
Shonda Rhimes no tiene días libres. Tras triunfar con Los Bridgerton y mantener con vida, durante diecinueve temporadas (y las que quedan), Anatomía de Grey, la prolífica creadora acaba de estrenar en Netflix La reina Carlota.
A modo de precuela, La reina Carlota se remonta varias décadas atrás del universo reflejado en Los Bridgerton, contando la historia de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, reina consorte de Jorge III y a la que, en la serie original, interpretaba Golda Rosheuvel y a la que ahora da vida India Amarteifio.
Como ya ocurriese con Los Bridgerton, la producción de Netflix ha trasladado a sus espectadores a pintorescos palacios y casas de verano, por las que se mueven, como peces en el agua, los desprejuiciados nobles de la ficción. Estas localizaciones no son producto de un croma: existen en realidad y pueden visitarse. Nos acercamos a las más famosas.
La Casa Wilton
En las proximidades de Salisbury (Inglaterra), se levantan los grises muros de la casa Wilton, hogar de los condes de Pembroke desde hace más de cuatro siglos. Desde 1951, sus habitaciones y jardines están abiertos al público, especialmente durante los meses de verano.
Sus salones y comedores pueden resultar familiares al visitante ya que, además de Shonda Rhimes, Stanley Kubrick (Barry Lyndon, 1975) o Ang Lee (Sentido y sensibilidad, 1995) han colocado sus cámaras en las dependencias de los Pembroke, mientras que por sus pasillos, el Jorge III de La reina Carlota se codea con la reina Isabel II de The Crown.
La Casa Belton
Más al norte, a algo más de una hora en coche desde Notthingham, se encuentra la Casa Belton, construida en el siglo XVII para la familia Brownlow, cuya fortuna provenía de la abogacía. Como la Casa Wilton, la mansión Belton es totalmente visitable.
En La reina Carlota, la Casa Belton sirve como residencia del rey Jorge III. Ang Lee también se pasó por esta construcción solariega para rodar Orgullo y prejuicio, que puede ser reconocida en otras series, como La casa desolada (2005), adaptación de la novela de Agatha Christie al frente de la cual estaba Carey Mulligan.
Jardines de Kew

En pleno Londres se extienden los jardines de Kew, 120 hectáreas verdes que ya existían en tiempos de la auténtica reina Carlota, y cuyo crecimiento y desarrollo favoreció esta en compañía de Jorge III. Las escenas en las que Lady Dansbury y Lady Bridgerton toman el té en la serie están rodadas aquí.
Palacio de Blenheim
Debido a que Shonda Rhimes no obtuvo permiso para filmar en el Kew Palace, junto a los jardines botánicos, el equipo de rodaje tuvo que trasladarse hasta el palacio de Blenheim (próximo a Oxford) para grabar las escenas en interiores.
Este edificio de estilo barroco, cuya belleza se estimaba superior a la del palacio de Versalles y entre cuyos muros nació Winston Churchill, es empleado en la serie como residencia principal de Jorge III.
Palacio de Hampton Court
De vuelta a Londres, el palacio real de Hampton Court se disfraza del palacio de Saint James en La reina Carlota. El palacio de Hampton Court se descompone en dos construcciones distintas, siendo la primera, de época Tudor, la que aparece en la serie de Netflix.
Otros directores que han visitado el palacio de Hampton Court han sido Yorgos Lanthimos (La favorita, 2018) o Guy Ritchie (Sherlock Holmes: Juego de sombras, 2011).
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