Entrevista

Pepa Plana, Premio Nacional de Circo: "Me dan ganas de escribir un listado de insultos que pueden usar, no llaméis payasos a los políticos"

Pepa Plana, Premio Nacional de Teatro 2022
Pepa Plana, Premio Nacional de Teatro 2022
Gemma Ventura
Pepa Plana, Premio Nacional de Teatro 2022

Oír hablar a Pepa Plana es como escuchar una avalancha de energía repleta de ideas que resquebrajan la imagen preconcebida que uno tiene de esas personas con abultada nariz roja que hacen reír. Y a una velocidad que rompe las leyes del espacio-tiempo. Un fluir vertiginoso, apabullante… Como su carrera, que comenzó un dos de mayo de 1965 en el pueblo tarraconense de Valls. 

Una payasa que acaba de ser galardonada con el Premio Nacional de Circo 2022 y que está considerada como una figura europea en ese ámbito de la dramaturgia. "Ahora mismo soy la reina del ego, es muy fuerte", confiesa. "Siento como que recojo la gloria a todo mi trabajo y ya voy para mayor… pero la gloria es efímera, como la vida, y mientras sigo con mi camino de continuar de gira, de mirar hacia lo lejos. A todas las personitas nos gusta que nos valoren, los reconocimientos, pero los egos y los miedos pululan por ahí, yo soy una artesana de este oficio, humilde, sí, pero también soy chulita en el escenario. En la vida soy muy normal". 

En 1989 se licenció en el Instituto del Teatro de Barcelona, así que en su título académico consta con el apellido de intérprete, de actriz. Lo que ella quería, ser artista. "En mi barrio los llevaba a todos de cabeza, era muy extrovertida, me disfrazaba constantemente y me colaba en las casas de mis amigas y amigos; mi abuela decía "esta niña va para artista". Me apuntaron a ballet, que fue una tortura. Hacía teatro en la escuela y entré en el amateur a los 12 años. Descubrir que el teatro se podía estudiar fue para mí un gran hallazgo, la payasa llegó más tarde. Yo negaba a la payasa, pero ella me eligió a mí. Ser actriz como que tenía más empaque, no me interesaba para nada el universo de los payasos de mirada masculina, que eran los referentes, no existían los femeninos".

Yo negaba a la payasa, pero ella me eligió a mí. Ser actriz como que tenía más empaque

Por su sangre no corría ni un ápice de inspiración artística o algo que se pareciera a eso, pero Pepa Plana se empeñó porque "no tenia plan B, si no me salía bien no sé qué hubiera hecho, desde siempre quería hacer teatro". En fin, qué decir de la reacción de sus padres… "Pobrecillos, les agradezco mucho que me lo pusieran tan difícil. Soy la primera generación que se dedicaba a la actuación, me fascinan esas proles del circo que transmiten sus habilidades y destrezas de abuelos a padres y luego a los hijos. Cuando me presenté a las pruebas de ingreso en el Instituto de Teatro me admitieron a la primera y ya entonces sí que lo encajaron… pero se convencieron a sí mismos de que quería estudiar arte dramático para ser maestra, no artista. Más tarde, cuando tiré para payasa fue remar muy fuerte, a contracorriente. Ahora mis padres son mis fans número uno, no se imaginaban que iba a llegar hasta aquí". 

Todo esto se traduce en un puñado de espectáculos: ‘De Pe a Pa’, ‘Giulietta’, ‘Hatzàrdia’, ‘L’Atzar’, ‘Penélope’, ‘Éxode’, ‘Amaluna’ (con el Circo del Sol), ‘Despistats’, ‘Paraíso Pintado’, ‘Suite’, ‘Veus que no Veus’ y ‘Si tú te vas’, algunos en la soledad del escenario y otros compartiendo dichas y desdichas en formato dúo y trío.

Pepa Plana caracterizada.
Pepa Plana caracterizada.
Roser Arques

¿Cómo recuerdas la primera vez que te plantaste ante el público?

La primera obra era muy rara, no teníamos freno ni reglas… Se estrenó en Oviedo y la crítica dijo "mierda es la palabra que más se escucha en la representación, y realmente es una mierda". Luego fundé la compañía Pretérito Perfecto, un trabajo de creación, de comedia con risas, con reivindicaciones pero aún no era payasa… ¡Ay!, qué jóvenes éramos, que alegría, que poco miedo, cuando más sé de esto más miedo tengo, más respeto a salir a la pista; en gran parte se me ha perdido esa libertad, esa energía, van apareciendo esos enanitos de la duda.

