Haciendo un esfuerzo económico mayor o menor, lo cierto es que a todos nos gusta llevarnos a casa unas buenas gambas. Blancas, rojas, de Denia, de Huelva... excelentes, sin duda, pero no son baratas.
A la plancha es, quizá, como más lo disfrutamos mayores y pequeños, aunque, todo sea dicho, cuando ponemos las gambas al calor no solemos darles el trato que se merecen, estropeando a menudo el resultado.
Pero la mayoría no siempre podemos comprar esas estupendas gambas que mencionábamos. En ese caso, siempre tendremos las gambas congeladas. Pero para disfrutarlas hay que saber prepararlas para su consumo, esto es, saber descongelarlas.
Lo primero es que las gambas, al descongelarse, suelten el hielo y el agua que llevan.
Si tenemos tiempo, las sacamos del congelador y dejamos que se descongelen unas 7 horas a temperatura ambiente.
Pero si tenemos que descongelarlas con cierta prisa... las metemos en una bolsa y las pasamos unos 10 minutos bajo agua templada.
Luego podemos hacerlas a la plancha o cocerlas. En este último caso, ponemos agua a calentar. Cuando hierva, echamos sal al gusto. Por cada kilo de gambas, tres litros de agua.
Mientras cocemos las gambas, ponemos en un recipiente agua fría con hielo y sal. Las gambas estarán cocidas cuando suban a la superficie de la olla.
Las sacamos, con una espumadera por ejemplo, y las ponemos en el agua con hielo para cortar la cocción. Con 2 o 3 minutos nos vale.
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