Hace diez años Steven Spielberg dijo que Hollywood sufriría una implosión cuando varias películas de presupuesto holgado, en torno a los 250 millones de dólares, se estrellaran en taquilla. Hoy recordamos sus palabras cuando la huelga de actores y guionistas paraliza a la industria, y esto coincide con una racha muy mala para los blockbusters: Elemental o Indiana Jones y el dial del destino, cuyo presupuesto ronda o supera esa cifra, se la están viendo y deseando para poder igualar la inversión.
Pero es que el problema va más allá. La burbuja de streaming en la que tanto habían confiado las majors propulsadas por la pandemia apunta a haber explotado, como demuestra la eliminación de contenidos del catálogo para desgravar impuestos y la decisión de Bob Iger, CEO de The Walt Disney Company que acaba de confirmar la prolongación de su longevo mandato, de frenar el ritmo con el que se están produciendo series para Disney+. Sobre todo aunadas bajo el paraguas del Universo de Marvel, y proclives a costar millonadas.
Desde finales de junio cada semana tenemos un nuevo episodio de Invasión secreta en Disney+, pero la audiencia está siendo bajísima. Es la segunda peor de una serie de Marvel al superar por poco a Ms. Marvel, quedándose lejos de los 2.5 millones de espectadores que congregó Loki o los 1.8 millones que reunió Caballero Luna. Se pensaba que Invasión secreta fuera a tener mucho más éxito pues adapta un conocido arco de los cómics (esa invasión de los Skrull a la tierra haciéndose pasar por distintos personajes) y tiene en su reparto a grandes estrellas: Olivia Colman, Emilia Clarke o Samuel L. Jackson.
Jackson vuelve como Nick Fury, personaje asimismo muy querido, pero lo grave de Invasión secreta no es tanto la baja audiencia como su insensato presupuesto: Forbes recoge que los costes de rodar la serie llegaron a dispararse a 211.6 millones de dólares. Es decir, cerca de los 250 millones donde Spielberg fijaba el peligro, y muchísimo más de lo que cuestan otras series o incluso películas. Es por ejemplo más del doble de lo que costaría una serie igualmente cara como The Witcher, y también supera lo que en el MCU requirió un film como Capitán América.
Este rodaje es una ruina
Invasión secreta consta de seis episodios cuyo presupuesto ha pasado a ser dominio público, al contrario de lo que suele ocurrir con la series de streaming. Los estudios acostumbran a ocultar esas cifras al combinarla con los gastos generales de gestión, pero la cuestión es que Invasión secreta se rodó en Gran Bretaña, en los famosos Pinewood Studios, y al querer acceder a una subvención tuvo que dar a conocer sus finanzas.
Así ha trascendido la cifra, unos 166 millones de libras, mientras que cada episodio costaría 35.3 millones de dólares por hora (27.7 millones de libras): 30 veces el gasto mínimo. Puede sorprender porque el acabado de la serie no es que sea espectacular (Invasión secreta prefiere funcionar como un thriller de espionaje, con la acción al mínimo), con lo que podemos justificarlo en base a los publicitados reshoots que la serie sufrió. Se supone que Invasión secreta iba a terminar de rodarse en abril de 2022, pero meses después Jackson confirmó que había vuelto a Londres para rodar durante un total de cuatro meses.
Se rumorea que los reshoots fueron extensísimos, casi como si la serie tuviera que rodarse dos veces, y de ahí la suma. Invasión secreta no le pone las cosas fáciles a Disney+, que desde su inauguración en 2019 nunca ha terminado de resultarle rentable a la Casa del Ratón. Sin ir más lejos ha registrado pérdidas de 659 millones de dólares solo en el primer trimestre de 2023, comprometiéndose Iger a ahorrar 5.500 millones que se deducirán de limpieza de catálogo y, claro, puestos de trabajadores.
La crisis de la compañía es bien visible justo el año de su centenario, 2023, queriendo celebrarlo mientras acumula los fracasos animados de Lightyear, Mundo extraño y ahora Elemental (por lo menos en EE.UU., a España justo acaba de llegar).
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