¿Por qué decidiste ser payasa? ¿Qué sientes al ponerte esa nariz roja?

Fue como querer ser yo misma, pero multiplicada por diez, me dije: "Puedo hacer lo que me dé la gana". No es como ahora, que existen un puñado de cursos de 'clown', te hablo de hace unos 25 años… Surgió una especie de onda de este tipo de teatro en París, y allí me fui haciendo autostop, y me coloqué mi nariz de payasa. Sentí ir en un vehículo 4x4, con mucha potencia y en un lugar muy honesto conmigo misma, me di cuenta de que había algo muy bestia en eso, en mí. Me influyó la gran Ariane Mnouchkine, con la que hice un ‘stage’. Y luego me dejó petrificada ver a la cómica suiza Gardi Hutter. Tenían que ser tres para que me picara el gusanillo, así que la tercera es la gran payasa vasca Virginia Imaz. Ser payasa no lo viví como un personaje, sé que interpreto a uno, pero cuando hago de payasa soy honesta con lo que soy, hablo de las cosas que me molestan, suelto preguntas impertinentes. También es un lugar poético, buscamos la esencia de lo más pequeño para llegar a lo más grande desde este lugar tan patético en el que vivimos. Cuesta más ser payasa que actriz, no tienes miedo a mostrarte patética, tan vulnerable delante del mundo.

Cuando hago de payasa soy honesta con lo que soy, hablo de las cosas que me molestan, suelto preguntas impertinentes

¿Siempre provocas carcajadas? ¿Es tu misión?

Parece una contradicción pero no entras en una pista para hacer reír, bueno sí, pero vienes a realizar una cosa muy importante y fracasas, pero eres optimista y te dices "lo vuelvo a intentar", y vuelves a fracasar y ahí es cuando el público se ríe. Es un acto de seducción, de que me quieras, si eso ocurre, vas a sonreír, es imposible reírte con alguien al que no quieres. Es un acto de amor.

¿Por qué te has centrado en los adultos? Uno piensa que tu profesión es cosa de esos locos bajitos…

Nunca he hecho espectáculos ni infantiles ni para familias, empecé para adultos. No es verdad que sea para niños o niñas, lo precioso es cuando los mayores y los pequeños se ríen al mismo tiempo. En mis espectáculos teatrales hay una dramaturgia, una historia, es para mayores y ya lo avisé (se ríe)… me encanta que vengan los niños, pero no pienso en ese público cuando preparo y creo un espectáculo.

¿Crees que la gente se ríe poco?

Cuando alguien no tiene sentido del humor no me fío, me provoca mucha desconfianza, hay algo que tienen que resolver; nos pusieron este mecanismo que nos hace soportarlo todo: la risa. Nos lo colocaron de serie. Como para no reírnos con todo lo que pasa en la vida. No usarlo es de tontos, ríete de todo porque estamos aquí de regalo. También nos pusieron el llorar, que está muy bien… reírte te hace andar hacia adelante.

Desde 1998 no has parado de girar espectáculos. ¿El más agradecido? ¿El más difícil?

Cada montaje está pensado desde lugar en el que me encontraba en ese momento. El primero, ‘De Pe a pa’, conllevó una gran complejidad, qué libre me sentía, qué gamberra era, no tenía nada que perder; cada uno está en su lugar preciso. ¿Más difícil? El último, en plena pandemia, falsos positivos, incertidumbre [‘Si tú te vas’].

Tratas temas sociales, alejados de lo que uno se espera de una payasa…

Creo que los payasos miramos con nuestras gafas y hablamos de cosas que nos preocupan y denunciamos situaciones pero desde un lugar, digamos, naif, pero no hacemos cosas infantiles. En mis espectáculos trato el feminismo, de ser mujer, asuntos que nos preocupan y hacemos humor de ellos. Parece que solo inflamos globos y cantamos el cumpleaños feliz y no es así, el payaso no es la nariz ni el vestuario, es como tú estás habitado.

Parece que solo inflamos globos y cantamos el cumpleaños feliz y no es así, el payaso no es la nariz ni el vestuario, es como tú estás habitado

Y la inmigración…

Obviamente, volver a tu lugar, o al que deseas, en ‘Si tú te vas’ es lo absurdo de la guerra eterna, desde su origen, buscar su esencia sin nombre ni apellido. En ‘Paraíso perfecto’ tocaba el tema de la emigración… a ver, ¿quién es un migrante? Gente que camina, exilios, son personas que van unas tras otras, y se repite, aún estamos en eso, ¿el extranjero? ¿Qué es eso? Demuestro lo absurdo que es haciendo reír y con respeto, muy sanador.

