'Vikingos: Valhalla': la temporada 2 asegura nuevas y épicas aventuras, pero no llega a la altura de su primera temporada

La ficción retoma a sus entrañables personajes pero sus tramas son predecibles y carecen de momentos remarcables.
'Vikingos: Valhalla'
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Cinemanía
'Vikingos: Valhalla'

Ha pasado un año desde que Netflix nos presentara a sus nuevos protagonistas vikingos, aquellos que vivieron 100 años después de la muerte de Ragnar (Travis Fimmel), Lagertha (Katheryn Winnick) o Björn Ironside (Alexander Ludwig). En esta ocasión, los hermanos Leif Eriksson (Sam Corlett) y Freydis Eriksdotter (Frida Gustavsson) y el príncipe Harald Sigurdsson (Leo Suter) se enfrentarán a nuevos retos que pondrán a prueba su valor, su amistad y su fe.

Con Jeb Stuart de nuevo a la cabeza del proyecto, la nueva temporada consta de ocho episodios con unas tramas diferenciadas que se desarrollan en lugares históricos como Londres, Kattegat, Nóvgorod y la isla de Jomsborg y reflexionan sobre la lucha de poder, la traición, la pérdida o la religión vikinga.

La temporada 2 de Vikingos: Valhalla entretiene y continúa humanizando y cultivando a estos guerreros, pero no llega al nivel de batalla, estrategia o emoción que tuvo la primera. ¿Te ha gustado esta segunda entrega del spin-off de Vikingos? Te contamos lo que nos ha parecido a nosotros. ALERTA SPOILERS.

La Última de Uppsala

La temporada dos de Vikingos: Valhalla vuelve a tratar el conflicto que abordó desde su inicio: el existente entre los vikingos que siguieron la religión pagana de culto a los antiguos dioses y los que se convirtieron al cristianismo. Los primeros, representados por Freydis, la llamada Última de Uppsala, el santuario pagano que fue destruido, y los segundos liderados por Olaf II (Jóhannes Haukur Jóhannesson) de Noruega, quien aun perdiendo su corona vive con la única misión de cristianizar a todos los vikingos o matar a los que se nieguen.

Jóhannes Haukur Jóhannesson como Olaf
Jóhannes Haukur Jóhannesson como Olaf
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En esta ocasión, la ficción nos presenta la isla de Jomsborg, el último reducto defensor de la antigua fe vikinga, una fortaleza escondida imposible de encontrar y que resiste a la conquista cristiana. Hasta allí llega Freidys, alabada y aclamada por sus líderes Harekr (Bradley James) y Jorundr (Stanislav Callas), quienes la convierten en su gudja (sacerdotisa del templo pagano).

Esta trama de Freidys y los jomsvikings comienza muy lenta, llegando al punto de resultar aburrida. Aunque sabemos que seguramente vaya a pasar algo que disturbe esa paz que se nos presenta, el ritmo y el interés caen inevitablemente y lo mismo pasa con el resto de tramas durante los primeros capítulos. Se agradece ese potente final en el que la heroína se bate con Olaf cuerpo a cuerpo para demostrarle que los antiguos dioses aún tienen mucho que decir.

Vuelve el tándem Harald-Leif

La trama más interesante de esta segunda entrega es la que une al tándem inseparable Harald-Leif con sus nuevos compañeros a bordo de su barco-trineo por el Dniéper desde Nóvgorod hasta Constantinopla, en busca de un nuevo ejército para que el príncipe noruego recupere su corona prometida y derrote a Olaf. Su sentimiento de hermandad y fidelidad sigue intacto, incluso habiéndose separado de su adorada Freydis por el camino.

Ahora, además, encontrarán nuevos compañeros con los que compartir su viaje entre los que destacan la erudita Mariam (Hayat Kamille), quien simboliza el acercamiento de los vikingos al conocimiento y la cultura, o el de Kurya (Tolga Safer), el pechenego invidente desterrado que guía la travesía y que consigue ganarse el aprecio de personajes y público.

Mariam y Kurya en 'Vikingos: Valhalla'
Mariam y Kurya en 'Vikingos: Valhalla'
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Esta parte de la historia incluye unos buenos efectos visuales en cuanto a deshielo del río, cataratas o peleas con los pechenegos, pero no termina de cerrarse, pues nunca vemos a los supervivientes llegar a Constantinopla. También se echa de menos alguna batalla o momento más épico o multitudinario, de los que la ficción escasea en esta segunda temporada.

Tramas predecibles y sin cerrar

De vuelta en Londres, tenemos a una Emma de Normandía (Laura Berlin) que sospecha de los continuos intentos de Godwin (David Oakes) de asesinarla y suplantarla en el trono, y como para no hacerlo. Aunque la reina saca su perfil más oscuro y retorcido a la luz con la tortura de Aelfwynn (Maria Guiver), momento más interesante dentro de esta desanimada trama, todos sabemos que del escurridizo consejero nadie se puede fiar.

Laura Berlin en 'Vikingos: Valhalla'
Laura Berlin en 'Vikingos: Valhalla'
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Y, ¿qué pasa con el rey Canuto (Bradley Freegard), uno de los personajes más carismáticos e interesantes de la primera temporada? Parece que esta vez se ha decidido prescindir del monarca, quien tan solo hace una breve aparición en los nuevos episodios para además no apoyar a su mujer y retratarse como un machito arrogante. Desde luego, una mala decisión de producción y guion.

Esta es una de las tramas que quedan sin cerrar, pues Godwin ya sabe que la reina sabe de sus crímenes gracias a esa declaración de intenciones con el anillo de El Oso. Parece que ambos ya se han declarado una guerra en palacio que tendrá que acabar con la muerte de uno o de otro.

Este conflicto, junto con la llegada del grupo vikingo a Constantinopla, hace que la ficción nos deje con ganas de más, esperando a una nueva entrega de episodios donde todos estos conflictos se resolverían. Parece que Jeb Stuart no teme a las cancelaciones de Netflix, pues ha expresado su intención de cerrar este bloque de historias y tramas interconectadas con una tercera temporada, y tiene en cabeza otro con una cuarta, quinta y sexta. Habrá que esperar a ver qué opinan plataforma, crítica y audiencia.

Con todo, la segunda temporada Vikingos: Valhalla nos trae una nueva historia épica de acción en la que continúa apoyándose en sus fuertes, carismáticos y entrañables personajes para relatar sus tramas y, además, enseñarnos parte de la historia real de esos guerreros que habitaron Europa hace cientos de años.

En esta ocasión se rebaja el nivel de acción, emoción e interés general que nos trajo la primera, que sorprendió y se ganó un buen lugar un año más tarde del final de la aclamada Vikingos. Se han perdido esas incursiones de saqueamiento, esas estrategias de batalla que tanto caracterizaban a estos guerreros. No hay escenas de grandes batallas. Sin embargo, el entretenimiento funciona para todo aquel que quiera una buena historia de aventuras y unos protagonistas cada vez más humanizados.

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