de tus actrices se lleve el premio gordo es garantía de titulares y portadas… que lo más comentado sea que se le había reventado la cremallera, no es lo que tenían en previsiones. 

Tengamos en cuenta que el vestido estaba hecho a medida y con las mejores manos y materiales de la 'maison' francesa. Por cierto, la que da nombre al mayor conglomerado de lujo del mundo. No era una gran publicidad, aunque nuestra pelirroja salvó el momento magistralmente. Pero yo, que cada vez parezco más una abuela con una toquilla a los hombros y los pies calentados por un brasero cuando veo estas cosas, sólo podía pensar… "¡Pero cómo no se le va a explotar el vestido, si lo que me extraña es que esta chiquilla haya podido respirar durante la gala!". Ella, y casi todas sus compañeras, no sólo las actricesn vuelven a estar delgadísimas (dicen que es el Ozempic haciendo estragos en Hollywood), sino que a las alfombras rojas han retornado los corsés y las macro fajas.

Emma Stone en los Oscars 2024
Emma Stone en los Oscars 2024
Wirelmage

Un ejemplo fueron las "Chicas Barbie". Margot Robbie y América Ferrera, exultantes y bellísimas, vestidas por Versace, apenas podían sentarse. Conseguir la foto perfecta en el photocall parece que va acompañado de un lema que yo creí desterrado en nuestra generación: "Para presumir hay que sufrir". No lo entiendo, la verdad. Quiero decir, que dos centímetros más de contorno para los vestidos de Emma, Margot o América creo que no se hubiesen cargado el efecto final, y a ellas probablemente les habría permitido sentarse, no reclinarse en la butaca de una forma absolutamente incómoda y artificial. 

Unas horas antes, María Escoté decía en la retransmisión española de la ceremonia que los diseñadores siempre intentaban ir al límite para que la ropa "luzca mejor". Mira, no sé, no termino de verlo. ¡Y ojo! Que la que escribe es una firme defensora (y poseedora) de la faja. Me parece un invento maravilloso que pone todo en su sitio y redondea siluetas para controlar michelines imposibles. Todas queremos dar nuestra mejor versión, y más si vamos a exponernos en público de una forma tan notable y vulnerable como es en una alfombra roja. Pero una cosa es una faja y otra un instrumento de tortura.

Hablando de torturas… los zapatos de imposible plataforma de Liza Koshy que hicieron que la actriz tropezara y cayera de bruces al suelo nada más entrar en la alfombra, provocando que se pusiera tan roja como su vestido. En serio, no sé cómo podía andar con semejantes andamios, lo de la caída casi me parece lo de menos. Y en este caso, por mucha vergüenza que pasara en el momento, y teniendo en cuenta que afortunadamente no le sucedió nada, la mujer ha sacado provecho del incómodo momento que ha conseguido que saliera en todas partes, y que al día siguiente, le hicieran decenas de entrevistas preguntando cómo estaba y que tal se sentía. Sinceramente, hasta el domingo, yo no sabía quién era esta mujer. Eso es un "hacer de la necesidad, virtud" en toda regla. Bien por ella.

Liza Koshy en el suelo de la alfombra roja de los Oscar 2024
Liza Koshy en el suelo de la alfombra roja de los Oscar 2024
Getty Images

Y es que si algo tenemos que aprovechar de todos estos 'wardrobe malfunction' (como dicen en inglés a todos los "errores" en una prenda que te dejan en evidencia) es que hay que ser natural y reírse mucho por muy incómoda que sea la situación. Aprender de Emma Stone y no tratar de ocultar la verdad, sino destacarla, mostrarla al mundo, asumirla y continuar. Que ojo, probablemente nosotros no subamos nunca a un escenario a recoger un premio, pero probablemente sí que nos tiremos el café por encima antes de entrar a una reunión. 

Y lo que hay que hacer es exactamente lo mismo. Porque estas cosas pasan y ojalá este fuera el mayor problema al que enfrentarnos en la vida (aunque en ese momento solo pienses en "tierra, trágame"). Lo de no poder respirar dentro de vuestros vestidos no lo copies, de verdad, eso es absolutamente innecesario.

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