Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

Curiosidad para sanarnos

Teresa Viejo con el grupo de mujeres que protagonizan las historias de superación y curiosidad
Teresa Viejo con el grupo de mujeres que protagonizan las historias de superación y curiosidad
Cortesía de Teresa Viejo
Teresa Viejo con el grupo de mujeres que protagonizan las historias de superación y curiosidad

Habitamos nuestras palabras. Son las casas donde vivimos y, si bien las desearíamos llenas de belleza y espíritu positivo, no siempre sucede así. Con frecuencia usamos palabras cargadas de una energía tan negativa que, de ser cuadros, nadie colgaría de sus paredes. La curiosidad es una aliada para reconocer qué palabra nos lastima y cuál nos cuida.

Cáncer es una palabra fea, uno de esos detestables vocablos que nadie quiere en casa, pero a veces no puede esquivarse y toca decidir cómo gestionarla y qué propósito le damos en nuestra vida. He participado en la I Jornada para la Prevención del Cáncer que organiza un hotel europeo (SeaSide Los Jameos, Lanzarote) dentro del marco del Día Mundial del Cáncer de Mama. Allí coincidí con un grupo de mujeres que conjugaban el término de distintas formas; yo les hablaba de curiosidad y de cómo las emociones positivas preservan nuestra salud, y mi sorpresa fue comprobar que la mayoría había utilizado una curiosidad intuitiva como estrategia de supervivencia para alumbrar vidas más plenas y conscientes.

Rocío veía consumirse a su padre tras agónicos ciclos de quimioterapia. Si cuando la esperanza se acaba, queda el derecho a la dignidad… ¿por qué tenía que sumar la inapetencia al desgaste de la quimioterapia? ¿Por qué no podía alimentarse mejor? Para darse una respuesta, Rocío, a sus 40 años, regresó a la Universidad y estudió nutrición. Ahora honra la memoria del padre acompañando a enfermos de cáncer que amortiguan la erosión de los tratamientos gracias a los alimentos.

La doctora Elisabeth Arrojo, impulsora de la jornada, abandonó la investigación en EEUU para salvar a su madre con un pronóstico cancerígeno muy incierto, quien escucha a su hija relatar unos descubrimientos casi prodigiosos en primera fila, desafiando a los más agoreros. 

Beate llegó a Lanzarote desde Alemania buscando un reto, aunque ignoraba cuál… había que explorar para averiguarlo. El cáncer de su madre le empujó a regresar en la idea de que debía de proteger a su progenitora como ella lo había hecho antes; tras su muerte se dijo que cuidar también es crear entornos para que las personas sean felices, y regresó a una isla y a un hotel que son su hogar. Había cumplido su reto.

Rocío, a sus 40 años, regresó a la Universidad y estudió nutrición. Ahora honra la memoria del padre acompañando a enfermos de cáncer que amortiguan la erosión de los tratamientos gracias a los alimentos

A los 18, Astrid se preguntó si no habría en el mundo un lugar menos gris que su Holanda natal y desembarcó en el archipiélago. En él encontró luz, amor y un proyecto de vida. La curiosidad lanza al ser humano a cruzar océanos, como siglos atrás. 

Ingrid surcó el Atlántico dejando en Paraguay un matrimonio roto y una vida demasiado cómoda, demasiado burguesa, demasiado rígida. No sabe por qué empezó a correr, el caso es que lleva más de una veintena de ironman (ironwoman, en realidad) y los que le quedan. En su anhelo de ser madre, Ulla llegó a Etiopía y el resto hilvana una historia feliz.

Son relatos de mujeres a quienes un quiebro vital les ha empujado a hacerse preguntas, la mayoría de difícil respuesta, y con esa energía de búsqueda han descubierto nuevas sendas, más ricas e inspiradoras para ellas y los demás. Probablemente la tuya lo sea. Probablemente tus experiencias, que al principio valorabas amargas e insalvables, despertaron en ti fortalezas que ni imaginabas y, tras ellas, una sabiduría y un crecimiento difícil de alcanzar en una rutina sin sobresaltos.

Ingrid surcó el Atlántico dejando en Paraguay un matrimonio roto y una vida demasiado cómoda, demasiado burguesa, demasiado rígida

La Jornada que nos reunió, más allá de lo compartido por cada una, fue una oportunidad para comprobar que cuando activamos una de las dimensiones de la curiosidad, la empática, las personas establecemos lazos inmediatos. Sí, el ser humano puede acometer vilezas, lo vemos a diario en las noticias, y también gestas maravillosas que no aparecen en ellas porque las creemos demasiado personales. Sin embargo, también hay que contarlas.

¿Solo las mujeres, pensarás si eres hombre? Por descontado que no, pero hoy toca hablar de ellas. Y de las Islas, dado que no hay distancia geográfica que aleje nuestro corazón de las Canarias.

¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento