El truco que usan los inspectores de la 'Guía Michelin' para no ser descubiertos en los restaurantes

Imagen de recurso de un restaurante.
Imagen de recurso de un restaurante.
WIKIPEDIA
Imagen de recurso de un restaurante.

Para un restaurante, una estrella en la Guía Michelin puede suponer la diferencia entre el éxito y la fama o ser uno más. Por eso, la tarea de los inspectores de la publicación es tan importante.

Tal y como recoge Gizmodo, las inspecciones son anónimas: los restaurantes nunca saben cuándo o quién es el inspector. Tal y como recoge Forbes, en palabras de uno de estos trabajadores, "el motivo de las inspecciones anónimas es simple: queremos validar la misma experiencia que tendrá cualquier otro comensal en el restaurante para poder brindar una opinión confiable a nuestros lectores. Pero la Guía Michelin es transparente sobre el marco de calificación, que se ha centrado solo en la comida del plato desde el principio: la calidad de los ingredientes; dominio de la técnica; armonía de sabores; la firma única del chef; y consistencia en el tiempo".

"El anonimato es fundamental para el empleo de un inspector Michelin. Y permanecer en el anonimato en un mundo donde las personas transmiten públicamente todas sus acciones e interacciones es un desafío", añadía esta fuente.

En el presente, hay entre 90 y 120 inspectores repartidos por todo el mundo, en concreto en 30 países. Si alguna vez el inspector cree que el restaurante tiene la más mínima sospecha de su verdadera identidad, cancela la reserva y será otro compañero el que, un tiempo después, haga la visita.

Los inspectores usan nombres ficticios y no cuentan su ocupación a nadie, ni siquiera a las personas cercanas. Ni siquiera los ejecutivos de Michelin conocen sus identidades.

Estos críticos consideran que revelar su presencia, en realidad, no haría ningún favor al restaurante: "El chef no va a estar mejor, y tampoco su comida simplemente porque estoy comiendo en el restaurante. Lo único que podría hacer sería agregar algunos ingredientes a mi plato, pero eso también es arriesgado, ya que se hace una receta con proporciones muy precisas", dijo un inspector en un reportaje de The Independent.

Cada inspector viaja tres de cada cuatro semanas y se aloja en un hotel diferente cada noche. Comen y cenan fuera todos los días, y acaban cada año tras haber pasado por unos 240 restaurantes diferentes. Michelin paga la cuenta del inspector, pero si acuden con un acompañante, éste tendría que pagarse su plato.

Además, hay otro truco: intercambiar inspectores de diferentes países. "Validar un restaurante en un nivel de dos o tres estrellas generalmente requiere visitas adicionales de otros inspectores de otras regiones, quienes aportarán conocimientos especiales a la discusión. Tenemos inspectores que se especializan en cocina coreana, por ejemplo. Un inspector de Corea puede viajar a Nueva York para validar las estrellas de los restaurantes en esta categoría, y también podemos enviar a ciertos inspectores a Corea para avanzar en su comprensión de la cocina local", dice el inspector entrevistado por Forbes.

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