En el álbum de la crónica negra nacional, el crimen de la Guardia Urbana ocupa una de sus últimas páginas. Su sentencia se dictó hace apenas seis años y, como ya ocurriera con las que inspiraron la miniserie Padre Coraje o la película El caso Almería, la industria del audiovisual en España no se ha demorado con su adaptación. La compañía responsable ha sido Arcadia Motion Pictures (detrás de títulos como As bestas o Blancanieves), y la distribuidora, Netflix.
Desde el 8 de septiembre, los ocho capítulos que componen El cuerpo en llamas están disponibles en la plataforma. Tratándose de un estreno, sus números fuera de España no están siendo los esperados: a El cuerpo en llamas apenas le llega para entibiar un cuarto puesto entre lo más visto internacionalmente, por debajo de Un lugar para soñar, Mi dulce niña y One Piece.
Sin embargo, la apuesta de Netflix aún podría haber salido peor, ya que la mujer a la que interpreta Úrsula Corberó, Rosa Peral, trató de paralizar el estreno de la serie no sólo en una, sino en dos ocasiones.
Un triángulo amoroso, bajo sospecha
Los motivos que llevaron a Rosa Peral a interponer una denuncia contra El cuerpo en llamas son tan previsibles como el hecho de que, si no quieres saber cómo se resolvió el crimen de la Guardia Urbana, deberías dejar de leer justo en este párrafo.
La serie se asienta sobre un triángulo amoroso cuyos vértices son la agente Rosa Peral (Úrsula Corberó), su pareja (José Manuel Poga) y su exnovio (Quim Gutiérrez). La aparición del cadáver calcinado del personaje al que encarna José Manuel Poga pone en marcha una investigación que se saldará con más de cuarenta años de cárcel, a repartir entre Rosa Peral y su antiguo novio.
Peral está, por tanto, en prisión en la actualidad. Como interna, quiso secuestrar el estreno de El cuerpo en llamas hasta que no hubiera visto la serie y decidiera si esta atentaba o no contra su derecho al honor. La denuncia fue desestimada porque Peral emitió su denuncia en el juzgado equivocado: le correspondía uno emplazado en Vilanova i la Geltrú, donde residía cuando fue arrestada. Su segundo intento, dos días antes de que El cuerpo en llamas llegara a Netflix, tampoco prosperó porque, en esta ocasión, Peral olvidó abonar una fianza previa.
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