Los Premios Emmy 2023 tuvieron tiempo para preparase, pero jugó en su contra. Aplazada la ceremonia desde septiembre del año pasado por las huelgas, la Academia de la Televisión contaba con unos meses extra para intentar que su ubicación en el calendario de premios, justo después de los Globos de Oro y los Critics Choice (premios de cine que también meten cuchara en las series) no pasaran mucha factura en cuanto a fatiga.
Succession, The Bear y Bronca han sido las ganadoras absolutas de esta noche. Pero claro, es que también lo fueron la noche anterior en los Critics Choice y hace una semana en los Globos de Oro. Tres títulos de una calidad tan indiscutible que asusta; no deja casi espacio para la incertidumbre ni la sorpresa. Si acaso, para preguntarse qué lleva a considerar a Succession un drama y a The Bear una comedia, aunque lo de la rectitud en las categorías nunca fue una especialidad de los Emmy.
Succession se despidió por la puerta grande con su última temporada. Refrendada como mejor drama por tercera vez y segundo año consecutivo, queda claro que ha sido la sucesora de Juego de tronos para HBO. Muy merecidos premios de interpretación para Matthew Macfadyen (el único que repite) y los debidos a Sarah Snook y Kieran Culkin (le vino bien cambiar de categoría, de reparto a principal). Pero claro, ya los vimos emocionarse al recoger un galardón literalmente la noche anterior.
Lo mismo pasa con The Bear. La serie de Christopher Storer está llamada a arrasar en esta y futuras galas de premios como nueva favorita de los académicos de forma tan clara que ver a Ayo Edebiri o Jeremy Allen White recoger sus estatuillas sabe a trámite, cuando debería ser todo lo contrario. Es como que Jennifer Coolidge (por The White Lotus) y Quinta Brunson (por Colegio Abbott) sumen una más a su colección; tan previsible como que Rhea Seehorn se vaya de vacío tras seis temporadas excelsa en Better Call Saul.
Bronca también puede acaparar merecidamente la categoría de miniserie (salvo por ese auténtico mirlo blanco que es Paul Walter Houser en Encerrado con el diablo), usando como caña de pescar premios y prestigio para Netflix el talento de Lee Sung Jin, Steven Yeun y Ali Wong (más la producción de A24 detrás). ¿Qué queda entonces? Intentar revivir un pasado un poco más variado.
Los Soprano, Cheers, Ally McBeal, Anatomía de Grey, Juego de tronos, Todo en familia, American Horror Story y hasta Te quiero, Lucy recibieron algún tipo de tributo, ya fuera reuniendo a algunos de sus protagonistas o vía reinterpretación sobre el escenario. Los Emmy celebraban su edición 75, un número lo bastante impresionante y redondo como para darse un homenaje histórico, si bien tanta celebración corría el riesgo de abarcar demasiado sin concretar nada.
Si hasta, ya puestos a que era 15 de enero, se conmemoró el Día de Martin Luther King Jr. con las imágenes de la retransmisión televisiva de su discurso más famoso. Una fuerza discursiva que, desde luego, sí que parece venida desde otro tiempo. Al reverendo no le podría haber hecho callar la madre del presentador, Anthony Anderson, quizás la MVP de la gala por su buena mano para poner coto a los discursos de agradecimiento.
Así, entre Barry White en los baños mixtos de Ally McBeal, la presencia totémica de Carl Reiner o Carol Burnett sobre el escenario, la panda de Cheers compartiendo línea temporal con la de Colgados en Filadelfia, se puede concluir que los Emmy del 75 aniversario dieron presencia al legado irregular de estos tres cuartos de siglo de producción catódica masiva.
Justo cuando David Chase ha certificado la defunción de esa etapa de calidad auspiciada por Los Soprano y subsumida en las plataformas y la peak TV. Una aparente saturación de sobreproducción que solo deja tres series para premiar: Succession, The Bear y Bronca.
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