Esta época de finales de otoño y principios de invierno conlleva un empeoramiento de las condiciones climatológicas, sobre todo en forma de lluvias, que pueden provocar pequeñas inundaciones o grandes charcos.
En muchas ocasiones los charcos se forman en las zonas de las calzadas más cercanas a las aceras, por lo que si un coche pasa rápido por las acumulaciones de agua, puede provocar una pequeña ola y salpicar con violencia a los que pasen cerca.
La Dirección General de Tráfico no contempla multas por salpicar a los transeúntes de manera específica, pero el artículo 2 del Reglamento General de Circulación sí que puede aplicarse en esos casos.
El texto dice que "los usuarios de la vía están obligados a comportarse de forma que no entorpezcan indebidamente la circulación ni causen peligro, perjuicios o molestias innecesarias a las personas, o daños a los bienes".
Por eso, los agentes que te pillen salpicando a un peatón te pueden imponer una multa de 100 euros, aunque en la mayoría de ocasiones se puede rebajar hasta los 80 euros.
Si a esto le sumamos que para salpicar es posible que sobrepasemos la velocidad máxima permitida en la vía en cuestión, el montante total de la multa puede incluso llegar a los 600 euros.
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