No solo es la velocidad, también son los badenes: así afectan al sistema de amortiguación del coche

La reducción de la velocidad a un límite genérico de 30 kilómetros por hora, ampliable a 50 dependiendo de la vía urbana, no llega sola. Este tipo de regulaciones normativas suelen estar acompañadas de acometidas logísticas, como la instalación de señales u otros elementos, que ayudan a que los ciudadanos interioricen las nuevas medidas. 

Las 'chapuzas' del cambio de señales con motivo de los nuevos límites de velocidad en ciudad

Algunos de estos elementos, que además ya son conocidos entre los conductores, son los badenes. Estas pequeñas plataformas, que pueden adoptar diferentes tamaños y alturas, se instalan en las calzadas en orientación transversal a la circulación para obligar a los conductores a la reducción de velocidad. 

Si bien puede ser que se mantengan durante un tiempo para que los conductores se acostumbren a los nuevos límites, la circulación a 30 m/h podría conllevar que los incómodos badenes acaben desapareciendo de las carreteras, mejorando así la salud del sistema de amortiguación del coche.  

Los badenes generan un desgaste prematuro de los amortiguadores del coche que puede acabar suponiendo una reparación de hasta 1.000, según cifran desde Euromaster. Los efectos negativos de los badenes son: 

Riesgos a la seguridad vial

Además del mecánico y económico, Euromaster recuerda que los badenes también pueden provocar peligros de circulación, ya que pueden afectar a la estabilidad del vehículo sobre todo en modelos de dos ruedas. Las condiciones de lluvia, las ubicaciones cerca de curvas y similares ponen en riesgo a los motoristas.  

Para más inri, los posibles daños que generen los badenes en la amortiguación afectarán a la distancia de frenado y al agarre del vehículo. Se recomienda siempre reducir la velocidad conforme nos acerquemos al badén para que los amortiguadores y los neumáticos sufran lo menos posible el impacto.