[Este artículo contiene SPOILERS de 'THE PERIPHERAL']
En un panorama tan saturado de propuestas como es el de las series de las plataformas, cuesta hacerse un hueco entre tantas novedades semanales. Menos mal que sigue siendo posible recuperar algunos títulos que han podido pasar injustamente desapercibidos, como es el caso de The Peripheral.
La serie de ciencia ficción protagonizada por Chloë Grace Moretz ha completado una encomiable primera temporada (el final abierto apunta a que habrá continuación) en Prime Video, donde tomó el relevo de El señor de los anillos: Los anillos de poder como gran estreno de los viernes. Aunque esta adaptación de la novela de William Gibson no ha gozado de tanto impacto mediático como la serie ambientada en la Tierra Media, lo cierto es que merecería ser más conocida.
La propuesta de The Peripheral es altamente ambiciosa al tomar como punto de partida la novela homónima de Gibson publicada en 2014 para desarrollar un camino propio que reparte la acción en dos tiempos distintos: en un pueblo de montaña del sureste de EE UU, donde vive el personaje de Moretz con su familia en 2032, y en Londres en torno a un todavía más distópico año 2100.
La conexión simultánea entre ambos tiempos es posible gracias a unos aparatos que permiten a los protagonistas controlar robots (periféricos) con su aspecto. Moretz interpreta a Flynne, quien junto a su hermano exmilitar Burton (Jack Reynor) se ganaba un dinero probando simuladores de realidad virtual hasta que se ven envueltos en una alambicada conspiración que trasciende líneas temporales.
Conexión remota
The Peripheral es el primer título del lucrativo contrato de Jonathan Nolan y Lisa Joy con Amazon. Aunque la pareja solo ejerce como productores ejecutivos, mientras que el escritor y guionista Scott B. Smith (Un plan sencillo, Las ruinas) es el showrunner, la serie tiene innegables rasgos que emparentan su propuesta con lo visto en Westworld, el otro gran título de Nolan y Joy que fue cancelado este mismo año en HBO.
Además del evidente juego con la cronología de los acontecimientos, que en The Peripheral forma parte intrínseca de la narración, hay una evidente fascinación con la representación de un futuro desangelado, tomado por la tecnología punta y la moda de colores oscuros, donde las frontera entre la naturaleza y lo artificial, los humanos y las máquinas, están constantemente desdibujándose. Constantes temáticas muy presentes en ambos títulos como excusa para el espectáculo pirotécnico de acción.
Por desgracia, otro punto de contacto entre The Peripheral y Westworld consiste en el barullo expositivo en el que suelen embarrarse este tipo de narraciones. Cuanto más ambiciosos tienden a ser sus conceptos (y aquí hay unos cuantos saltos de lógica interna con los que lidiar, eso es así), más evidente se hace la incapacidad para transmitirlos desde la construcción de las imágenes sin caer en el apelotonamiento de secuencias donde unos personajes explican el argumento a otros.
The Peripheral tiene una nutrida plantilla de personajes cuya función principal parece ser precisamente explicar cosas a la protagonista para que nos enteremos los espectadores. Desde la rebelde Aelita (Charlotte Riley), cuya búsqueda acaba convirtiéndose en el macguffin de la temporada, hasta el circunspecto Wilf (Gary Carr), pasando por casi cada representante del futuro: Lev Zubov (JJ Feild), Ash (Katie Leung), incluso la villana Cherise (T'Nia Miller) o la fabulosa incorporación tardía de una Alexandra Billings encantada con su papel de inspectora Ainsley Lowbeer.
Quemando cromo
A pesar de esa obsesión por la exposición verbal, donde The Peripheral gana sus galones, y justifica el presupuesto de 80 millones de dólares que han consumido sus ocho episodios, es en las escenas de acción. Contar con Vincenzo Natali como director en cuatro episodios ayuda a elevar el nivel de la puesta en escena, y también a cruzar alguna que otra línea en términos de violencia explícita con la que sorprende encontrarse en un panorama a veces tan manso como el del streaming.
El enfrentamiento a varias bandas entre los protagonistas, los colonos del futuro, le inquietante Instituto de Investigación y los esbirros de un sanguinario cacique criminal local dan pie a construir innumerables secuencias de tiroteos, peleas cuerpo a cuerpo y diversas muestras de crueldad al deshacerse de cabos sueltos en el relato. Es en esos momentos donde The Peripheral saca músculo y, sin pretender compararla con monumentos del dolor físico como Banshee o Gangs of London, consigue impactar.
El otro punto fuerte de The Peripheral es Chloë Grace Moretz como protagonista. La actriz de Kick-Ass hace una de las mejores interpretaciones de su carrera demostrando que puede combinar tanto el rango dramático como la acción física mientras hace cabriolas con el acento sureño de su personaje. Si hay alguien que sea capaz de pegarnos a la pantalla mientras la trama se enmaraña es ella con su vulnerabilidad, mutada en implacable letalidad en cuanto se pone a los mandos de su periférico.
Puede que The Peripheral hubiera tenido mucho más sentido como largometraje cinematográfico en vez de sacrificando su historia compacta al dios de la serialidad, pero ese es el mundo en el que vivimos y podemos concluir que Scott B. Smith ha hecho un buen trabajo pese a la dilatación en ocho entregas de aproximadamente una hora. Como las gigantescas estatuas grecolatinas que purifican el aire contaminado de Londres, The Peripheral es un monumento de dimensiones desproporcionadas que cumple bien su labor de mantenernos enganchados. ¿Para cuándo la próxima partida?
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