El episodio 3 de 'The Last of Us' demuestra que las buenas adaptaciones no necesitan fotocopiar

'Long Long Time' es mucho más que un capítulo bonito.
Murray Bartlett y Nick Offerman en 'The Last of Us'
Murray Bartlett y Nick Offerman en 'The Last of Us'
HBO
Murray Bartlett y Nick Offerman en 'The Last of Us'

En los primeros compases de The Last of Us era fácil vislumbrar a qué se referían las críticas con “la mejor adaptación jamás hecha de un videojuego”. La obra de Naughty Dog había pasado a ser feudo de HBO vía PlayStation Productions, en una rigurosa combinación de activos que implantaban la pátina de respetabilidad. Estrellas de un éxito previo de HBO como Juego de tronos interpretando a los protagonistas. El creador de Chernobyl, experimentado en los ambientes apocalípticos, uniendo esfuerzos con nada menos que el director de los juegos originales. Ya se sabe: no es televisión, es HBO.

Craig Mazin se asociaba con Neil Druckmann y el compositor Gustavo Santaolalla para asegurarse de mantener la lealtad con el videojuego, y una vez llegó el piloto quedó demostrado que esta lealtad era asfixiante. Sin desmerecer las mayúsculas interpretaciones de Pedro Pascal y Bella Ramsey como Joel y Ellie, los minutos iniciales de The Last of Us replicaban diálogos y cinemáticas de arriba abajo, como un pálido reflejo que entregaba una sensación extraña pues no había tanta distancia entre lo que podía ofrecer la ficción televisiva y Naughty Dog, conocido por su enfoque cinematográfico del videojuego.

The Last of Us arrojaba serias dudas sobre la justificación de su existencia, más allá del nicho de mercado que HBO llenaba al hacer llegar una historia de probada eficacia a nuevos consumidores. La tibia corrección de cada uno de sus apartados (a excepción de las interpretaciones) enfatizaba el talante robótico de la ficción, como si su factura hubiera sido desarrollada por entero según Inteligencias Artificiales. Entonces llegó el tercer episodio. Long Long Time.

Tres parejas

Long Long Time recrea el encuentro de Joel y Ellie con Bill según pierden a Tess (Anna Torv) y buscan un coche con el que marchar hacia el laboratorio de los Luciérnagas. Salvo por el hecho de que no lo hace. En el videojuego los protagonistas llegaban efectivamente a un pueblo a las afueras de Boston donde Joel esperaba reunirse con un antiguo socio que le debía un favor. Bill era un survivalista paranoico cuyo carácter chocaba con el de Ellie, dando pie a diálogos mordaces mientras el jugador hacía un poco lo de siempre: enfrentarse a hordas de zombies.

En un momento dado hacía acto de presencia un “hinchado”, el tipo de infectado más temible al que nos enfrentamos en The Last of Us, y además protagonizábamos una intensa refriega con Joel colgado del techo. Hacia el final de la fase nos topábamos con un desconocido ahorcado cuyo descubrimiento alteraba a Bill: estaba en nuestra mano descubrir posteriormente una nota en la que un tal Frank echaba en cara al personaje su insoportable carácter, y lo doloroso que había terminado siendo vivir con él. Más tarde, en el coche de Bill, Ellie encontraba una revista porno de hombres.

Imagen de 'The Last of Us'
Imagen de 'The Last of Us'
Naughty Dog

Así era como, en el videojuego, caíamos en la cuenta de que Bill era homosexual, y que había tenido un romance con Frank marcado por la tragedia. Long Long Time nos presenta igualmente a Bill y Frank, interpretados por Nick Offerman y Murray Bartlett, pero de una forma radicalmente distinta. Lo que en el videojuego era un golpe de efecto que atinaba a describir a Bill como un personaje aún más sombrío, el episodio dirigido por Peter Hoar (It’s a sin) lo convierte en centro argumental, con Joel y Ellie pasando a ocupar un lugar secundario para, a través de los flashbacks, referirnos la historia de estos amantes.

