¿Carril bici o carrera de obstáculos? La nueva vía para ciclistas del aeropuerto de Menorca

Las bicicletas y otros vehículos de movilidad personal han cogido impulso en los últimos años y, para adaptar el trazado urbano y hacer las ciudades mucho más amables para estos usuarios, se ha creado toda una red de carriles bici que cada día va sumando más kilómetros. 

La indignación de una vecina con la solución que le han dado tras instalar un carril bici en la puerta de su casa

Sin embargo, por muchas buenas intenciones que haya detrás, esto no quiere decir que todo lo que se haga se haga bien. Carriles bici que pasan por la puerta de las viviendas de esas calles, trazados muy enrevesados, puntos peligrosos... a la lista de grandes desastres del diseño urbano se suma la pista ciclista del aeropuerto de Menorca, construido al cargo de AENA. 

De ello da cuenta Menorca - Es Diari en su perfil de Twitter. En la imagen, se puede ver cómo este carril bici parece más el trazado de una gymkhana que el de una vía para usuarios de bicicletas y VMP, pudiendo llegar a representar incluso un peligro para este tipo de conductores. Las líneas sinuosas, esquivando una a una las farolas, destacan en este diseño urbano que seguro hará el camino complicado para más de uno y una. 

Los usuarios de Twitter no se han hecho esperar para sumar algunos otros ejemplos de carriles bici que acabaron en desastre. Buena cuenta de ello da este otro usuario donde se puede apreciar que, en medio del carril bici (y sin intención alguna de sortear los obstáculos) aparecen un árbol, una farola... Para todo aquel ciclista que se despiste ligeramente, la caída está más que asegurada. 

Otros usuarios han aprovechado para destacar y criticar los fallos de este mal ejemplo del diseño de vías, alegando que no se han tenido en cuenta los criterios técnicos necesarios, ni de eficacia y ni de eficiencia, y que no se han aplicado tampoco parámetros de practicidad o accesibilidad. Por último, también se ha hecho notar la falta total de sensatez a la hora de, en resumen, gastar recursos públicos en una obra que ha acabado por convertirse en un sinsentido.