Limpiar el filtro de combustible o cambiarlo: cuánto cuesta el mantenimiento en un coche diésel o gasolina

Detalle del filtro de combustible.
Detalle del filtro de combustible.
123RF
Detalle del filtro de combustible.

El filtro del combustible es una pequeña pieza que incorporan los coches con motor diésel y gasolina y que, como su propio nombre indica, tiene como función principal bloquear las impurezas del carburante para evitar que lleguen al sistema de inyección y al circuito de alimentación, donde pueden acumularse y provocar graves averías. 

El objetivo principal de este filtro es mantener la salud del motor intacta, aunque es cierto que ejerce diferentes responsabilidad dependiendo del tipo de carburante que use el vehículo. Evitar que las impurezas lleguen al motor es su trabajo principal en los gasolina, mientras que en los diésel se centran más en evitar que la corrosión de los elementos metálicos del motor y en eliminar la humedad. 

El mantenimiento y la revisión del buen estado de esta pieza es, por tanto, indispensable para evitar que el motor sufra. Sin embargo, se puede plantear la alternativa de limpiar el filtro o directamente sustituirlo, elección que genera dudas. 

Limpieza, no

Desde Ro-Des desaconsejan tajantemente apostar por la limpieza del filtro, ya que nunca será total y del todo efectiva y pueden quedar partículas e impurezas incrustadas, lo que podría acabar afectando al funcionamiento del motor. Así, lo mejor tanto en los gasolina como en los diésel es sustituir el filtro por un modelo nuevo. 

Los fabricantes recomiendan cambiar el filtro de combustible cada 60.000 kilómetros, aunque para estar seguros y conseguir un funcionamiento óptimo del motor también se puede dividir el periodo y hacer el cambio cada 30.000 kilómetros. Esto, según explican en Ro-Des, garantizará el buen estado de los inyectores, la bomba de presión y los circuitos.

Para aquellos que no se ven en la tarea de cambiar por sí mismos este filtro, realizar la sustitución en un taller es una operación económica. Aunque el precio puede variar dependiendo del tipo de combustible que use el motor, el rango de coste se fija entre los 20 y los 110 euros. La mano de obra no encarecerá demasiado la factura, ya que toda la sustitución puede conllevar entre 15 y 20 minutos al ser relativamente sencilla. 

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