Los minutos iniciales de Long Long Time parece ser una contextualización de este idilio que troque aún más doloroso su desenlace, estilo cuando pasamos más tiempo con Sarah (Nico Parker) antes de morir en brazos de Joel. Pero el episodio nos sorprende. No hay final trágico. Solo un final, como le dice Frank a Bill en su última cena, “objetivamente romántico”. Bill era, en efecto, una persona huraña, sumida en círculos conspiranoicos y conservadores (la insignia Don’t Tread on Me). Conocer a Frank lo cambió todo. Convivió con Frank durante años y, a diferencia del juego, su romance nunca se echó a perder.

Frank le hizo abrirse, lo que nos lleva a otro gran cambio frente al videojuego: la pareja conoció a Joel y Tess, y los cuatro hicieron amistad a lo largo de los años. Una vez Frank enfermó, Bill asumió que sin él su vida no tendría sentido, y ambos decidieron morir juntos. Bill escribió una nota a Joel en la que le dejaba el coche, su armamento, y le animaba a proteger a Tess: mantenerse junto a Tess del mismo modo que él nunca se había separado de Frank. La escena más emotiva del episodio tiene lugar cuando Joel lee la nota y sale de la casa de Bill y Frank, afrontando un dolor como no había podido afrontar hasta ahora.

Otro fotograma de 'Long Long Time'
Otro fotograma de 'Long Long Time'
HBO

Traicionar para ser fiel

Evidentemente, Long Long Time no es muy fiel al videojuego. Hasta se podría decir que la serie ha traicionado a The Last of Us, pues ha cambiado de arriba abajo la identidad de uno de sus personajes. Ha cambiado el destino de Bill para decantarse por algo mucho más amable, que en el marco global de la serie apunta a ser una excepción para el amasijo de desgracia y violencia que caracteriza el díptico de Naughty Dog. Llegado su tercer episodio, cuando aún quedan seis para concluir la primera temporada, The Last of Us ha cambiado drásticamente los términos de adaptación que suscribía en los dos episodios previos.

¿Qué significa esto? Por un lado, que el binomio Mazin/Druckmann han querido hacer una suerte de statement que parece responder inevitablemente a la campaña de odio que experimentó The Last of Us Parte II en 2020 a causa de la representación LGTBIQ+ y la presencia de cuerpos no estrictamente heteronormativos. Druckmann, que llegó a recibir amenazas de muerte por alguna de sus decisiones en la segunda parte, ha colocado en primer plano una relación homosexual entre dos hombres mayores. Una relación homosexual que, además, se desarrolla en su mayor parte de forma plácida y serena.

Por otro lado, está el hecho de cómo el cambio de Bill y Frank puede llevar a más cambios. Es lo que muestra Long Long Time con la citada escena de Joel leyendo la nota. Al toparse con el consejo de Bill de proteger a Tess, Joel parece asumir el duelo y llorar a su antigua compañera (junto a la que ha pasado años sobreviviendo al apocalipsis) como es debido, tras su muerte en el episodio anterior. El empeño de Bill en que “proteja a alguien” bien podría derivar también en una mayor estrechez hacia Ellie, un afán protector que los jugadores ya sabemos a dónde llevará. O no.

Porque eso es lo más importante. La adaptación de The Last of Us es más bien una expansión: pudimos atisbarlo preventivamente gracias a esos prólogos que daban más detalles sobre el cordyceps, y también a esa mayor indagación en quienes son esos personajes. No obstante, esta expansión también apunta a tener algo de reformulación, o de recreación: el Joel de Pedro Pascal no es exactamente el Joel de los juegos, por ejemplo. Joel se ha contagiado de la imagen mediática de Pascal, y parece ser más sensible que el personaje de Troy Baker.

Joel y Ellie en 'The Last of Us'
Joel y Ellie en 'The Last of Us'
HBO

La posible reescritura de Joel quizá sea solo la punta del iceberg, porque ateniéndonos a lo que propone Long Long Time se puede vislumbrar también un volantazo en el caudal ideológico de The Last of Us. El primer juego mostraba un retrato inmisericorde del ser humano (algo que la Parte II quiso matizar). The Last of Us sostenía que, en un mundo arrasado, el ser humano lo tendría cada vez más difícil para mantener la dignidad y la generosidad, marcado por una violencia indómita y la amenaza de la crueldad.

Long Long Time demuestra, no obstante, que el amor puede prosperar en este escenario. Que, incluso en medio del apocalipsis, se pueden cultivar fresas. Eso es muy importante, y está por ver adónde nos lleva. 

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