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Niko Sherazadishvili, la gran apuesta que puede romper la maldición del judo español en los Juegos de Tokio

El judoka Niko Sherazadishvili representa a España en los Juegos de Tokio en la categoría de -90Kg.
RFEJ

Apenas hablaba español cuando entró por primera vez en el Club de Judo Brunete. Niko Sherazadishvili (Tiflis, 1996) tenía 14 años y acababa de llegar de Georgia, su país de origen, buscando un lugar donde entrenar todos los días. Allí se topó con Joaquín Ruiz Llorente, 'Quino' -tres veces olímpico-, que pronto descubrió el talento de su pupilo y consiguió pulirlo hasta llevarle una década después a los Juegos de Tokio, donde Niko espera romper la maldición del judo español y colgarse una medalla olímpica después de 21 años. 

La última vez que nuestro país volvió de unos Juegos con un metal en esta disciplina fue en Sidney 2000 gracias al oro de Isabel Fernández. Tras dos décadas de sequía, Niko Shera -como se le conoce para abreviar su impronunciable apellido- parte como gran favorito en la categoría de -90Kg después de ganar el mundial de judo que se celebró el pasado junio en Budapest.

Con solo 25 años, su historial deportivo es impecable. En 2014, año en que consiguió la nacionalidad española, logró una plata en el Campeonato del Mundo junior y, un año después, volvió a subir al pódium como subcampeón. Pero fue en 2018 cuando comenzó a hacer historia al convertirse en el primer judoka español en colgarse el oro en un Campeonato del Mundo en la categoría masculina. 

Bakú fue el escenario en el que se coronó como campeón del mundo por primera vez, algo que hasta entonces solo habían conseguido Isabel Fernández (París, 1997) y Míriam Blasco (Barcelona, 1991). El mejor resultado de España en un Mundial en categoría masculina lo consiguió precisamente su entrenador, Quino, con una medalla de plata 27 años antes.

Hace apenas un mes volvió a repetir la hazaña en Budapest, donde se convirtió en bicampeón mundial al ganar por ippon en la técnica de oro al uzbeko Davlat Bobonov. Lo hizo, además, sin estar al 100% tras pasar la Covid-19, lo que le impidió entrenar un tiempo fuera de casa. 

Pero lo cierto es que estos títulos podría haberlos conseguido con otra bandera, ya que tras los Juegos de Río 2016 y de cara al siguiente curso olímpico recibió importantes ofertas económicas para nacionalizarse en otros países que fueron rechazadas. Su corazón, reconoció en su momento, está dividido entre Georgia y España y, si ya le costó al principio competir en nuestro país, que siente suyo, no estaba dispuesto a nacionalizarse una segunda vez y dejar de lado el lugar donde creció deportivamente.

Japón, cuna del judo, "un extra"

Ahora participa por primera vez en unos Juegos Olímpicos en los que parte como favorito y en un lugar donde conseguir medalla es más especial si cabe: Japón, cuna del judo. El Nippon Budokan de Tokio será el escenario donde se pueda escribir una nueva página de la historia del judo español este miércoles. "Los Juegos Olímpicos, sin importar donde se celebren son siempre importantes, pero que se disputen en Japón supone un extra", reconoció el judoca tras la inauguración de la cita olímpica.

Su mejor arma para subir al pódium se llama uchi mata, una técnica que conjuga un movimiento de pierna y cadera y que, sumado a su metro noventa de altura y a su fuerte agarre por encima de los hombros le hace casi imbatible. Así ganó su primer mundial en Bakú y con esta misma técnica se encontrarán sus rivales. "Siento la presión, como la sentí cuando en 2018 gané mi primer título mundial, pero es necesario sentir esa presión para competir bien. Veo positivamente que la gente crea que puedo ganar la medalla de oro. Es bueno", señaló el pasado viernes.

El primer combate del judoka comenzará a las 4 de la madrugada (hora española) del miércoles contra el representante de Mongolia Altanbagana Gantulga. Alrededor de las 11 de la mañana se celebrarán las semifinales, seguidas de los terceros puestos y, por último, la final, prevista para las 11.50h.