"Cada seis minutos se produce un ictus en España", así de contundente es la Federación Española del Ictus (FEI), y es que el 25% de la población en España sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Pero, la peor parte, parecen llevársela las mujeres. Además de que este accidente cerebrovascular es la primera causa de muerte en ellas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), las secuelas que deja esta enfermedad también son peores cuando el ictus lo sufren las mujeres.
El 40% tiene músculos tensos y rígidos tras el ictus
La doctora Judith Sánchez-Raya, portavoz de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), explica que "tras un ictus, el 40% de quiénes lo padece tendrá como secuela algún grado de espasticidad (músculos tensos y rígidos) y requerirá de tratamiento de Rehabilitación y Medicina Física en las unidades multidisciplinares especializadas ofreciendo un tratamiento integral de la discapacidad".
Si bien esta secuela la pueden sufrir tanto hombres como mujeres, parece que en ellas la calidad de vida es peor. Para ello, desde SERMEF se han apoyado en varios estudios y ensayos que han confirmado estas sospechas. ¿Las razones? Según explica la doctora Sánchez-Raya "esto era en gran parte atribuible a la edad, la gravedad del accidente cerebrovascular, la dependencia de la lesión y por la depresión".
Un estudio realizado en 2020, Diferencias de género en la calidad de vida a largo plazo tras un ictus: influencia del estado funcional y el estado de ánimo, descubrió que en la movilidad y desarrollo de las actividades cotidianas, las mujeres demostraban una calidad de vida inferior a la de los hombres que, sin duda, les repercutía negativamente a largo plazo.
Dolor neuropático, contracturas o deformidades: otras secuelas del ictus en mujeres
Además de la rigidez en los músculos, el ictus puede propiciar otras secuelas que tienen un importante impacto en la calidad de vida. Estas son, según palabras de la doctora Sánchez-Raya, "dolor neuropático (...), genurecurvatum (deformidad en la articulación que hace que la rodilla se doble hacia atrás), contracturas musculares, dolores de espalda o problemas articulares de tobillo (...).
Todas estas secuelas aumentan las probabilidades de sufrir discapacidad, dependencia y esto puede derivar en una depresión, debido a que las mujeres ven cambios en su cuerpo que les provocan limitaciones para llevar a cabo sus actividades diarias, así como dolores importantes.
Fatiga, una de las secuelas ante la que estar alerta
La fatiga es una de las secuelas menos conocidas del ictus que, además, "es un predictor de muerte después de la aparición de un accidente cerebrovascular", según afirma la doctora Sánchez-Raya. Por lo tanto, hay que prestar mucha atención a este síntoma, así como a aquellos que puedan alertar de una depresión. Estos suelen afectar hasta al 33% de las personas, siendo las mujeres las que más riesgo tienen.
Como explica la doctora Susana Arias, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), "el factor hormonal, con efectos protectores en la edad reproductiva, contribuye a explicar parte de las diferencias clínicas de esta enfermedad en las mujeres, lo que influye en ictus más frecuentes, más graves y de peor pronóstico". Por eso, actuar rápido es fundamental.
Un abordaje temprano de la enfermedad y del tratamiento puede permitir minimizar las secuelas que tiene el ictus en las mujeres, permitiéndoles recuperar su calidad de vida para que esta no se vea afectada.
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