Pepa Plana
Pepa Plana
Ardit

¿Qué sientes cuando la gente utiliza el término ‘payaso’ como un insulto?

Ocurre así en todos los idiomas. Me provocan una tristeza las personas que emiten este exabrupto… Qué pena, qué vocabulario más pobre tienen porque hay insultos más adecuados y delicados. Me dan ganas de escribirles un listado de todos los insultos que pueden utilizar ¡joder, eso es intrusismo! No llames más veces payasos a los políticos ¿Por qué nos ha tocado a nosotros? Es una batalla perdida.

No llames más veces payasos a los políticos ¿Por qué nos ha tocado a nosotros? Es una batalla perdida

¿Cómo transcurre un día sin actuar o liada con un espectáculo?

Tengo la suerte de vivir en un pequeño pueblo en el Delta del Ebro, hace diez años que lo decidimos, tenemos más tiempo, no hay prisas, el día es mucho más largo, me gusta perder el tiempo que, para mí es ganarlo, leyendo, inspirándome, cocinar (dicen que lo hago muy bien), comprar en el mercado, ver cómo crece el arroz y mirar mucho… En Barcelona no tenía tiempo ni para tomar algo con mis amigos.

¿El reto más importante al que te has enfrentado en tu profesión? Dirigir obras, actuar tú sola en un escenario, estar arropada por otros…

Me gusta estar en un escenario y, en grupo, como que no remas sola, sumas las tonterías de cada uno, pero da menos margen para entrar en jardines porque igual desconciertas a tu 'partenaire' Sola, me siento muy a gusto pero tengo toda la responsabilidad y los días que no estoy bien por lo que sea, es algo más duro, pero me encanta. Con el Circo del Sol… no es mi aventura, es muy grande, con poca maniobra de cambio, no puedes improvisar nada, y eso es la muerte para un payaso, pero es una experiencia que esta bien vivirla, eres un elemento pequeñito dentro de una maquinaria titánica.

Sois personas siempre alegres, dispuestas a hacer reír, todo es maravilloso…

En el fondo es una consciencia… es como más simple lo fácil que sería ser feliz, pero no de una manera ingenua. Me remueve esta incapacidad como especie de homo sapiens de que no evolucionamos, nos seguimos matando… ¿Qué nos pasa? Todavía estamos en eso, en el otro, en el diferente. Entras en un bucle en el que todo debería ser más fácil.

¿En qué andas ahora?

Estoy en gira con cuatro espectáculos, dos sola ('L’Atzar' y 'Penélope'), un dúo ('Veus que no veus') y un trío ('Si tú te vas'), y en todos intentando que la gente se emocione. El año que viene cumplo 25 como payasa y puede que retome el primer espectáculo, 'De pe a pa' y con ganas de hacer uno solamente gestual y organizando el Festival Internacional de Payasos de Andorra. Yo siempre digo que sí a todo, qué tontería decir que no, odio eso que nos inculcan de aprender a decir que no. Si luego no se te da bien, pues vale, te pierdes muchas cosas si te niegas a hacer cosas. 

Mis tareas en Payasos sin fronteras están algo aparcadas. En otras épocas estaba más implicada pero me gustan mucho los relevos de gente joven. Tuve la suerte de viajar a cinco países, pero por problemas de agenda ahora me cuesta mucho… Me creo mucho ese proyecto, conoces realidades muy complicadas que desde aquí no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos como primermundistas.

¿En qué situación se encuentra el 'banquillo' de payasas?

Tiene que ver con la falta de oportunidades, sobre todo en formación. Hay muchas chicas en los cursos de 'clown', pero luego les cuesta más tener un espectáculo propio, de montar una obra… aunque el masculino tampoco está para tirar cohetes, pero tienen más visibilidad, solo hay que echar un vistazo a la cartelera.

Para terminar, algunos consejos para ver la vida con más alegría, que no todo sea un fundido en negro…

Soy muy mala para dar consejos, soy bastante anarquista… Haz lo que te dé la gana. No te des tanta importancia, no te tomes tan en serio y ríete, es lo que te va a salvar, que el mundo no está contra de ti, el mundo sigue girando. Ríete de ti mismo, es una coraza muy poderosa.

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